Capítulo 22.

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Tenía mi codo apoyado a la mesa y con las palmas de mis manos sostenía mi mandíbula. No prestaba atención a la profesora que ya no es el chico joven y apuesto, ahora es una mujer de unos 40, morena y regordeta que desde que entre me dió mala mirada.

En mi mente no deja de rondar el mensaje que recibí hace una media hora. Natanael, quién estaba frente a mi y notó mi expresión empezó a interrogarme que sucedía, le dije que había olvidado mi libro de literatura en casa y luego me fuí.

Nunca antes nada me había puesto tan pensativa como ese mensaje. No entiendo a que viene eso y quién está detrás de todo. Llegué a pensar que era una broma, pero vamos ¿Quién hace tipo de bromas así?

Si he escuchado una palabra de la loca de la profesora estaría mintiendo. Y parece ser que no se cansa de hablar.

Margot a mi lado no dejaba de hablar pero luego empezó a prestar atención a la clase.

Escuché el timbre sonar, todos parece ser que estaban igual que yo y querían salir corriendo de esta clase.

—¿Tienes más clase? — Preguntó Margot recogiendo sus cosas por igual.

—No, los lunes sólo tomo literatura. —Dije llevando mi bolso al hombro. Margot hizo un puchero poniendo carita de cachorro.

—Vale, esta bien. Luego nos vemos. —Se despidió y luego salí de clase.

Por el pasillo todos iban en su mundo, ignorando algunas miradas seguí mi camino.

Debo ir a entrenar y empezar a buscar los abogados para el caso de Carina.

—¿Podemos hablar? —Me sobresalte al escuchar esa voz a mi lado. —Lo siento. —Sonrió. —¿Podemos hablar? —Volvió a repetir.

Quería habar con él, pero no en este momento. Tengo cosas que hacer.

—Tengo prisa. —Dije sin detener mi paso.

—Seré rápido. —Insistió. Pare en seco y le miré.

—De acuerdo. —Crucé mis brazos en mi pecho.

—Sé que no te fías de mi, quizás crees que soy un idiota...

—Lo eres.

—Si, bueno, eso... el caso es que no te agrado, sé que la primera impresión que te di no fue nada buena. Pero si de algo estoy seguro es que no pienso nada malo contra tu hermana, la quiero, y estos meses que hemos estado juntos la siento ya como una gran parte de mi y... —Dejó de hablar por unos segundos. —Intentémoslo, hazlo por Haype. De todos modos tú y Nathan también acabarán juntos y sería un problema que tú y yo estemos distanciados

—¿Qué te hace pensar que terminaré junto con él?

—El destino ya hablará. —Sonrió con complicidad.

—No creo en el destino, cabeza de tómate.

—¿Cabeza de tómate? —Estupidamente se llevó una mano a su cabeza tomando algunos mechones de  su cabello. —¿No se te ocurrió otro nombre?

Sonreí sincera mostrado todos mis dientes. Debo admitir, que cabeza de tomate no me cae mal, de hecho desde que dijo sus intenciones con Haype dejo de caerme mal.

—Si le haces el más mínimo daño, te cortaré las pe...

—Si, si, entendí. —Me cortó riendo. ¿Por qué nunca me dejan terminar la frase? Eso es fustrante.

—Mucho mejor. —Levanté la mano en forma de despedida y empecé a caminar. —Adiós, cabeza de tomate. —Escuché un gruñido de parte de él. Sonreí y fuí hasta mi coche.

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