Capítulo 55.

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Abrí los ojos y de inmediato me obligué a cerrarlos a causa de la luz. Intenté moverme pero un dolor en toda mi espalda me lo impidió. De pronto todas las imágenes pasadas llegaron a mi mente.

Cada latigazo, cada grito, cada risa, cada dolor, cada lágrima. Todo inundó mi cabeza haciendola palpitar exageradamente.

Me tragué el nudo en mi garganta y abrí los ojos. Me encontraba en mi habitación antigua, donde la he pasado desde que estoy en este lugar. Estaba sola, solo con una lampara alumbrando mi rostro.

Acumule fuerzas de mi interior para poder sentarme en la cama. Una lágrima de impotencia salió de mis ojos.

Seguía solo en sostén y pantalón. Sentía mi garganta seca y mi cabeza querer explotar. Quise ignorar el dolor insoportable de mi cuerpo pero es bastante evidente que no podré. Miré la puerta de metal y luego la lámpara.

Me levanté de la cama a como pude y enfoqué el foco de la lámpara hacia la puerta. Cuando estaba directa caminé hasta ella y me puse de espaldas. Solté un largo suspiro y giré mi cabeza hacia el reflejo que me dejaba ver el metal.

Llevé una mano a mi boca y las lágrimas salieron sin permiso de mis ojos.

Estoy marcada de por vida. Estoy destrosada literalmente, tengo sientas de cicatrices abiertas comenzando desde mis hombros hasta el final de mi espalda.

Apreté mi mandíbula con rabia y aparté todo rastro de lágrimas. No soy débil y ahora lo que menos necesito es llorar.

Fuí hasta la manta que me cubre y con ella fuí secando la sangre que podía alcanzar. Cuando vi que ya no podía y estaba débil lo dejé y me senté en la cama.

Estaba sedienta y devastada, mi energía cada vez era menor, las costillas se me iban notando, mi cabello estaba muy largo. Está no soy yo. Nunca me había sentido tan vulnerable.

Pasó al rededor de media hora cuando escuché personas hablar detrás de la puerta y luego de unos minutos esta ser abierta. Vi unos pies empujar la puerta y luego el rostro de Fiona buscar por toda la habitación.

Aparté la mirada casí de inmediato ahora mirando un punto muerto.

Ya no sé si pueda aguantar más dolor físicamente, ya no sé si los golpes me harán daño o ya estoy acostumbrada, ya no sé si debería seguir luchando o dejar que mi muerte llegue cuando quiera.

—Si vienes a torturarme con los golpes o las drogas hazlo rápido. —Mi voz salió tan débil que yo misma no me reconocí.

—Te vez fatal. —La escuché decir. Puedo apostar y tiene una mueca de asco.

—Así me siento. —Me encogí de hombros. Escuché algo ser puesto en la mesa y luego sus pasos avanzar.

—Esta vez fué muy a fondo. —Susurró. Frunci el ceño y la miré. Su mirada observaba mi cuerpo con detenimiento. Había algo en su mirada que desconocía, no se parece a la misma Fiona que me odia. —Date la vuelta. —Ordenó caminado a otro lugar.

—¿Para qué? —Miré en su dirección y la vi sacar cosas de un botiquín de primeros auxilios.

—Voy a curarte.

—¿Qué? —Mi respuesta salió casi al instante. Ella caminó hasta quedar frente a mi. Dejó caer sus hombros en forma de derrota y luego dejó caer unas lágrimas al momento de cerrar sus ojos. No supe que hacer o pensar. No tenía ni la más remota idea de que estaba pasando.

—Perdón. —Susurró sentándose en la cama. Me miró aún con lágrimas en sus ojos y continuó. —Se que ahora mismo parecerá una completa locura... pero necesito hacerlo. Me di cuenta muy tarde de la realidad, estaba tan segada que...  que llegué tan lejos. Se que desde el primer momento en que nos vimos nos odiamos pero juro por mi familia que nunca quise llegar a verte así. —Me señaló limpiando con su otra mano sus lágrimas. —Yo solo quería hacerte demostrar que era mejor... yo solo quería que Nathan me mirara como te miraba a ti. ¿Sabes? Siempre deseé ser su novia, siempre quise que me bese, mirara, abrazara y tocará como lo hacía contigo... Quizás no lo demuestre de la mejor manera pero lo amo. Sé que él nunca sintió esto por mi, solo fuí su chica para sastifacer sus deseos de hombres. Nunca me pidió ser su novia, nunca escuché un te quiero de sus labios. Intenté de todas las formas que sintiera algo por mi pero fallé en todas. Y tú llegaste robandote su mirada, desde el principio lo noté. Él te miraba diferente, justo como yo quería que me viese a mi. Lo escuchaba hablar con Zet lo que sentía por ti, lo decía de una manera tan... especial. Luego me dejó, por ti. Fué donde queria destruirte, quería a Nathan solo para mi y contigo en medio sería imposible. Levin llegó a mi y me propuso destruirte a cambio de que Nathan sea solo para mi y tú solo para él. Y acepté. Luego de un tiempo tú te marchaste, pensé que ese sería el momento donde él me notaría pero no, aun así seguías en sus pensamientos. También lo intenté con la muerte de su padre pero era imposible, él se enamoró de ti. La rabia creció en mi y quería acabarte. Pero luego te veía a ti en estas cuatros paredes y por un momento me permití pensar. Tú no tienes la culpa de nada, no tienes la culpa de que él te ame a ti, no tienes la culpa de que Levin esté obsesionado contigo.

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