—Eso depende de lo que digan cuando despierten. Por ahora los mantendremos en las celdas.—la curiosidad no pudo más con Adam y abrió lentamente sus ojos, intentando no levantar ningún sospecha de que estuviera despierto. Inmediatamente se arrepintió.

Estaba tras unas frías rejas y fuera de ellas había lo que parecían dos enanos malhumorados conversando. Al notar que estaba despierto se acercaron a él y lo miraron amenazadoramente.

"Oh oh"

Los enanos abrieron la celda y lo agarraron del cuello.—Al parecer ya despertaste. Nuestro jefe quiere verte.—asintió tratando de safarse de su fuerte agarre, los enanos tenían una inigualable fuerza y Adam pensó que moriría asfixiado hasta que finalmente lo soltaron.

Dejó que el aire entrara a sus pulmones y se levantó, dispuesto a usar sus poderes para salir de allí. Levantó ambas manos y murmuró unas palabras para controlar el aire y hacer que los enanos frente a él salieran disparados como cohetes, pero para su sorpresa no sucedió nada. Miró con confusión a los enanos que al ver su expresión estallaron en carcajadas.—¿Enserio creíste que éramos tan tontos? El brazalete en tu muñeca cancela toda forma de energía o magia que tengas, así que mejor acostúmbrate a ser normal.

—¿Dónde están mis amigos?—preguntó ignorando lo que habían dicho los enanos anteriormente.

—Están con el líder, te llevaremos con ellos.—El más alto, que tenia una barba cafe trenzada y una increíble fuerza para su estatura, lo empujó desde atrás mientras el otro guiaba el camino.

***

Después de llevarlo por centenares de pasadizos y túneles, lo arrastraron frente a lo que parecía la puerta más valiosa del mundo. Tenía gemas incrustadas en los bordes y a sus alrededores y Adam no pudo evitar quedarse con la boca abierta ante esta.
Se puso a pensar y recordó algo que había leído en la Academia sobre los enanos:

Los Enanos son criaturas difíciles de manejar y sus pensamientos difíciles de entender. En sus corazones vive un deseo por las riquezas y una avaricia excesiva por el oro, pero a pesar de parecer estar hechos de la misma roca que adoran, son criaturas gentiles y bondadosas.

"Pues a mi no me parecen para nada amables"

Bufó a la vez que los enanos que en todo el camino no le quisieron decir sus nombres, abrían la puerta.

Una vez dentro pudo presenciar que el salón era gigantesco, en especial para unos enanos. Había un trono que era como diez veces su propio tamaño y Adam se preguntó si el enano líder era tan grande.

Volteó la mirada solo para presenciar a sus amigos de rodillas mirando al suelo, todos tenían un guardia atrás, vigilándolos.

El más alto y de barba café que lo llevaba arrastrando desde la celda, lo obligó a arrodillarse junto a Ingrid, que era la única que mantenía la cabeza alta. Sus miradas se cruzaron y pudo notar en los ojos ámbar de ella, un fuego vivo, que amenazaba con explotar en cualquier momento.

—¡Baja la cabeza!—El enano detrás de ella gritó, forzándola a bajarla una vez más.

—¡No!—Dijo logrando safarse del fuerte agarre de su vigilante.—¡¿De dónde salieron ustedes?! ¡Se supone que los enanos no existen!

El Secreto de los DragonesWhere stories live. Discover now