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Observo a Negan una vez más y nuevamente a la mujer.

—¿Te moverás o qué? —me pregunta, escupiendo las palabras.

La miro con atención, y, cuando me levanto del sofá y ella se da la vuelta para comenzar a caminar puedo notar cuanto le molesta hacer esto.

Aunque la verdad no sé si le molesta seguir las indicaciones de Negan para llevarme a las duchas o si bien le molesta tener que guiarme a mí.

—¿Cómo te llamas? —le pregunto sin saber exactamente por qué, aunque francamente quizás solo haya sido un impulso para alivianar el tenso ambiente.

—Cierra la boca y camina.

Sus palabras no me sorprenden, sin embargo me hacen preguntarme aun más porqué actúa así.

—No quería molestarte —le digo y ella se detiene de golpe y se gira hacia mí con el ceño fruncido y parte de su anaranjado cabello sobre el rostro.

—Creo que no haz entendido, asi que te lo repetiré por última vez; cierra tu maldita boca si no quieres tener una bala en el cerebro.

Aprieto los dientes para contenerme de responderle.

Ella se gira una vez más y caminamos en un absoluto silencio, a excepción de las suelas de nuestros zapatos al chocar contra las baldosas de cerámica.

Transcurridos algunos minutos nos detenemos frente a una puerta y ella la abre dejando en evidencia una típica habitación de baño.

Camina hacia un armario en una de las paredes y retira de allí una toalla, la que me entrega con impotencia.

—No tardes mucho, no tengo todo el día —advierte y luego de eso me empuja para adentrarme aun más a la habitación y salir de la misma cerrando la puerta a sus espaldas.

Suspiro.


El agua estaba sumamente fría, pero debía reconocer que de cierta forma —obviamente en lo se refiere a higiene; ya sea jabon o champú— estuvo muchísimo mejor que en Hilltop.

Aunque en Hilltop nadie se encuentra gritandome cada diez segundos que me dé prisa mientras intento vestirme lo más rápido posible.

Cuando por fin logro calzarme las botas me observo de reojo en un pequeño espejo junto a la pared y abro la puerta de la habitación.

Entonces la mujer de cabello anaranjado me coge con fuerza del brazo y me obliga a caminar. Y aunque deseo hacerlo; me esfuerzo para no preguntarle a dónde nos dirigimos.

—Harás absolutamente todo lo que te ordene —me dice—, y si intentas escapar te mataré antes de que lo logres.

Me guía durante algunos minutos, y finalmente a salir del edificio en que estamos me obliga a abordar una camioneta, en la que dentro se encuentra un hombre de cabello negro algo largo y junto a él, en el asiento del copiloto, una mujer de avanzada edad fumando un cigarrillo.

—¿Qué debemos hacer con la putilla? —la observo, ella me mira por el espejo retrovisor con una sonrisa.

—Negan ha dicho que la llevemos al C para que ayude con los errantes. 

Me seco las palmas de las manos contra los pantalones y respiro hondo escuchando como continúan hablando.

Y, sinceramente, si en algún momento tuve la más mínima claridad de las intenciones de Negan ahora todas ellas han desaparecido, porque sinceramente no comprendo cómo una persona buena enviaría a otra a limpiar un edificio lleno de muertos con personas que parecen solo querer acabar con ella. Con personas que hablan de como quieren verla gritar pidiendo ayuda para que alguien la salve de morir comida por los muertos.

Pienso en abrir la puerta a mi lado, saltar de ella y correr aunque se detengan y me asesinen; quizás incluso eso sería mejor.

Sin embargo no lo hago. Simplemente me mantengo en silencio durante todo el camino, ideando formas y descartando alternativas de cómo librarme de las depredadoras garras de Paula —la mujer de cabello anaranjado— quién durante todo el camino no ha parado de mirarme de reojo y decir cuán repugnante le parezco y que sólo quiere acabar con esto de una vez.

Y en este instante sólo tengo una cosa clara; tendré que luchar por mi vida como, quizás, nunca antes.

Lost » Negan y tú [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora