XVI

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Camino de un lado al otro dentro de mi habitación. Ahora que la adrenalina ha bajado puedo pensar mejor lo que he hecho. Y si, he encubierto -de nuevo- todos los asesinatos que ha cometido Christian. Y no es por haberme sentido intimidada o con temor a ser considerada cómplice, no... en absoluto.

Solo... ¿¡Qué es exactamente lo que quiero!? He hechado a perder otra oportunidad clave para que se haga justicia. He desperdiciado la oportunidad de aliviarles el gran peso que llevan en sus hombros Lele y sus padres.

Esto definitivamente puede ser lo peor que he hecho en mi vida.

Quito mi chaqueta tirandola con frustración a la cama. Vuelvo a caminar en circulos frente a la puerta como si eso me ayudase a remediar todas las mierdas que he hecho.

Detengo mis pasos al sentir dos golpes sobre la madera. Sé que es él y no quiero verlo. No quiero hablarle, ni siquiera quiero saber que ha vuelto. Desde que lo ha hecho todos los problemas parecen volver con él. Y no hablo solamente del detective quien tiene evidente confianza en que es él y lo atrapará. Lo digo también por sentir mi corazón querer escapar de mi pecho de solo saber que está detras de la puerta.

Dejo de pensar y parpadeo varias veces seguidas cuando él abre la puerta y se cruza de brazos al verme.

-Cuando salgas de tu lucha mental, me avisas.

Sacudo la cabeza y retrocedo un paso.

-¿Qué quieres?

-Oh, nada en realidad -alza los hombros y camina hasta sentarse en mi cama- Simplemente que el hecho de que hayas vuelto a casa y no haya venido todo el departamento de policías contigo quiere decir que has hecho las cosas mal.

Sonríe como si eso fuese gracioso, y no se si es por los nervios o por simple auto-defensa que siento mi cara arder de furia.

-¿Vienes a quí a burlarte de mí? ¡Deberías estar agradecido de que estoy salvando tu maldito trasero de ser encerrado de por vida! ¿Sabes lo difícil que es esto para mí? -Mis ojos pican, mis puños se forman con fuerza lastimando mis palmas y él solo me mira con toda la calma del mundo.

Es malditamente desesperante su capacidad de mantener la calma así el mundo se esté cayendo a pedazos.

-No te estoy pidiendo que lo hagas.

-¡Claro que no me lo pides porque sabes que te mereces lo peor de este mundo, imbécil! -Exploto al fin. Temo no poder detener mis palabras, pero estoy realmente tan molesta conmigo misma por no hacer lo correcto.

¡Al diablo el miedo a herirlo con lo que diga! Si debo decirle todo lo que siento, lo haré sin medir las consecuencias.

-Entonces solo deja de involucrarte mas de lo que ya lo has hecho. -Se levanta caminando hacia mi. -Puedo con esto, no necesito que me ayudes. Si tú crees que debo ir a prisión, hazlo. Méteme a la cárcel, tienes todas las cartas a tu favor Emma. Me entrego por ti si es lo que quieres.

¿Qué demonios está diciendo? ¿Acaso sería capaz de entregarse si se lo pido? No puede ser tan fácil. Él no puede ser tan imbécil, no debe hablar en serio.

Frunzo el ceño, no parece estar mintiendo en absoluto. No puedo leerlo.

-¿Qué? -Murmuro para asegurarme de que realmente ha dicho eso.

-Lo que has oido. ¿Quieres que me entregue? Pídelo entonces y lo haré.

Guarda silencio esperando mi respuesta. Realmente habla en serio, o eso es lo que aparenta. Pero lo conozco, él no quiere realmente esto.

-No hablas en serio.

-Sí, lo hago. Pídeme que me entregue y ya mismo te llevo conmigo al destacamento y me entrego delante de ti. -Niego sin poder pronunciar palabra.- No tengas miedo de quedar como cómplice, puedo hacer que seas solo la víctima. Solo pídelo, vamos.

M.H ~Parte 1 -2 -3 ~ [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora