—Y siempre estaré contigo. —Me tomó en sus brazos y se puso de piés. —Vamos dentro, tu hermana y tu madre ya han terminado de jugar, deben ir a la cama. —Restregue mis ojos porque ya el sueño me había ganado.

—Te quiero, papá. —Recosté mis cabeza en su hombro.

—Te quiero mi pequeña luz. —Salió de la cabaña y nos adentramos a casa donde ya mi madre y Haype estaban en el sofá. Haype en sus piernas dormida y mi madre acariciandole el cabello. Sonrió en cuanto nos vió y tomó a  Haype en sus brazos. Se acercó a mi y besó mi frente.

—Te quiero cielo. —Dijo al lado nuestro. Le dio un corto beso en los labios a mi padre y luego subieron los escalones para llegar hasta nuestras habitaciones. Nos acostaron en nuestras camas a cada una y luego de besar nuestras frente y dar las buenas noches iban hacia la puerta.

—Quiero ser una boxeadora. —Susurré antes de caer dormida.

Fin Flashback:

—Hayle... —Di un paso hacia atrás. Me había dejado llevar, olvidé todo, olvidé que no quería recordar. Fué como si me trasladará a años atrás y viviera esos momentos una vez más. Me sentía sofocada, como si me estuviera aficciando.

Sangre, muerte, llantos, dolor...

Eso lo pensé en el accidente. No puedo sacarlo de mi cabeza. Sentía mis ojos arder y mi corazón latir a gran velocidad.

—Hayle ¿Estás bien? —Natanael se veía desesperado y la preocupación invadió su rostro.

Fué donde me di cuanta que mi rostro estaba bañado en lágrimas y que mis manos temblaban.

Yo lleve a mis padres a la muerte. Siempre lastimo a los demás.

—Debes alejarte de mi. —Susurré con voz aguda. No sabia porque pero siento que todo el que se cruza en mi camino termina herido. Natanael parecía confundido. Dió un paso hacia mi y yo di un paso atrás. —Yo maté a mis padres, yo hiero a las personas, soy agresiva, pierdo el control, odio poder querer a una persona, no quiero amistades, me gusta estar sola. No soy buena para nadie. —Estaba entrando en pánico, me sentía débil. Solo quería que nadie se me acercara. Pero con todo lo que dije y pensé no aguante y rompí en llanto. Iba a caer pero unos brazos me tomaron y me pegaron a él. Solloce en su pecho, intenté alejarme pero él me tenía rodeada y no aflojaba su agarre. Tomé con fuerza su camisa y dejé las lágrimas salir de mis ojos.

Odiaba sentirme débil, odiaba llorar, odiaba depender de alguien.

—No me alejaré de ti, no eres mala, eres lo más tierno. Eres como un conejo, solo que cuando el conejo no tiene zanahoria se enoja pero que es tierno. Diría que eres como los perros pero los odió. —Dijo Natanael acariciando mi cabello. Mis sollozos se calmaron y no pude evitar curvar una media sonrisa.

—No soy tierna, tierna una ardilla. Y tampoco soy un conejo, preferiría ser un león feroz.

—Salvaje. —Sentí su pecho subir por una sonrisa. —Tú no eres nada de eso que dijiste, quizás no la más tierna pero eres hermosa y buena... No me pidas que me aleje de ti porque simplemente no podre hacerlo. —Suspiro y continuó. —No dejes que los recuerdos te atormenten, todos tenemos pasados malos, pero debemos intentar superarlo.

Lifes CrossedWhere stories live. Discover now