XXXIII

30K 1.7K 410
                                    

Ni Lele, ni Tom, ni Peter, ni Morgan ni mucho menos Evans pudo detenerme.

Pese a los incontrolables deseos que tenía por despedazar a esa mujer que tenía entre sus brazos mi vida, el miedo pudo conmigo. Corrí de allí, empujando a quien se me interpusiera, dejando atrás a mis amigos y mi novio. Caí de rodillas varias veces en el trayecto, ni siquiera recuerdo cómo es que terminé sin mis tacones. Corrí veinte minutos en la fría noche, descalza, con la vista nublada y la extraña sensación de un par de ojos clavados en mi nuca. Incluso en este momento, sola en lo que se supone es la protección de mi hogar, me siento extraña.

El teléfono en mi chaqueta no ha parado de vibrar desde que huí de allí. Ahora mismo no para de generar incomodidad en mí, por mas que suene no pienso atender. Sé que Lele estará preocupada por mi, Evans también, pero no puedo. No puedo ni explicarme a mí misma por qué he reaccionado así, mucho menos se los explicaré a ellos.

Limpio de mis labios la sangre seca que ha brotado de mi nariz en algún momento de la noche sabiendo que es la segunda vez en el día que ocurre, y no me importa. Solo quiero saber qué demonios ocurre conmigo y qué demonios haré con Christian.

Podría tomar en cuenta la opción de Lele y arriesgarme, pero nuevamente el miedo es quien decide por mi.

Me estiro abriendo la canilla de agua caliente y dejo que la bañera se llene conmigo dentro. Quito mi chaqueta y poco a poco mi ropa dejándola en el piso a un lado. El agua le devuelve a mi cuerpo la calidez a medida que alivia el dolor de mis pies lastimados. Esto definitivamente me dolerá en la mañana, las heridas de mis rodillas deben ser curadas. Un pequeño trozo de cristal de alguna botella rota se ha incrustado allí, no tengo idea en qué momento habrá ocurrido, caí más de tres veces en el mugriento piso de ese club.

Dejando pasar algunos minutos e ignorando que el teléfono no ha dejado de vibrar, salgo de la bañera y me enrollo en una toalla para salir del baño y vestirme solo con una remera para dormir.

Mis ojos se desvían hacia la ventana cuando las luces de un auto alumbran la oscuridad en la que me he estado moviendo. Al acercarme veo el auto de Christian estacionarse en el patio trasero. No es extraño que lo estacione allí, creo que solo lo hace cuando ha bebido mas alcohol de lo debido.

Corro la cortina solo un poco cuando las luces del vehículo se apagan y él se baja cerrando demasiado fuerte la puerta. Gracias a las luces encendidas de la piscina lo veo quitarse la remera de mangas cortas, quedando con el torso desnudo en la helada noche. Luce algo frustrado y me arriesgaria a decir que subirá a mi habitación en cualquier momento.

Cuando ya ha ingresado a la casa y no puedo verlo, me giro cerrando las cortinas en el momento y camino hacia mi cama. Las mantas frías erizan los vellos de mi cuerpo cuando me cubro por completo. Haciéndome un ovillo tratando de recuperar algo de calor, espero oír sus pasos viniendo a mí. Pero estos nunca llegan.

Escucho la puerta de su habitación cerrarse y la casa queda en calma nuevamente. Reconozco que estoy algo decepcionda, usualmente él ingresaría a mi habitación luego de no haberme visto por varias horas.

Pero ya nada es igual.

Recuerdo que mi teléfono está en el baño aún y hago un gran esfuerzo para salir de las cálidas mantas e ir a buscarlo. Una vez que lo tengo, vuelvo a la cama mientras veo las 30 llamadas perdidas y los 45 mensajes de whatsapp.

_____________________________________________

Lele:

-¡Emma! Por favor, responde mis llamados.

M.H ~Parte 1 -2 -3 ~ [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora