Capítulo 41.

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Terminé de acomodar todo en su lugar y luego me di una ducha. Caminé por toda la casa recordando cada momento que viví en ella, no me había dado cuanta ni en que momento mis pies llegaron a caminar y quedar frente a aquella puerta de madera, allí dentro se encuentran cosas de ellos y sé que entrar allí me traería recuerdos dolorosos, su falta de presencia, sus olores mezclados, sus pertenencias. La verdad no sé si estoy lista para esto, pero se que debo dar cada paso y con cada uno de ellos hacerme más fuerte. Tomé la perilla y ya decidida abrir escuché el timbre sonar dejándome a medio abrir. Cerré la puerta nuevamente, caminé por el pasillo para luego bajar las escaleras, el timbre no dejaba de sonar y eso solo lo hacía una sola persona. Abrí la puerta y de inmediato Max entró a la casa como si de la suya se tratase.

-No sé que me sorprende más, el hecho de que estés aquí de vuelta o los pedidos que me hiciste. -Max seguía igual que siempre, su cabello despeinado, ojos mieles llamativos, perfil definido, cuerpo fornido, tamaño grande. Me quedé en silencio, una sonrisa se formó en mis labios. Max dejó salir un bufido rodeando mi cuerpo hasta abrazarme. -Te extrañé tanto, piojosa. -Pegué mi rostro de su pecho abrazando su espalda. -Traje todo lo que me pediste.

Nos separamos yendo hasta una mesa donde subió una maleta.

Max es algo así como un amigo casi hermano. Es el tipo de chico peligroso, su trabajo es hacer cosas ilegales, armas carreras, peleas, todo lo que sea ilegal se resume a Max.

-Hayle. -Levanto el rostro hacia él. -¿Qué está pasando? ¿dónde está Haype? -Bajo la mirada a la mesa. Mi cuerpo se estremece y siento el nudo subir a mi garganta.

-Está en casa. -Respondo. Max dejó salir un suspiro, tomo mi barbilla haciéndome subir el rostro.

-Sea lo que sea, estoy aquí y te apoyaré en lo que sea. -Niego con la cabeza. No le pondré en peligro.

-Muéstrame. -Señalo la maleta pesada sobre la mesa. Max se giró y abrió esta sacando algunas cosas.

-Estas cámaras son de las mejores y ultimo modelo, la programas y tendrás una vista perfecta. Los micrófonos apenas y son visibles, grava todo tipo de voz a la perfección y lo mejor de todo es que parece una mancha oscura antes que un micrófono. -Dijo y dejó los micrófonos junto a las cámaras. -Hay todo tipo de armas cargadas, las menos pesadas son menos original, pero eso no quita que una bala en la cabeza acabe con la vida de alguien, las más pesadas ya sabes que son las originales. -Sacó otro maletín del bolso, dentro de ella hay todo tipo de armas. Sonreí y tomé una del bolso, la cargué y apunte a un lugar de la casa, volví a dejarla en la mesa y miré los micrófonos.

-¿Qué haría sin ti? -Sonrío.

-Ahogarte en problemas. -Responde con orgullo.

-Idiota. -Golpeo su hombro haciéndole reír.

-Debo irme, pero volveré al rato. Asiento en silencio y recuesto mi cuerpo a la pared. -Hayle. -Le miro. -Sabes que puedes confiar en mi. Recuerda que las cosas malas lo hacemos juntos así hayan pasados años seguirá siendo así. -Se acercó y besó mi mejilla, tomó su chaqueta y caminó a la salida. Antes de salir se dio la vuelta y me miró. -Cuando te fuiste no pude decirte cuanto lamento la muerte de tus padres, ellos eran grandes personas, aunque algunas veces quisieran matarme yo les quería mucho. Lamento por todo lo que pasaste. -Trago grueso y asiento una vez.

-Me da gusto volver a verte. -Sonrío sin mostrar los dientes.

-Lo sé. -Sonríe guiñando un ojo. Sale y cierra la puerta.

El sonido de mi celular borró aquella sonrisa que había dejado salir. me levanté de la silla y tomé de la mesa. Antes mis manos temblaban con leer el nombre, pero ahora me siento más decidida que nunca.

Lifes CrossedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora