16

18.1K 1.1K 71
                                    

Creo que moriré. No puedo respirar. Mi pecho duele. Mis manos tiemblan. Me cuesta hasta mirar hacia la calle. Todo dolor parece intensificarse mientras más me alejo de él. Si muero, lo merezco. No me puedo perdonar dejarlo así. Pero... se le pasará, se olvidará de esto y hará una nueva vida. Será feliz.

Doy tres golpes a la puerta de madera. Siento la lluvia caer sobre mí, tiemblo, muerdo mis labios con la fuerza necesaria para arrancar la piel y sentir el sabor metálico en mi boca. Espero paciente, mi corazón no ha dejado de latir como un loco, estoy asustada. ¿Qué estará haciendo él ahora? Mañana las noticias me lo harán saber.

El sonido del cerrojo se oye y ésta se abre.

—¿Emma?

—¿Sigue en pie tu invitación?

—¡Diablos! Sí, claro que sí, entra de una vez. Tendrás suerte si sobrevives a la fiebre que tendrás luego de haberte mojado de esta manera.

—Gracias. —Asiento e ingreso.

—Veo que has tomado tu decisión... —asiento— así como también no te fue como creías.

—Me dolió tanto, Rich... —alzo los hombros— Pero ¿qué iba a hacer? No puedo condenarlo a esto...

—Es el primer caso que veo en que una mujer sacrifique tanto por un hombre. Nunca vi tanto amor junto —camina hasta desaparecer en el pasillo y a los instantes vuelve con una toalla. Me la tiende y le agradezco—. Es un hombre muy afortunado...

—Solo quiero que sea feliz... es todo.

—¿Tienes idea de lo que un hombre desea que alguien lo ame como tú lo haces? Eres increíble.

Sonrío ante su exageración.

—No quiero reír, Rich. Pero gracias por intentarlo.

—No planeaba hacerlo. Pero me alegra que ocurra. Ven. —Comienza a caminar hacia el pasillo y lo sigo. —Te daré algo de ropa así se seca la tuya. Has tenido un día demasiado difícil como para que ahora se le sume un resfrío.

—————

Ha transcurrido una semana desde que me fui de la casa y desde que lo vi. No me ha llamado siquiera, no esperaba que lo hiciera. Él jamás fue de los hombres que hacen esas cosas durante una pelea. Él actúa frío, calculador y definitivo. No sé cómo está ni tampoco puedo suponerlo.

He llamado a mi madre para decirle todo lo que ha ocurrido y le pedí que fuese a la casa a buscar algo de mi ropa. Le he pagado por adelantado a Richard no sólo por ser mi entrenador, sino también por darme asilo hasta que busque otro hogar para mí. Obviamente él no aceptó, pero debió hacerlo cuando le dije que si no tomaba el maldito cheque lo iba a despedir. Sabe que nunca lo haría, pero ante la duda lo aceptó. Estoy muy agradecida con él. Se ha comportado como todo un caballero y me ha ayudado demasiado.

En estos momentos estoy mirando fijamente hacia el teléfono en mis manos. Ansío por recibir alguna noticia, pero sé que jamás ocurrirá. Él no vendrá a mí, hará que yo vaya a él. Lo conozco demasiado.

—Emma, tu madre está aquí. —Richard se asoma por el pasillo.

—Puede pasar. —Asiento al saber que es lo que quiere oír. Tan solo segundos después, ella aparece en la sala.

—Cariño, he ido a hacer lo que me pediste, pero hubo un problema.

—¿Qué ocurre?

—Dijo que, si querías tu ropa, que vayas tú por ella. No ha dejado que ingrese a la casa siquiera, lo lamento.

Conque esa es tu manera de hacerme volver.

—No te preocupes, veré cómo lo soluciono. Gracias, mamá.

—De nada, pequeña. Tengo que asistir a una reunión en diez minutos. Vendré con más tiempo la próxima. —Dice besando mi frente.

—De acuerdo. Adiós.

Cuando ella se marcha, Richard vuelve a la sala y se sienta a mi lado.

—¿Quieres que vaya por tu ropa? —Pregunta.

—Claro, si es que quieres dejar tu cabeza como paga.

—No, está bien. Supongo que debo enfrentarlo...

—Si me necesitas, sólo llama.

—Gracias, Rich. —Recargo mi cabeza en su hombro antes de encender la televisión.

—————

He permanecido inmóvil frente a la casa por diez minutos seguramente. Verlo nuevamente será una tortura, pero debo recuperar mi ropa y mi equipo. Me he comprado ropa, pero no tanta. Además, necesito entrenar ya que tengo un encuentro la semana que viene. Debo enfrentarlo, debo ser fuerte. Necesito que ahora mismo aparezca la Emma que no ha tenido una pizca de temor al momento de hacer todo lo posible para sacarlo de prisión en el pasado.

Me bajo del auto y camino lentamente hacia el pórtico. Toco el timbre y espero. El aire frío del atardecer se cuela entre mis prendas haciéndome temblar, o es que el verlo cuando abre la puerta es la causa de ello. 

○○○○○○○○○○○○○○○○○○○○○○○○○○○○○○○○○○○

UtopiasAmina


M.H ~Parte 1 -2 -3 ~ [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora