Capítulo 51.

12.5K 741 60
                                    

¿Nunca les pasa que en quién menos sospechas es el dueño de tu pesadilla? Todo este tiempo estuve pensando en miles de personas pensando poder averiguar quién era el dueño de mi destrucción, todo este tiempo buscaba pistas para acabar con todo, más nunca pensé que el chico que conozco desde niño era el responsable de todo. Nunca llegué a sospechar de él, y es que nunca lo recordé. Desde la ultima vez que lo vi fué como si de mi borrarán todo de él. Lo recordé aquella vez que llegué por primera vez a la universidad pero luego nada. Y ahora me siento la persona mas estúpida de todos. Harry Levin. Si tan solo tuviera la cabeza bien puesta desde el principio lo supiera. Su voz, su nombre, su acoso de cuando era niña y adolescente, sus palabras extrañas, su manera en la que me miraba. Todo un maniático acosador. Y yo fuí lo suficientemente estúpida para no ver la realidad.

-¿Por qué haces esto? -Me escuché preguntar. A pesar de estar aún mareada fingí no sentir dolor de mis heridas.

-¿Por qué? -Sonríe con ironía. -Toda mi maldita niñez estuve tratando de que juegues conmigo y tú solo me dejabas solo. Yo solo era un niño con interes de jugar con aquella niña de ojos llamativos. El tiempo fué pasando y nos vimos unos adolescentes yo cinco años mayor que tú pero aún así todo seguía igual. Lo mismo pasó en la adolescencia, estuve detrás de ti como un perro tras su dueño, intentaba llamar tu atención pero era invisible para ti. Quería que me notarás, quería tenerte a mi lado pero tú no estabas dispuesta, siempre recibí tus rechazos y cortas palabras frías. Intenté hacer todo para me vieras de alguna manera, joder yo odio el boxeo, pero tú lo amabas, cuando supe aquello intenté amarlo por igual. Me hice boxeador pensando que con aquello me notarías, pero fué todo lo contrario. Recuerdo cual fue te reacción recia y común, te pedí saber que te parecía y tú solo contestaste normal pero nada que ver. Fue donde fuí siendo otra persona. Me prometí que serías mía, no importa que tenga que hacer lo serías. Duré años para poder llegar a donde estoy, ganar poder y ser quién soy. Tú, Hayle, fuiste quién me convirtió en lo que soy ahora. Gracias a ti soy lo que soy. Y ahora, ahora nada nos separará.

Me quedé un largo rato asimilando todo lo que acaba de decir. Si pensaba que estaba loco ahora me convence más. No tengo palabras para decir, por primera vez no supe que decir ante aquella declaración. ¿Todo esto solo porqué lo rechacé? ¿porqué nunca lo tomé en cuenta? ¡Joder era así con todos! Mi irá creció y solo pude decir dos palabras:

-Estás obsesionado. -Mis dientes estaban apretados con fuerza y mis puños podían estar blancos. Harry solo sonrió inclinándose de hombros.

-Eso me dijeron las quince psicólogas que me atendieron durante un tiempo. -No, no era loco, este chico estaba más que demente, no tenía juicio, esto ya era demasiado una persona normal no pude hacer esto. -Tú alimentaste esta obsesión.

-¡Pero si nunca te traté! -Grité ignorando el dolor punzante en mis costillas.

-¡Esa es la razón! -Gritó por igual tomando con fuerza mi rostro. -Esa es la razón. Nunca me notaste, nunca fuí nadie para ti. Tú eres la causante de todo esto. Si tan solo hubieras jugado conmigo y luego saldrías conmigo esto no estuviera pasando. -Sonrió sin aflojar su agarre ahora acercando su rostro al mío. -Toda mi vida me imaginé un futuro contigo, tú siendo mi esposa, tener hijos, ser la típica pareja feliz. Pero lo arruinaste, siempre fuí un idiota para ti.

-Lo sigues siendo. -Escupí con veneno tratando de salir de su agarre.

-Lo sé, pero este idiota tarde o temprano logrará su objetivo. Y te aseguro que será más temprano que tarde. -Sujetó con sus dos manos mi rostro e hizo lo peor que me hubiera hecho: me besó. Sus labios tomaron los míos con brusquedad, mordiendo del inferir al punto de poder cortar de este. Intenté sacarme como pude pero vamos, estoy drogada, golpeada y este hijo de puta es un maldito boxeador. Junté mis labios aún moviéndome para salir de él pero este sujetó con una mano mi herida en el hombro haciéndome abrir la boca en un gemido de dolor el cual fue atrapado y ahogado por los labios de Harry. Sentí la sangre volver a bajar por mi hombro y el dolor aumentar. Estaba devorando mi boca en todo los sentidos, no tenía suficiente oxígeno y ya dolían de lo maltratado que están siendo. Eso me llevó a recodar a Natanael. Nunca me besó de esta manera, siempre fue un beso calido, siempre me trató con delicadeza aún cuando pintaba ser el chico malo. Sentí repulsión y náuseas al sentir su lengua en mi boca y como mordía mis labios como si de una carne cualquiera se tratase. Dejé de forcejear con mis manos para dirigirlas hasta su bolsillo. Esperaba tener suerte y poder encontrar algo en él con que defenderme. Estaba tan concentrado en devorar mis labios que no sintió cuando introduje mi mano en su bolsillo. Una vez en mi vida la suerte se apiadó de mi. Saqué una navaja y al abrirla no tarde en clavarla en su estómago.

Lifes CrossedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora