"Un testamento y nata"

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[Canción de Cody y Kira en la multimedia.]

Jace esperaba impacientemente en la sala por la jueza Murphie. También abogada en algunos casos. Letrada y fiscal. Esa señora era multiusos.

La madre de Andrew. Con la que no pasaba demasiado tiempo, y con la que nunca se podían intercambiar más de dos palabras seguidas.

La señora Murphie era la encargada de llevar la herencia y todos esos temas aburridos a los que Jace ignoraba olímpicamente. 

Le había llamado mientras comía. Su tono de voz lúgubre le había hecho salir corriendo de casa. Tan preocupado que dolía.

Ahora esperaba allí. En medio ese salón elegante y lleno de cosas que valían más que su vida.

La puerta del despacho por fin vacilo. El manillar de la puerta se giró hacia abajo.

Calla Murphie se cernía imponente en el marco de la puerta. Su porte regio. Un traje pantalón planchado y refinado perfecto en su lugar. Su pelo castaño suelto rígidamente sobre sus hombros estirados. Unos ojos iguales a los de Andrew se escondían detrás de toda esa formalidad y compostura.

Jace trata de parecer todo lo serio y rígido que puede. Su expresión impenetrable. Sus hombros tensos y alerta.

—Buenas tardes. —le saludó ella.

Jace aclaró su garganta.

—Buenas tardes. —dijo con igual formalidad.

—Joven Pierce. Me alegro de no tener que esperar por usted. Fantástico. —dijo con seriedad.

—Espero que su llamada no sea a causa de un problema por el testamento.

Calla arrugo el gesto mínimamente, y toma asiento enfrente de Jace.

—Con mucho pesar, debo comunicarle que sí que hay un problema. Varios, en realidad.

Jace trago duro. Su cuero cabelludo picando.

—¿Es muy grave?

Calla respiro hondo.

—Estará usted al tanto de los cambios sufridos en el testamento de su abuela. Usted era él máximo heredero. El noventa por ciento del patrimonio de su familia estaba destinado a usted. Como también sabrá, su abuela mandó cambiar todo, y arrebatarle todo. Con el requisito indispensable de casarse para recuperarlo. —Calla suspiro. —Han pasado cuatro meses, y usted sigue sin contraer matrimonio. Es mi deber advertirle de algo realmente preocupante. Desde el día de su nacimiento, una gran suma de dinero de dicha herencia fue gastado en usted. Su manutención, estudios, seguro medico, alojamiento. Todo esto acumula una cuantiosa cifra. Cifra que tendrá que devolver si sigue soltero en el momento del fallecimiento de su abuela, Maddeline Pierce.

Todo el aire es sacado bruscamente de la habitación. Jace se queda sin respiración. Su visión se desenfoca.

—¿Cómo? —grazna.

Calla frunce los labios con algo parecido a la compasión.

—Si no reembolsa todo, deberá ingresar en prisión de inmediato. Sin vacilaciones.

El corazón de Jace esta saltando locamente en su pecho ahora. Destrozando su cuerpo. Destrozándole a él.

—¿La cárcel? ¿la vieja loca quiere meterme en la cárcel?

1. Locas Historias De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora