1: No le gustará verme pelear.
2: Están muertos.
Por mi culpa.
Solté un suspiro y me dejé caer junto a Fabio en la esquina del ring.
En eso vi a una chica de unos catorce años acercarse algo tímida.
-Ya estoy aquí. -Dijo mirando a Fabio y luego a mi.
-Oh, perfecto. -Fabio se puso de piés y tomó de los hombros a la chica. -Hayle, ella es Raquel. -Dijo mirándome.
Me encogí de hombros.
-¿Y a mí qué?
Fabio me miro con reproche diciéndome miles de cosas con esa mirada.
-Debes entrenarla. -Dijo como si nada.
Me puse de piés rápido y lo señalé.
-No, no y no. ¿No que mi herida puede abrirse?
-No golpearás, no pelearas en el ring ni nada de los entrenamientos. Solo debes darles las instrucciones y ella las irá practicando, debes elegir otra persona para que algunos entrenamientos se los enseñe y puedan hacerlo.
Me niego a entrenar una mocosa aficionada al boxeo. No, no y no. Nada me hará cambiar de opinión.
-Si no lo haces no pelearás en Mortal.
Bien ¿recuerdan cuando dije que nada me hará cambiar de opinión? Solo era broma.
-Será todo un placer entrenarla. -Estiro los labios en una muy falsa sonrisa.
-Sabía que aceptaría. -Sonrió y me apretó los cachetes.
Definitivamente Fabio no tiene corazón.
....
-Bien, lo estás haciendo bien Raquel. Y Junior debes ser un poco más rápido, si sigues así te dejarán noqueado.
Llevo horas entrenando y tratando de enseñarles las cosas principales como: Los lugares débiles, cubrir bien su rostro, no perder de vista su presa y esas cosas importantes.
Al principio era un desastre total, no sabían como moverse ni como cubrir su rostro: Algo muy importante. Pero luego fue entendiendo y ahora se puede decir que lo hace mejor.
Me recuerda a mi cuando empecé de pequeña a boxear, era un nudo de hilos.
-Es todo por hoy. Lo has hecho bien. -Le dije a la mocosa mientras la ayudaba a quitar sus vendas.
-¿En serio lo hice bien? -Preguntó emocionada.
-Algo es algo. Para ser novata lo hiciste bien. -Respondí cortante y entrando mis cosas en el bolsón.
-Cuando sea grande quiero ser como tú. -Dijo con voz soñadora. Me miró y pude ver sus ojos brillar. -Ya sabes, pelear y tener el mismo carácter. Amo tus peleas. -Sonrió y se sentó en el ring.
-Mejor se como tú. -Cerré el bolsón y lo llevé a mi hombro haciendo una mueca al sentir una punzada en el estómago.
-¿Cómo te la hiciste? -Inquiere.
-No es tu problema.
-¿Peleaste? -Ignoró mi comentario y continuó caminado junto a mi.
-Dije que no es tu problema.
-¿Le pegaste duro?
¿Acaso no habla mi idioma?
Detuve mi andar haciendo que ella también se detuviera.
-¿Qué es lo que quieres? -Pregunté de mal humor. Sonrió. ¿Que es gracioso?
-Saber si le diste su merecido a esa pe...
-Para. -Puse las manos al frente antes de que dijera eso que iba a decir. -¿Quieres saber si le di su merecido? -Ella asintió contenta. -Casi la dejo muerta. -Y dicho eso dejándola perpleja y sin color. Esta vez la que sonrió fuí yo y feliz, empecé a caminar a mi coche.
....
Dejé el auto en su lugar y bajé de el. Fuí a la puerta y la abrí sin llaves ya que estaba abierta.
Entré bajando el bolsón de mi hombro y dejándolo en mis manos.
Fuí a la cocina y tomé mi cena. No pienso cenar junto a los demás. Haype me ignora, Nancy no deja de insultarme y recordarme que fuí la causante de la muerte de mis padres, y marcos... bueno, el se creé mi padre y no deja de hacer preguntas personales.
La tomé en mis manos y empecé a subir los escalones, encontradome en medio camino con Haype y Zet bajando riendo juntos... tomados de la mano.
Haype me vió y luego apartó la mirada, Zet dejó de reír y me miró con una mirada de "Lo siento" Abrí pasos para que ambos pasen y luego terminé de subir.
Entré a mi habitación dando un portazo y lanzando la cena junto con el bolsón al suelo.
Ya hasta el apetito se esfumó.
Quería golpear el saco o mejor aún, a una persona, pero como no tengo un saco en mi habitación, tampoco una persona en frente mío, me lance a mi cama, tomé la almohada y solté un grito de frustración.
Si el mundo no me odia entonces no sé como llamarle a esto.
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Lifes Crossed
ActionA veces pensamos que la vida es injusta... ¿Y quién soy yo para decir que no? La vida cambia en un abrir y cerrar de ojos, como el viento al abrir una puerta, o la lluvia caer... Y quién sabe, quizás como una bala ser disparada. Y mi vida cambió tan...
Capítulo 12.
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