Lost » Negan y tú [Terminada]

12

Me recargue sobre la pared y dejé escapar un larguísimo suspiro.

Todos los días, desde el incidente de Paula y la supuesta confesión de Negan del porqué estoy aquí, me han parecido iguales. Insignificantes.

He perdido todo, desde las fuerzas hasta las ganas de escapar de éste lugar.

Quiero creer, por más irreal e imposible que suene, que en cualquier momento la puerta de la habitación en que he permanecido encerrada se abrirá y Jesús entrará para llevarme de nuevo a Hilltop. Pero por otra parte sé, aunque sea pesimista, que aquello jamás ocurrirá; que antes de lograrlo le matarán sin consideración alguna.

Creo que estoy perdida.

Creo que no hay modo de escapar.

Cuando la puerta se abre proporcionándome la luz necesaria para que los ojos me ardan me llevo una mano al rostro y desvío la mirada. 

—Levántate, no puedes seguir aquí.

Observo a Negan, creyendo, ingenuamente que me dejará irme a mi hogar. Pero no, está claro que no lo hará.

—Tú me has dejado encerrada, no hay coherencia en tus palabras.

—La puerta ha estado abierta todo éste tiempo _____, siquiera un guardia te limitaba el salir al exterior.

Lo observo con atención, procurando no enseñar cuánto me ha sorprendido.

—«El exterior» no es lo que quiero.

—No empieces con esto, por favor —me dice, y solo me limito a apretar los dientes con fuerza.

—Es que no tiene sentido, no hay razón para que me tengas aquí.

Fuerza el agarre que ejerce sobre mi hombro y puedo verlo, por el rabillo del ojo, fruncir los labios.

Y pienso en dejarme caer sobre el suelo y no moverme más; pienso en coger la navaja que guardo en mi bolsillo y acabar conmigo. Pero no soy una cobarde, y solo un cobarde acabaría consigo mismo. O alguien muy valiente.

Asi que me permito guiarme al exterior y en cuando abre la puerta del complejo la brisa me golpea el rostro.

Respiro hondo.

—Paul está aquí.

La voz de aquél hombre se escucha lejana, como si realmente no estuviera aquí, como si fuera arte de mi imaginación.

Pero no lo es.

Entonces Negan me coge, para mi sorpresa, la mano y me guía a través del lugar hasta un pequeño edificio cerca de los muros de lugar, y sólo ahí me suelta.

—Es para que veas esto como algo bueno.

«Como algo no tan malo»

Frunzo los labios y asiento, permitiéndome observarlo a los ojos.

Sé que sólo hace esto para que me sienta más a gusto. Pero también sé que quizás eso jamás ocurrirá.