Capítulo 57.

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Fiona POV:

Cinco horas antes:

Abrí la puerta del coche y entré al bar a puro empujones. Hoy más que nunca necesito que la suerte esté de mi lado. Caminé hasta la azotea y pude ver una sombra masculina mirando al cielo. Me acerqué a él y como lo supuse aquí estaba.

—Sigues vivo. —Dije detrás de él. Sentía una inmensa felicidad, por fín lo he encontrado.

Se dio la vuelta encontrándose con mis ojos. Me quedé en una posición helada al verle. Sabía que estaba mal pero... ¿esto? Su cabello más bajo de sus orejas, sus ojos apagados, su cuerpo más fornido, su rostro demacrado y ojeras extremadamente evidente. Simplemente no es el mismo Nathan.

—Todo corazón roto sigue latiendo. —Su voz rasposa salió fría y dolida a la vez. Su mirada era tan... distinta, él era distinto... —¿Cómo me encontraste? —Remarcó cada palabra con una voz desconocida para mis oídos. Era como si otra persona estuviera en su cuerpo. Sus ojos destilaban tristeza escondida, furia, odio, rencor. —Lárgate. —Ordenó señalando con sus grandes brazos la salida. —Y si habrés la maldita boca y le dices a alguien donde estoy, juro que te arrepentirás. —Dio un paso delante y yo con los ojos abiertos como dos focos retrocedí dos. —¡Vete! —Gritó con furia. Mis pies temblaban y sudaba las manos como cerdo. Nunca le temí y pensé nunca hacerlo... Pero ahora... Ahora siento pánico verlo así. Las palabras no me salían por más que intentará decir algo. Al ver que no salía ni hablaba caminó a mi con pasos firmes, lo primero que pensé, fue que me mataría. Y lo primero que salió de mi boca, fue lo que le hizo parar.

—Tenemos que hablar. —Paró frente a mi sin expresión alguna. —Por favor, te lo ruego, es importante. —Nunca pensé que estaría suplicando algo. Y aquí me ven con el chico que estuve "saliendo" durante años y al cual aún amo, para hablarle de la chica a la cual él si ama.

—¿Me dirás como me encontraste y para qué me buscaste? Si no es nada de eso puedes irte por donde viniste. —Me dio la espalda y fué hasta una cera y se sentó apoyando su espalda en una pared mientras miraba el cielo.

—Te lo diré. —Caminé hasta él. —¿Puedo sentarme?

—Si te digo que no sé que te sentaras. Has lo que quieras. —Escupió cortante en su misma posición. Como él lo había dicho, tome asiento a su lado.

Me quedé mirándole y pude ver como un collar colgaba de su cuello. Al final de este había una medalla con la letra H. Recuerdo ese collar, y recuerdo que ella tenia una igual con la letra N. El remordimiento comenzó a florecer dentro de mi y las lágrimas estaban a escasos centímetros de salir.

—La extrañas más de lo que imaginé. —Susurré sin apartar la vista.

Dejó de mirar el cielo para ahora mirarme a mi y luego donde estaban posados mis ojos.

—No te importa. —Tomó el collar y lo entró por el cuello de su playera.

—Ella también lo hace. —Volví a susurrar pérdida. —Te extraña como no tienes una...

—Fiona.

—... Idea.

—Fiona. —Escuchaba su voz ser mas dura pero mi mente seguía lejos.

—Y te necesita...

—¡Fiona!

—Ella te necesita. —Sin poder evitarlo, comencé a llorar tal una niña perdida. Las lágrimas brotaban de mis ojos sin parar y mis sollozos se hicieron más grandes. Sentía una opresión en el pecho. Había una voz que me decía que yo era la causante. La ultima vez que me vi llorar de esta manera fue cuando supe que mi madre había fallecido y me quedé sola con papá. La culpa no salía de mi y es que no puede salir porque es mi culpa. Sé que no lo soy del todo pero si no hubiese ayudado esto no estaría tan avanzado.

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