Capítulo 12.

19.4K 1.2K 54
                                    

-Vamos, Fabio. Solo es un rasguño, no me pasará nada.

-Dije que no. Y no me convencerás.

-Sólo al saco.

-No.

-La cuerda.

-No.

-Pesa.

-Mucho menos.

-¡Necesito entrenar! -Grité provocando que todos me miren mal.

Llevo una hora tratando de convencerlo pero nada, ¿Acaso este hombre no tiene corazón? Según él, la herida puede abrirse. Pero por Dios es pequeñita, dos días más y creo que está como nueva. Quizás exageré pero vamos, necesito entrenar.

No me deja hacer nada, ni siquiera comer hamburguesas porque "contienen mucha grasa y no es bueno para la herida"

-Hayle, no seas insistente. Dije que no. Tu herida...

-Puede abrirse. -Completé por el con voz de robot.

-Si, exacto. -Sonrió como si le agradará mi situación.

-¿Cuántos días debo estar sin entrenar? -Pregunté resoplando.

-Un mes. -Dijo simple mordido una dona.

-¡Un mes! -Volví a gritar alarmada. Otra vez me miraron mal pero no me importa. Fabio se tapó los oídos y fingió quedar sordo. -No puedes hacerme esto. -Siguió sin mirarme. -Necesito boxear. Entiendes, es mi vida. -Dije dramática. Fabio dejó de comer donas y me miró.

-Un mes y punto. -Solté un gruñido y me volte dándole la espalda de brazos cruzados. Si, esto es muy infantil pero es que se está pasando. -Pero... te lo recompensaré con la pelea "Mortal" -Dejé mis brazos caer a mis costados y abrí mi boca con sorpresa. ¿Escuché bien? ¿Dijo la pelea Mortal? Oh, esto es un sueño. Esa es la pelea más famosa, millones de personas van a verla y solo participan los mejores boxeadores. Ahí si se boxea de verdad. Mi sueño siempre fue poder pelear allí. No sólo por la muy pero muy buena cantidad de dinero que te entregan si ganas las peleas y llegas a la final, si no porque el sueño de todo boxeador es pelear allí.

Me giré con la misma impresión y lo vi sonreír.

-Sabía que te iba a gustar. -Dijo agarrandome de los hombros.

-No es una broma ¿cierto? Dime que no porque si no es la broma más cruel de todo el mundo...

-No es una broma, Hayle ¿quieres o no quieres...?

-¡Claro que quiero! -Grité lanzándome a sus brazos y lastimándome la herida pero no me importó, en estos momentos estoy muy feliz. -Por Dios debiera amarte Fabio.

-No, mejor no, tengo en la mira a una mujer de 50 muy adinerada. -Bromeó haciéndome reír y apartarme de él.

-Qué asco. -Fingí una mueca. -¿Cómo conseguiste hacer eso? -Dije refiriéndome a la pelea Mortal.

-Hayle, era un boxeador famoso. -Me recordó rodando los ojos, creo que le pegué esa manía.

-Oh si, cierto. ¿Y cuándo es la gran pelea? -Pregunté emocionada. Dios, ¿Hace cuánto no me sentía así?

-En seis meses. Tendrás suficiente tiempo para curar tu herida y poder entrenar. Que por cierto aún no me has dicho como la hiciste. -Dijo lo último con reproche.

-Un accidente. -Sonreí como una bebé.

Estoy feliz, peleare en Mortal. Mi sueño se hará realidad.

Recuerdo que a los 17 les dije a mis padre que algún día pelearé allí. Quisiera que ellos estén y me vean pelear, pero eso no puede ser por dos razones.

Lifes CrossedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora