Lost » Negan y tú [Terminada]

17

Cuando despierto a la mañana siguiente Negan no está, lo que ciertamente me alegra porque no habría sabido como actuar luego del revolcón de anoche, y es que aunque no sea nada de qué presumir ni mucho menos de qué estar del todo feliz; solo fue eso y soy lo suficiente valiente —o estúpida— para admitirlo.

O eso quiero creer.

Me visto con tranquilidad y cuando salgo de la habitación ninguno de los hombres que me ve —a diferencia de ocasiones anteriores— me dice nada.

Me dirijo con tranquilidad hacia el comedor, donde entre todos los presentes logro hallar a Negan, como de costumbre sólo, bebiendo lo que parece ser, y a juzgar del dulce aroma que invade mis fosas nasales al acercarme; café.

—Hola —le digo antes de sentarme frente a él.

Cuando sus ojos dan con los míos puedo ver como éstos me analizan, sin embargo no soy capaz de descifrar sus intensiones.

—¿Qué tal? —me pregunta, con tranquilidad, sorprendiéndome.

Le esbozo una sonrisa y apoyándome en la mesa me levanto, sin embargo solo logro caminar algunos pasos antes de que Negan me interrumpa, cogiéndome del antebrazo.

«Actúa como si se interesara»

Elevo las cejas en su dirección y Negan se levanta para luego guiarme de regreso a la habitación en que por la noche nos habíamos divertido.

—¿Qué pasa? —le pregunto y el aprieta los labios antes de cerrar la puerta a sus espaldas.

—No quiero que actúes así.

—¿Así cómo?¿Cómo si me gustaras? —le pregunto, esforzándome por que se oiga convincente.

—Sí —espeta y se lleva una mano al rostro, y solo allí noto que no lleva su bate—, no puedes hacerlo —no hace falta que le pregunte la razón pues el se me adelanta, y obligándome a recargarme sobre la pared vuelve a hablar—; éstas personas me ven como alguien fuerte; como alguien indestructible.

«Ya lo veremos»

—Y dejarán de hacerlo si descubren esto —continúa—, y no puedo permitirlo.

—Estar en una relación no te hace débil —le aclaro. Él frunce el ceño.

—Explícale eso a una tropa te hombres que solo quieren estar al mando —pausa un momento, sin embargo al no verme hablar vuelve a hacerlo él—; no puedo permitir eso.

Paso saliva e intento que sus palabras no me afecten, sin embargo no puedo evitarlo. Quizás porque sé que sus palabras significan que he fallado; que el plan de Jesús ha fallado, o quizás porque si bien puse todas mis fuerzas en no sentir nada al hacerlo aquello no dio resultado y acabé, como bien no quería, metiendo la pata; perdiéndome en el sentir.

En el sentir por Negan.