Capítulo 54

766 58 11
                                    

El día anterior a mi cumpleaños llegó demaciado rápido. Me costó un poco convencer a mi madre en dejarme ir a ver a los chicos, especialmente porque la ciudad en que se encontraban ahora, estaba a nueve horas de la nuestra.

-¿No puedo convencerles de que se queden?- preguntó mi madre con cara de perrito.

-No, mamá he pasado diecisietes cumpleaños contigo, dejale este a los chicos.

-¡Pero son tus dieciocho, es la edad de la madurez!.

Lia se rió sonoramente.

-Aunque Kassy tenga cincuenta nunca será madura -le soltó.

Me senté sobre mi maleta y la fulmine con la mirada. Eran las once de la noche y estábamos esperando el coche que nos llevaría con los chicos.

-Hubiéramos viajado en avión, serían menos horas -se quejó Camille.

-Ya te lo dijeron, es menos caótico que viajar en avión, con el coche llegaríamos directo al hotel -murmuré.

Una bocina me interrumpió, enseguida mi madre y Lia corrieron a la ventana, para ver nuestro medio de transporte.

-Oh por Dios, es hermoso el auto, aunque no veo nada, esta polarizado.

Camille se levantó y tomó sus bolsos.
No pude contener una sonrisa. Estas semanas había estado tan ansiosa por ver a los chicos, y ahora sólo estaba a horas de ello.

-Oh Santísimo Jesús -exclamó mi madre- El chófer es un dios griego.

Puse los ojos en blanco, pero me reí. Tenía que subirme a ese coche o mi madre de seguro se violaria al chofer.

-¡Hora de irnos! -gritó Lia.

El chofer griego, como mi madre le había nombrado, nos ayudó a guardar nuestros bolsos en el maletero.

Decidimos que intercambiariamos lugar cada vez que paremos en alguna estación, ya que al parecer a las tres nos gustaba en asiento del acompañante del chofer.

-Prometan que me llamarán, no importa si es para decir que están bien o por si quieren contarme algún chiste -sollozó mi madre.

-Mamá, nos tenemos que ir.

-Tía, me va a hacer llorar a mi -añadió Camille.

-Oh cierto, te llego correo esta mañana.

-¡¿Qué?! -gritamos las tres.

Por el rabillo del ojo vi que el chofer había pegado un respingo asustado.

-Uy perdón, se me había olvidado.

Salió corriendo a la casa y a los minutos volvió a salir, pero con un paquete en sus manos. Era café y estaba envuelto con demasiada cinta.

Lia lo cogió de mis manos y desesperada rompió la envoltura, era un poco violenta.

-Te demoraba mucho, amiga.

Me entregó la ahora cajita blanca con partes rotas por la fuerza con que Lia había sacado el papel. Levante la cajita y mentalmente rogué para que no fueran otro par de auriculares.

-¡Oh Dios es hermoso!.

-Kassy es muy lindo y tierno -Lia fingió vomitar- Muy cursi para mi.

-Sí -respondí, soltando aire.

Me quedé mirando la pulsera que yacía en frente mío, atónita por un momento. Nunca nadie, ni siquiera mi madre me había regalado alguna joya, era mucho para mi.

7 Días con Got7 [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now