"Una profesora herida y Sra. Plastico"

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Jace corría por el pasillo del instituto de Gine.

Estaba todo vacío y silencioso.
Hacia casi una hora que habían terminado las clases.

Él estaba allí por La Señorita Problemas.
Le habían llamado por una pelea que había tenido. 

La puerta del despacho del director por fin apareció.
Una sombra oscura se vislumbraba detrás del cristal.

Jace acelero el paso. Ansioso por llegar.

Abrió la puerta en un estallido, demasiado preocupado para ser educado.

Gine estaba de pie en un rincón. Su oscuro pelo despeinado sobre sus hombros. Su expresión cuidadosa.

El corazón de Jace se detuvo.

Se lanzo hacia ella sin miramientos.

–¡Gine, por Dios! –exclamo.

Ella formo una pequeña sonrisa tranquilizadora.

Jace la tiro a sus brazos como si llevara años sin verla.
Sus manos metiéndose en su pelo, su boca posada en su frente. Cerrando los ojos ante la tranquilidad de tenerla sana y salva.

La tiro hacia atrás, examinando su rostro con ojo critico.
Su mano acariciando su mejilla para confirmar.

–¿Estas bien? –pregunto con ojos brillantes de preocupación.

Gine sonrió mas amplio.

–Estoy perfectamente, Jacie. Tranquilidad. –dijo con voz calmada.

Él hizo caso omiso, y empezó a palpar su brazos, su cintura y su cuello.
Asegurándose de no encontrar lesiones.

–¿Segura...? –empezó ceñudo.

Alguien se aclaro la garganta.

Jace salto de susto.

Sus ojos se levantaron hacia un señor con cara de caballo y una chica de pelo rubio.

–¿Donde esta la señorita Lennox? –pregunto él señor.

Jace alzó las cejas. Por fin reparando en el director.

–Está en Tacoma. Tenia una entrevista de trabajo muy importante.

Él señor fruncio la boca con desagrado.

–¿Y esa entrevista es mas importante que su hermana menor? –espeto.

–Nada es mas importante que Gine, se lo aseguro. –dijo con voz dura. –Pero Lennox ni siquiera estaba en casa cuando me llamaron. Ella hubiera venido sin pensarlo.

–Ya veo. –murmuro entre dientes.

Él director compartió una mirada con la joven rubia.

–¿Y que problema a tenido Gine? –pregunto Jace mirando a la morena de reojo.

Gine se encogió. Su expresión llenándose de tensión.

Él director hizo mal gesto.

–¿Ves a esta señorita de aquí? –pregunto mirando a la rubia.

Jace la miro fijamente hasta que la chica se puso roja.

–Si, señor.

–¿Ves esos arañazos que le recorren el cuello y la mejilla?

Jace entrecerro los ojos para ver mejor.
Las cuatro dioptrías pasaban factura.
Por fin consiguió ver  las lineas rojas.

–Si, señor. –contesto Jace.

1. Locas Historias De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora