Capítulo 23.

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Natanael condujo por unos 20 minutos. Todo el camino la pasamos en silencio.

Llegamos a un lugar que no había visto, de hecho no he visto casi ningún otro lugar que no sea la universidad, el lugar de las carreras, la playa y el parque.

—Este es mi lugar favorito. —Giré mi rostro hacia él. —Cada vez que tengo problemas vengo aquí. —Levantó una de sus comisuras.

—No sabía que tenías problemas. —Él miraba al frente y su mano sostenía el timón. Por un momento dejó de mirar al frente para mirarme a mi.

—Tú no sabes nada de mi. —Abrió la puerta del conductor y salió del auto.

Y quisiera saber más de ti.

La vida de Natanael me es curiosa de saber. Es de padres ricos, estoy segura que desde pequeños a sido así, no le falta nada. Aparte de ser el típico chico problema que todos temen.

Miré al frente, él estaba recostado al frente del auto, sus manos descansaban en sus bolsillos y su cabello se movia a causa de la brisa. Miraba al frente como si fuera la cosa más interesante.

Abrí la puerta del copiloto y bajé del auto. La brisa movió a todos lados la cola de mi cabello y algunos mechones que yacían fuera. Fuí al lado izquierdo de él y me recosté por igual al auto.

Es un paisaje totalmente hermoso, hay un río más delante, arriba se encuentra una gran montaña junto con una pequeña cascada, los árboles totalmente verdes se mueven al compás de la brisa, las aves hacen su típica canción que relajan a cualquiera, y la grama es tan verde como los árboles. No pensé que este pueblo tenga un lugar tan hermoso como este. Recuerdo cuando mi padre nos llevó a un lugar parecido, solo que no había cascada. Sacudí la cabeza porque no quiero llorar aquí, frente él.

—Quiero saber más de ti. —Susurré, él por su parte, sonrió. —Quiero decir... que eres el chico rico, grosero, imbécil y tenebroso, eres interesante.—Levantó una ceja con una sonrisa.

—Rico, grosero, imbécil y tenebroso. —Repite. —¿Algún otro?

—No, por ahora está bien. —Sonreí y mire al frente.

Hubo un silencio, ninguno se molestaba en decir nada. Disfrutaba del paisaje y el viento chocar contra mi.

Natanael llevaba sus manos ocupadas en sus bolsillos, su mirada estaba igual al frente. Era como si en su mente se debatía algo. Él es oscuro, no revela nada, creo en eso nos parecemos.

Vi una pequeña sombra por el rabillo del ojo. Giré mi rostro a mi hombro donde había una mariposa de colores. Sus alas se movían sin volar y sus grandes ojos violeta me miraban con atención. Sonreí y cuando la iba a llevar a mis dedos un recuerdo invadió mi mente:

Flashback:

—Eres como la naturaleza. —Dijo papá con orgullo.

—¿Por qué, papá? —Pregunté con esa voz de una niña de cuatros años.

—Es hermosa y llena de vida. —Me miró y sonrió, tomó una  pequeña mariposa  que se había posado en sus piernas cruzadas. —Tú eres hermosa y estás llena de vida, pequeña.

Tomé aquella mariposa y lo puse en mis piernas.

Estoy llena de vida porque tu estás conmigo. —Dije sintiendo el aire en mi rostro.

Lifes CrossedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora