Matsuno Omegaverse 2 ||P A U S A D A||

13

Caminaba por los largos pasillos del lugar, en sus manos llevaba consigo un kit de enfermería además de algunas vendas y paños manchados con sangre. El desagrado de estas era muy evidente en su rostro, pero aun así no se había negado en realizar la tarea. ─ ¿Por qué tiene que ser tan animal el muy imbécil? ─ preguntaba al aire, mientras se deshacía de las vendas. ─ Y luego se queja de que sus juguetes no le duran nada ─ decía al aire mientras ingresaba a su habitación.

─ ¿No crees qué es muy temprano para que andes quejándote nessan? ─ pregunto la chica de tez morena mientras continuaba con su tarea de secarse el cabello, ─ Tú misma te ofreciste como voluntaria para ir a limpiar y curar las heridas del nuevo omega ─ intento sonar lo más desinteresada posible, pero a los segundos después su rostro demostraba gran preocupación, pero no se atrevía hablar. Dicho gesto no pasó desapercibido por la castaña de ojos rojos.

─ ¿Deseas preguntarme algo más? ─ dijo de manera intimidanmente... ocasionando que Karako comenzara a colocarse un tanto nerviosa. ─ Quieres saber si está muerto, ¿verdad? ─ vio cómo su hermana tan solo asentía ante su pregunta, provocando que suspirara con resignación... A veces olvidaba que Karako podia llegar a comportarse como una niña pequeña cada vez que llegaba un prisionero nuevo. ─ Pues te alegraras de saber que se encuentra con vida ─ habló como si nada, ─ Posee grandes golpes, además de no sentir sus extremidades.... Parece que el viejo fue más rudo que las veces anteriores ─

─ ¿Puede hablar? ─ pregunto algo asustada. Aun podia recordar lo que le ocurrió a la última omega que estuvo bajo el poder de Tanaka, a la pobre, no conformes de tenerla retenida y violarla entre varios... Decidieron cortarle la lengua, ya que según los que dicen ser sus compañeros, los gritos de ayuda de la chica eran realmente escandalosos.

─ ¡Claro que sí!, su voz esta algo rasposa por haber gritado tanto, pero puede hablar ─ menciono para encarar a su hermana, se le hacía extraño que esta hiciera tantas preguntas relacionadas con el omega, pensó que tan solo se preocupaba por el bienestar de ambas, al igual que ella. ─ Si tan interesada estás del chico, ¿Por qué no vas y le haces una pequeña visita? ... le hará bien una cara amigable para variar ─ dijo con una leve sonrisa. Esto provocó que una gran sonrisa adornara todo el rostro de la morena.

Fue así como Karako comenzó a emprender rumbo hacia la "habitación" ... una vez llegado a su destino, su mano se posó en el picaporte de la puerta, pero al momento en que comenzaba abrirla... a sus oídos llegaron unos sonoros gemidos, además de algunas cuantas suplicas.... ─ ¡P-Para... por favor p-para! ... ¡d-duele, d-duele mucho! ─ suplicaba apenas la voz del omega. Sin pensarlo dos veces, abrió la puerta de un solo golpe... dejando ver al causante del sufrimiento del chico... ─ Koshiro ─ prácticamente escupió el nombre de su compañero. Ni siquiera quería saber el porqué estaba haciendo aquello, pero tan solo basto la mirada suplicante del oji-carmesi para que tomara al peliverde de sus ropas y lo sacara sin siquiera dejarle reclamar.

─ ¡¿Qué crees que haces perra estúpida?! ─ escucho gritar desde el otro lado de la puerta, no le importaba realmente... por más que quisiera entrar, no podia ya que tenía en su poder la llave del lugar. Fue así como toda su atención fue enfocada en el omega que se encontraba desparramado, por así decirlo, en la cama... ─ ¿Cómo te sientes? ─ pregunto un poco más calmada, ─ ¿Ese idiota te hizo mucho daño? ─ volvió a preguntar mientras se acercaba al secuestrado, una vez que poso una de sus manos en el pie de este... vio como de inmediato de alejo, provocando que un gemido de dolor se escapara de sus labios.

─ A-Aléjate... n-no... no me t-toques ─ decía apenas, se podia apreciar el miedo en sus palabras. La escena realmente entristeció a la alpha. Lo que la incentivo a volver a intentarlo... ─ ¡NO ME TOQUES! ─ volvió a gritar ya fuera de si el omega, llevando ambos brazos hacia su rostro, intentando inútilmente de secar sus lágrimas. ─ No me toques, no me toques... ─ comenzó a balbucear.