Capítulo 38.

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El mes pasó de lo más tranquilo. Sin noticias de persona L ni nada que me preocupe más que Nancy. Todos los días es lo mismo: pequeños saludos cortantes de mi parte y miradas tristes de parte de ella. Su barriga ha crecido más, ya son tres meses desde que lleva un ser dentro de ella, todos están ansiosos por saber su sexo, y yo creo ser una de la más interesada aunque lo oculte frente a ellos, Haype me conoce bien y sabe que estoy feliz de que pronto una o un pequeño estará corriendo en la casa y haciendo de las suyas.

Con Natanael todo va cada vez mejor. La confianza que ambos nos tenemos es sorprendente viniendo de las personas que somos. No hay un día en el que no lo extrañe. Los fines de semana vamos al lago donde nos dimos nuestro segundo beso, ya le perdió el temor a lanzarse desde la montaña. Soy feliz, somos felices juntos, no creí estar así nunca pero me he enamorado y amo a Natanael aunque no se lo he dicho con palabras exactas.

Con Carina todo va bien, lo entendió y luego de obligarme a mostrarle todos los mensajes y cartas me prometió no decirle a nadie más.

Fabio premió mi recuperación con una pelea más en mortal donde también la gané.

Los días que no tengo universidad soy obligada a asistir a sus "encuentros" donde están los chicos y las chicas, es algo interesante pasarla junto a ellos, escuchar a Fredk decir sus ocurrencias y a Camil burlarse de él es algo gracioso para los demás.

Miré la hora en el reloj que cuelga sobre la pared blanca y me puse de pies.

-Debo volver antes de que Haype salga como loca a buscarme. -Sonreí imaginadola de esa manera. -Gracias por la invitación, es un gusto pasar tiempos con ustedes.

Todas las semanas tenía un encuentro con Rocío y Michael, a de admitir que son personas agradables y se han ganado mi cariño. Rocío siempre es un amor y Michael un hombre maravilloso. Ya veo el porque Natanael se siente tan orgulloso de sus padres.

-Sabes que siempre eres bienvenida. -Se levantó Rocío y besó mi mejilla con ternura.

-Gracias a ti por venir. -Michael se levantó y me dio un pequeño abrazo no muy apretado. Últimamente se ha sentido más débil y eso aunque lo niegue es notorio.

Me despedí de ellos luego de prometer volver pronto y salí de allí con una sonrisa plantada en mi rostro.

Natanael estaba resolviendo algo en la empresa de su padre para luego ir por mi, dice que es una sorpresa y que me llevará a un lugar.

Conduje a una velocidad un poco normal. Encendí la radio y dejé correr una canción que no había escuchado jamás. Iba concentrada en la carretera hasta que sentí mi celular sonar, lo tomé sin despegar la mirada del frente y luego la desvíe para ver quién llamaba.

Algo en mi se estrujo al mirar el numero privado, sabía quién podía ser y por tal razón no quería atender a la llamada. Hacía un mes que no daba señal de vida, no molestaba con sus llamadas, cartas ni mensajes, hace un mes me sentía bien de no tener que lidiar con L, pensé que ya me había dejado en paz y dejaría de joderme la vida pero no, una vez más estoy en el aprieto y la duda de contestar o no contestar, pero se y siento que debo hacerlo.

Detuve el auto en una esquina y sin temor alguno contesté la llamada antes de que cuelgue.

No hablé, esta vez le di la oportunidad de que inicie la conversación.

-¿Me extrañaste?

Para mi sorpresa, no era una voz a computadora ni editada, era una voz normal, gruesa, fría y burlona. Una voz de un hombre. Decidí que esta es mi oportunidad de poder saber si reconozco aquella voz.

Lifes CrossedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora