Aveces pienso que es un imbécil filósofo con algo de cerebro.

—¿Cómo sabes que es mi pasado?

—Se todo de ti, Elyah. —Dijo con orgullo.

Frunci el entrecejo y me fuí separando de su pecho, subí la vista y lo vi sonreír.

—¿Elyah? —Él sonrió aún más y asintió con la cabeza.

—Tu nombre es Hayle y al revés se escribe Elyah. —Quiero reír pero me contuve.

—Entonces Natanael al revés es Leanatan. —Dije de pronto, lo analicé y fue inevitable no soltar una gran carcajada. —Leanatan. —Repetí aún riendo. —Es como si un maestro te ordene: "Lea natan" o sea puede ser un libro llamado "Natan" —Volví a reír. Natanael me miraba sin expresión alguna.

—No me da gracia y no me gusta mi nombre al revés. —Se cruzó de brazos.

—A mi me da gracia y me gusta como suena al revés. —Hice bailar las cejas. Natanael sonrió y su mirada se volvió aun mas intensa. —¿Por qué sonríes?

—Nunca te había visto reír así, creo que nunca te había visto reír ni sonreír de verdad. –Se quedó observándome detenidamente. –Eres hermosa, Hayle. Me gusta tu risa, tu sonrisa, como se forman tus hoyuelos al reír y tu rostro color rojo cuando ya no tienes aire.

Con Natanael es diferente. No me gusta estar acompañada y con él si, no me gusta hablar y con él si, no me gusta saber la vida de nadie y la de él si, no me gusta reír y con él si, no me gusta llorar delante de nadie y lo he hecho con él, no me gusta que me hablen pero si es él si. Con las personas me siento extraña, odio estar junto a alguien, no socializo, soy fría, a todos los miro mal sólo para que no intente acercarse. Pero todo con Natanael es tan diferente, todo lo que no hago lo hago con él. Y esto aparte de que asusta por lo que puedo pensar también es muy raro. Todo conmigo es raro porque no soy una chica normal de esas que les gusta salir con sus amigos, tener mas de un novio, perder su virginidad con cualquiera, tomar hasta perder el conocimiento, pintarse las uñas y esas cosas. No soy tan femenina, me gusta el boxeo, pelear, romperle la cara a cualquier idiota, no quiero enamorarme, aun soy virgen y odio tener color en mis uñas.

—Quizás ya estoy loca.—Natanael soltó una carcajada ganadose mi atención.

—No lo estás, solo debes admitir que soy irresistible, nadie puede con el sexi Nathan. —Dijo egocéntrico. Sonreí porque acabe de decir una estupidez.

—Ni en tus sueños, señor ego. —Dije levantándome y caminando al frente.

—¿Dónde vas? —Pregunto a mis espalda.

—A lanzarme por la montaña hasta caer al río. —Dije sin detener mi paso.

—¿Qué? —Me sobresalte por su ruido y me di la vuelta. —  Es broma ¿cierto? —Preguntó como si lo que acabé de decir fuera una completa locura.

Bufé y seguí mi camino para escalar la montaña. Pero luego me detuve y me di la vuelta hacia el Natanael con el ceño fruncido y con cara de horror. Sonreí con malicia y di un paso hacia él. —¿No me digas que le temes a las altura? —Él no respondió y eso solo hizo que estalle en carcajadas. —¡Le temes a las alturas! —Prácticamente grité mientras reía. —El chico rudo al que todos temen, de brazos definidos y tamaño enorme, de ojos tenebrosos y cabello reverde ¿le teme a las alturas? —Volví a reír con ganas. Natanael soltó un bufido y se cruzó de brazos.

—Por supuesto que no.

—Demuestramelo. —Le reté levantando la barbilla.

—Si lo hago te daré un beso, y si no lo hago tu me darás uno a mi.

—¿Te diste cuanta que es lo mismo?

—No es lo mismo yo darte un beso a tú darme uno a mi. —Sonrió guiñando un ojo.

—Si no lo haces subiremos una vez más al ring.

—Gopeas fuerte. —Hizo una mueca.

—Sabes pelear y dijiste que lo harías o ¿ya te rendiste? —  Pregunté divertida.

—Por tener tus labios con los mios hago lo que sea. —Caminó en dirección a la montaña.

Traté de evitar sonrojarme pero fue inútil. Le seguí detrás y empezamos a escalar la montaña.

Una vez allí arriba miramos hacia abajo. Desde abajo se ve menos tenebroso, pero aquí arriba cualquiera se arrepiente. Pero como amo la adrenalina no me iré hasta hacerlo. Miré a Natanael quién miraba el lago con los labios fruncido.

—Nunca dejarás de sorprenderme. –Susurró.

Me tomó de la mano, provocando que una corriente cobrará vida en mi cuerpo de solo sentir su tacto siento.

—A las tres. —Dijo y miró hacia abajo. —1... 2... y 3... —Y ya íbamos en el aire con velocidad hacia el río. Solté un grito de emoción mientras caía y Natanael hizo lo mismo. Nuestras manos no se separaron hasta que caímos con presión al agua. Nos hundimos al fondo. Abrí los ojos aún en lo profundo pero no veía a Natanael, giré pero no lo vi, mi vista estaba un poco borrosa por abrir los ojos de golpe. Los segundos iban pasando y Natanael no daba señales. Tuve que subir a la superficie a tomar una gran bocana de aire. Busqué por todo lugar pero no lo veía. Ya mis nervios habían disparado, sentía mi corazón querer salir del pecho.

Volví y me hundí girando a todo lado, nadé a otro lugar pero no lo veía. Iba a girarme pero sentí unas manos tomarme de la cintura y girarme. Natanael estaba sonriendo mientras yo sentía como todo empezaba a darme vueltas, mientras yo pensé lo peor. Empecé a pegarle en el pecho pero estábamos bajo el agua por lo tanto los golpes no eran tan fuerte como quisiera. Me tomó de las muñecas y luego estampó sus labios con los mios. Primero me tomó de sorpresa, quería seguir golpeándolo por ser tan idiota, pero vamos, esto se siente bien. Así que no tuve más que seguirle el beso bajo el agua.








Lifes CrossedWhere stories live. Discover now