XIII

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"Los labios rojos tienen un precio sucio. Hay muerte en su paraíso"

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Me dejo caer en el sofá y enciendo mi computador. Adelantaré los trabajos pendientes que tengo y ahorraré tiempo. He llamado a Morgan hace diez minutos con intención de organizar una cena, pero lamentablemente está de visita en casa de unos familiares y su hermano se ha ido con ella. Lele pasará el fin de semana con su abuela, Thom irá con su padre a la ciudad por cuestiones de trabajo y definitivamente es un hermoso indicio de que estaré sola todo el maldito fin de semana.

Tuve en mente ir a visitar a mamá, pero al parecer el destino quiere que me pudra en esta maldita casa. Ellos tienen un viaje con unos clientes. Realmente creo que Dios, si es que existe y sabe de mi existencia, se está burlando de mi y me odia.

Christian ingresa a la sala secándose el sudor de su frente con una toalla. Lo miro y lo veo desaparecer en la cocina. Ya han pasado verios días desde que decidió volver. A pesar de los inevitables acercamientos que hemos tenido, las cosas parecen ir mejorando. Ahora sí puedo decir que nos estamos llevando como verdaderos hermanos. Aunque parezco ser yo la que va a romper la poca distancia que luchamos por mantener.

Ya hace un maldito año que nos besamos por última vez y siendo sincera deseo volver a besarlo. Pero no, estamos comenzando de nuevo, no puedo arruinar esto. No puedo caer en eso, no habrá retorno esta vez. Si me dejo llevar, si tan solo me entrego a lo que siento, todo se irá a la jodida mierda.

Suena el timbre y me levanto apartando el portatil de mis piernas. Abro la puerta confiando de que será Dori ya que hoy ha atenido el día libre y conociéndola, seguramente vendrá a echar un ojo por si necesitamos algo. Pero mis espectativas se esfuman al ver un hombre alto, de ojos grises, cabello oscuro y sonrisa amigablemente extraña. Vestido con una camisa celeste y unos pantalones de traje negros, parece una especie de cura/empresario/estafador de ancianos ingenuos.

-¿Hola? -Digo analizandolo.

-Hola. ¿Señorita Vega? -Pregunta mirandome fijamente tratando de transmitir confianza.

-Sí, ¿Y usted es...?

-Oh. -Dice dándose cuenta de que no se ha presentado. -Soy el detective Larry James.

Me muestra su reluciente placa y me pongo rígida. ¿Detective? ¿Qué diablos hace un detective aquí?

¿Tú qué crees?

-¿En qué puedo ayudarlo? -Pregunto cruzandome de brazos.

-¿Puedo pasar? -Pregunta alterando mis sentidos.

Amm... ¿No?

-Claro, adelante. -Sonrío amigable y me hago a un lado dejando que ingrese.

Entramos juntos y él ojea la sala con muy poco disimulo. Le hago señas de que se siente y me siento frente a él en el sofá grande.

-Linda casa. -Dice sonriente mientras apoya sus codos en las rodillas y entrelaza los dedos.

-Gracias. -Respondo sin borrar mi forzada sonrisa, esperando que vaya al grano.

-Verá señorita  Vega, ¿Puedo llamarla así?

-Sí, es mi apellido despues de todo.

-Bien. -asiente y frota sus manos en sus rodillas. -Iré directo al grano. Esoy seguro de que ha oído sobre los asesinatos que han ocurrido en este pueblo hace un año, ¿cierto? -Asiento tratando de no ponerme nerviosa.- Bien, yo soy el que está a cargo del caso.

M.H ~Parte 1 -2 -3 ~ [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora