Capítulo 40.

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Haype POV:

Una vez más escuché el grito de Hayle sonar. Quisiera que todo esto acabara, que sea feliz, que Natanael esté bien, quisiera no verla llorar ni sufrir.

Me aferré a la almohada dejando salir lágrimas silenciosas. Quiero que ella sea feliz.

Esta noche decidí no ir y abrazarla hasta que quede dormida, sé que necesita su espacio por lo que me quedé despierta toda la noche sintiendo las ganas de ir hacia ella, tomarla en mis brazos y decirle aquella palabra que ella siempre me dice cuando estoy mal «Todo estará bien, pequeña»

Las horas pasaban y yo aun no conciliaba el sueño, miré el reloj y este marcaba las 5:16am. A los pocos minutos escuché puertas abrirse y algo arrastrarse por la madera. No le tomé importancia, quizás Marcos saldrá temprano a su trabajo.

Me levanté de la cama y justo en ese momento escuché pasos hacia mi habitación, me acosté rápidamente y cerré los ojos tratando de parecer dormida. La puerta se abrió y los pasos fueron a parar frente a mi para luego sentir la cama hundirse. Su olor llegó a mis fosas nasales y luego su cálida mano acarició mi mejilla. Sentí deseo de abrir los ojos y abrazarla, pero me contuve hasta escuchar lo que quiere decir. Siempre le gusta hablarme mientras duermo igual que como lo hacía mamá.

—Prometo que serás feliz y estarás a salvo. —Su voz era aguda y débil. Sentí un cálido beso en mi mejilla y una gota caliente en ella. Retenía mis lágrimas y las ganas de tenerla en mis brazos. —Estarás en buenas manos, la tía Nancy te adora. —Su voz se quebró y dejó otro cálido beso en mi mejilla, como si temiera a algo o quisiera decirme las cosas con besos. —No quiero que pienses que te abandonaré, porque nunca será así, eres la única luz que ilumina mi vida. Pero no quiero que veas en lo que me convertí. —Pude escuchar como trataba de controlar sus sollozos, más sus palabras me pusieron alerta y me llenaron de temor. Quería preguntarle qué quiere decir con aquello, por qué llora, pero mi pensamientos y mi cuerpo estaban desconectado, no pude hacer nada más que quedarme allí inmóvil. —Te amo, hermana. —No estaba entendiendo nada. Sé que me ama, también la amo ¿por qué habla como una despedida? ¿por qué está aquí a esta hora? Sentí la puerta cerrarse y los pasos alejarse hasta ya no ser mas escuchado.

Abrí los ojos acomulados de lágrimas y fuí corriendo hacia la puerta, bajé con prisa las escaleras y luego la puerta, corrí como si mi vida dependiera de ello hasta estar afuera y ver su auto partir.

Ya estaba teniendo una idea de lo que pasaba pero aún así me negaba a creerlo. Ella no puede hacerme esto, me ama.

Caí de rodillas al suelo dejando salir todas las lágrimas retenidas. No me importó que alguien me viera así. Esto no puede ser cierto, ella no puede hacerlo, me lo prometió.

Sentí unos brazos rodearme y pegarme hacia su cuerpo, por su bulto en el estómago supe de quién se trataba.

—No llores, todo lo hace porque te ama. —Quería creerle pero no pude. Quería dejar de llorar pero me es imposible. Me puse de pies y corrí hacia mi habitación nuevamente dejando a Nancy gritar mi nombre.

Cerré la puerta detrás de mi y me dejé caer al suelo pegada a esta. Enterré mi cabeza en la piernas formando un ovillo. ¿Por qué? ¿por qué la vida es tan injusta?

Esas y más preguntas rondaban en mi cabeza, más mis ojos no dejaban de derramar lágrimas. Cuando sentía que mis ojos pesaban y el oxígeno me faltaba levanté el rostro llevándolo a cualquier lugar de la habitación, en un cerrar y abrir de ojos la vi: una pequeña carta doblada yacía en mi mesita. Me levanté despacio y caminé hasta mi cama, tomé aquella carta y la abrí aproximandome a leer su contenido:

«Si estas leyendo esto es porque yo ya no estoy. Se que tu primer pensamiento será que te abandoné, pero quiero y debes entender que no lo es, yo nunca te abandonaría así tenga que hacer hasta lo imposible por tenerte a mi lado. Pero hay cosas que no sabes, cosas de las que te harían daño saberla.

Lamento no tener el valor sufiencinte de decirte todo esto mirándote a los ojos, pero sé que si lo hacía de esa manera nunca me apartaría y tú no serias feliz.

No tomes esto como una traición de mi parte, sino, como un adelanto de tu felicidad.

¿Recuerdas cuándo éramos pequeñas? Papá nos preguntó que queríamos ser cuando grande. Tú feliz y decidida le dijiste que querías ser doctora para curar de todos nosotros. Más yo le dije que quería ser boxeadora. Papá quizo saber el por qué. Yo mirándote feliz le respondí que cuando ellos ya no estén, yo cuidaría de ti. Tú te lanzaste a mis brazos y dijiste que era tu Super hermana. Papá sonrió y nos abrazó a ambas.

Cuidé y cuidaré de ti siempre. No dejaré que estés en peligro. Por esta razón es mi decisión.

Lo hago porque te amo, Haype, porque eres mi luz, porque eres lo único que me queda de papá y mamá, porque quiero tu felicidad ante todo, porque les prometí a nuestros padres y a ti que siempre yo seré tu protectora. Y es justo lo que hago, te protejo de lo malo así sea que yo me vuelva otra persona.

Recuerda que todo lo que hago, lo hago por la felicidad de todos, por ti principalmente.

Te amo Haype, eres todo para mi... Siempre lo serás, pequeña.»

Terminé de leer con el rostro bañado en lágrimas y sollozando como nunca lo había hecho.

Aferré la carta a mi pecho y me dejé caer en la cama haciendo de mi cuerpo un ovillo más pequeño que todos.

El pecho me dolía y no tenía la mínima intención en silenciar mi llanto.

Me dijo que nunca me dejaría, que no se apartaría de mi.

Mi hermana, la chica con la que crecí y jugué en mi niñez, la chica que me protegía hasta de las hormigas, que cuidó de mi y me defendió de los malos, la que nunca permitió que nada me pase, la que hasta en el peor momento me sacaba una sonrisa, la que quiso ser boxeadora por cuidar de mi, la razón de mi vida se fué y yo no sé que hacer.

Ya no quiero que seas mi súper hermana, ya no quiero que seas mi héroe. Solo quiero que seas mi hermana, que estés conmigo. No quiero que haga todo por protegerme, ya no lo quiero. Solo quiero estar a su lado.

Quiero que me abrace, que me haga bromas. Quiero verla cocinar con amor, quiero verla reír como solo conmigo lo hacía.

Solo quiero a mi hermana de vuelta, pese todo, la quiero a ella. Con peligro o sin peligro, quiero a Hayle de vuelta.

Mi pecho dolía y mis sollozos no se detuvieron. Sentía mi corazón latir con fuerzas y mi garganta doler a causa de un desgarrador grito salir de lo más profundo de mi.

¿Dónde estás mamá? ¿Dónde estás papá?

Mis ojos ardían, mi cuerpo perdió fuerza y un terrible dolor se instaló en mi cabeza.

¿Dónde estás Hayle?

Lifes CrossedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora