"Una noche llena de emociones"

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Jace tenía una cita. Una cita importante.
Su futura esposa podía estar en aquella cita.
La sola idea le daba vértigo.

La chica se llamaba Clarise, y era prima de Andrew. Una estudiante de Ciencias de veintidós años.
Tenia buena pinta. Era bonita, y muy alta. Algo que no le gustaba.

Gine era más su tipo. Pequeña, delicada, preciosa y dulce. Pero no existían más Gine's en el mundo, y tenía que conformarse.

Habían quedado en un pub muy ambientado. Estaba hasta los topes.

Todos los chicos le habían acompañado, los muy morbosos.

Gine destacaba entre la multitud. Haciéndole tener ganas de ir y besarla.

Agitó esos pensamientos.

No podía amar a Gine. Sería demasiado complicado.
Ella solo era una chiquilla de diecisiete años. Una chiquilla que podía cambiar de parecer en minutos, y enamorarse de otro. Era algo perfectamente posible.
Después de haber crecido con Kira podía asegurarlo. Las chicas, los adolescentes en general, eran volubles. Estaban confundidos con las hormonas. ¿Quien podía asegurarle que Gine le quería de verdad? Nadie, y no podía arriesgar todo. Su futuro, el de ambos, y el de Lennox. No podía arriesgar. No por una niña caprichosa.

Jace divisó a Clarise cuando entro. Alta como una torre. Le sonrió nada más verle.

, chica, soy real. Pensó él con ironía.
Clarise le dio un beso en las dos mejillas. Dos besos muy efusivos y resonantes.

–¡Eres más guapo en persona! –exclamo la chica.

Jace sonrió.

Ya lo sabía. Quiso decir, pero ella no era Gine. No se reiría y le diría feo. Ella pensaría que era un creído y un superficial. Así que se calló.

–Tú lo eres más. –dijo con una sonrisa.

La chica sonrió cálidamente y le indico que se sentarán.

La cita comenzó.

Pidieron dos mojitos, y nachos. Charlaron, Clarise charlo. Jace estaba mas ocupado mirando a Gine entre el gentío.

Su expresión normalmente alegre y vivaracha, ahora estaba mustia y sin gracia. Sus labios estirados, sin sonrisas a la vista.

Jace se retorcía en la silla. Preocupado.

Como quería decirle que no importaba. Que mañana no le importaría su boda o su novia. Mañana estaría tal vez enamorada de otro. Mañana tal vez le olvidaba, que hoy era una niña inmadura y que no sabia nada de la vida todavía.
Y también quiso estar equivocado. En el fondo de él mismo deseo que ella no le olvidará jamás.

Clarise fruncía el ceño a la mitad de su bebida.

–¿Jace, estas bien? ¿te pasa algo? –pregunto extrañada.

Sus ojos castaños –demasiado parecidos a los de Andrew–, no dejaban de dispararse hacia donde sus amigos –y Gine–, estaban.

–No, lo siento. Todo esta bien. Continua. –dijo Jace.

Clarise continuó hablando.  Contando sus sueños, sus metas ambiciosas, sus relaciones fallidas.

Pero Jace no podía escucharla.

Chicos se acercaban a Gine. Todo el tiempo. Y aunque Cody intentaba apartarlos, no daba a basto. Sho le distraía y los chicos lograban alcanzarla.

1. Locas Historias De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora