CAPÍTULO 12: El Buen Intento

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El susto vaya que fue tremendo, fue un estruendoso ruido pero afortunadamente no ocurrieron daños, volteo y veo como la mano de Carlos está sujetando la mía. Inmediatamente nos soltamos.

−¿Esas cosas pasan seguido? − Me pregunta

−No tanto, jamás había visto un rayo tan cerca −

Se llegó la hora de salida, y todos nos encontramos guardando nuestras cosas, Carlos por supuesto me espera a que termine de cerrar la mochila para que salgamos juntos del salón. Caminamos juntos por el colorido pasillo.

−¿Viste toda la tarea que tenemos? − le digo

−No sé que está más intensa, si la tarea, o el rayo que cayó hace rato−

−Jajaja yo diría que la tarea −

−Jaja opino lo mismo −

En el camino nos topamos con Suseth, no lo puedo creer con quien viene, con Luis, la Suseth de ayer hubiera estado desmayada o algo peor.

Así que estamos los cuatro, juntos al fin, después de el largo día que tuve ayer. Creo que ya no somos las dos mejores amigas, si no, los cuatro fantásticos, ok no, pero pues ya somos más, y espero que así siga por todo el año.

−Suseth me estaba comentando que su mamá tiene un café − dice Luis −¿Qué tal si nos juntamos ahí? −

−Oye si es cierto, no hemos hablado Luis ya que en el receso estuvimos buscando a Carlos −

−¿Todobien Carlitos?−

−Si, no te preocupes −

−¡Entonces, nos vemos esta tarde! −

Nos despedimos y cada quien parte para sus casas, ellos se van en su camioneta con su personal y yo voy acompañada de Suseth. Más tarde tengo pensado ir a la pastelería a recoger mi bicicleta, luego ya irme al Cafezona, ahí está, tengo la tarde planeada, nada puede salir mal.

Pasan las horas y yo espero ansiosamente en mi casa a que se llegue el momento de salir, todavía es temprano, pero parto hacia allá, espero no encontrarme con Carlos escondiéndose nuevamente, pero no, no es así.

Al llegar a Cafezona, puedo ver que no han llegado, pero ahí anda Suseth atendiendo la barra, me ve y me entreta mi mandil.

−Hay que hacerles algo a ellos antes de que vengan − me dice

−¿Algo como que? −

−No sé, algún postre o algo, vamos a la cocina a ver que podemos hacer, no hay que mancharnos tanto para no vernos mal cuando lleguen −

−Está bien, vamos −

Nos pasamos buen rato cocinando, haciéndoles ese postre, cada vez que se caía la harina, o la mezcla pringaba me daba un susto de no mancharme tanto, tardamos más de lo que pensamos y aún no hemos terminado cuando me asomo y veo que ellos van llegando.

−Suseth, ya llegaron, y todavía nos falta

−Ok, haremos esto, yo los distraigo

−Perfecto − Veo como ella sale y rápidamente enciendo la máquina para que se haga la mezcla. Pero no me acordaba que no servía, así que empieza a girar como loca, parece que tiene vida propia.

Aplasto todos los botones pero no puedo tenerla con ninguna, la máquina gira tan rápido que la mezcla comienza a salir disparada hacia mí, manchándome toda. Jalo una de las palancas porque al parecer esa la va a detener, pero está duro, uso todas mis fuerzas hasta que la rompo, ahora comienza a girar más rápido, total que toda la mezcla sale volando y me deja totalmente empapada. De puro coraje desconecto la máquina por detrás y al fin se detiene.

Salgo de la cocina, llena de huevos, mantequilla y leche por todo el cuerpo, y quien sabe que más, todos los que estaban ahí me observan y se empiezan a reir, volteo a verlos a ellos y me observan también, pero con una cara seria.

La gente empieza a sacar sus celulares para tomarme fotos, me siento tan humillada que salgo corriendo hacia la parte de atrás. Me siento mientras veo todo el desastre que hice, de pronto, veo que alguien entra, es Luis. 

Ella es Mía (LUCAH)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora