CAPÍTULO 7: El Obstáculo

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Todavía falta para que el autobús llegue a nuestro destino, y Carlos está atrás con una fanática que no se ha dado cuenta que tiene a su ídolo enseguida. Intento hacerle señales de que mantenga la calma, él entiende y se aprieta más el gorrito para que se le oculte más el rostro.

Le cambiaría el lugar, pero el vehículo sigue en movimiento y está prohibido pararse hasta que llegue a la parada, vaya la redundancia.

La fanática se quita los audífonos, y guarda su iPod, Carlos inmediatamente se voltea para el lado contrario, yo, sin poder hacer nada, solo observo mientras se me ocurre algo.

−Oye − le dice ella.

Carlos no responde y sigue mirando hacia otro lado.

−¿Tendrás la hora? Mi celular tiene la hora mal −

Sigue sin responder, puedo notar como los nervios aumentan.

−Disculpa, ¿Tienes la hora? −

−Las seis y cuarto − digo yo desde mi asiento.

−Gracias − me responde, un poco disgustada por la ignorada que le puso Carlos.

Estamos a nada de llegar a la parada,¿Por qué tuvo que quitarse ese ipod?

−¿Te sientes bien? − vuelve a hablarle a Carlos, y este solo asiente con la cabeza.

−¿Cómo te llamas? ¿De de donde eres?− las preguntas de ella se intensifican cada vez más y más, Carlos intenta responde con una voz distinta, pero la verdad no le sale, si de por si la tiene toda ronca.

Ya estamos en la misma calle de la parada, el autobús está a punto de llegar, me voy levantando para que Carlos haga lo mismo antes de que lo descubran, y si, me hace caso, se levanta agarrándose solamente del asiento, al igual que yo.

En eso, el autobús da un enorme tropezón, un hoyo que causó la lluvia hizo que se tambaleara muy fuerte, yo estoy a punto de caer pero por suerte me detengo, volteo a ver si Carlos no tropezó y no, se logra detener también, pero esta vez ya no trae el gorro puesto, la sacudida que dio el autobús hizo que se le desprendiera. No quiero ni voltear a ver a la fanática, pero lo hago, está observándolo con un shock en su rostro.

−¡Vámonos!− le grito a Carlos mientras lo agarro de la mano y sin pensarlo corro junto con él a la puerta −Aquí bajamos, ¡Gracias!− le digo al conductor y salimos disparados como correcaminos, volteo rápidamente al autobús y veo que por las ventanas la fanática también se encuentra corriendo hacia la puerta, a pesar de que este ya está avanzando. Ya dejo de mirar y sigo al frente, corro lo más rápido que puedo hacia el salón, de eventos, ni en las clases deportivas había corrido tan rápido.

Llegamos al salón, ambos estamos agitados y paramos a descansar, volteo nuevamente hacia atrás y ya no hay rastro de la fanática.

−Hay que entrar − le digo a Carlos con miedo de que la fanática aparezca de repente.

−No puedo − me dice −Yo no tengo la llave, apenas mi personal −.

−¿Y donde están los demás? − pero que pregunta tan tonta, si estoy viendo que no hay ningún carro estacionado.

Observo que hay una terraza por la parte de atrás, solo habría que subir unas escaleras.

−Bueno, vamos ahí − le intento decir lo asustada que estoy de que vuelva la fanática, pero al parecer el está más asustado que yo e inmediatamente los dos subimos las escaleras y llegamos a la terraza.

Como no había nada que hacer ahí, nos quedamos sentados, mirando el campo verde que brillaba con el agua de la lluvia y la luz del atardecer.

−Ya deben de ser hora de que lleguen ¿no? − le digo a Carlos.

−Nunca llegamos a la pura ahora, siempre pasan cosas, nos surgen contratiempos y así −

−¿Contratiempos como, perderse y quedar atrapados? −

−Que chistosita eres −

−Nomás decía, sabes, eres muy divertido −

−Tu también, la verdad, me has agradado bastante −

−Gracias − quería agradecerle mucho más porque hacía tiempo que nadie me decía eso.

−En la mañana, en la piscina, vi que le estabas pasando tu número a Luis, y bueno....¿Te gustaría dármelo a mi también? −

− ¿Mi número? −

−No, mejor ignora eso, aveces digo estupideces −

−Carlos, claro que puedes tener mi número jaja, amigo de Luis es amigo mío − agarro mi celular para pasárselo.

−Gracias, enserio muchas gracias −

Un ruido nos interrumpe, alguien viene subiendo las escaleras a toda velocidad.

−Es la fanática − le digo −Rápido, escóndete detrás de esas macetas −

Carlos rápidamente intenta ocultarse a como puede en las macetas, mientras que yo busco donde más esconderme, pero no hay nada, además ya es demasiado tarde, he sido vista. 

Ella es Mía (LUCAH)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora