27. Lo Siento

15 5 1
                                    

Me apresuro a la cocina, confiaba en Jean y no se suponía que escuchara su conversación, así que solo la entierro en mi memoria; me sirvo un vaso de jugo y Jean llego a mi lado.

"¿Llevas mucho esperando Bonita?"

"Sólo llegue hace unos minutos, me di cuenta de que estabas ocupado y vine por jugo".

"Bien, es muy agradable tu amiga".

"Lo sé, todos se volvían locos por ella, pero siempre sólo tuvo ojos solo para Gustavo".

"Estoy seguro que por ti también".

"Tal vez... unos cuantos pero ella tenía algo que yo no".

"Podría dudar de eso Fernanda".

"No en verdad ella era más ¿sociable? ¿Amigable? Tenía desde pequeña un encanto con las personas, muy abierta, ya sabes amiga de todos".

"Pero apostaría mi cabeza a que tú tenías más atributos, entonces y ahora".

"Puede ser..." tomo su cara entre mis manos y lo beso "A veces me reclamaba por qué yo le gustaba a los chicos mayores".

"¿Mayores?"

"Sí, de último año en especial, aunque también me retaba por mandarlos a dar una vuelta".

"¿Y podría saber quiénes son esos chicos mayores?"

"Mi memoria podría fallar ahora".

"¿Podría hacerte recordar?" me toma por la cintura y comienza a besar mi cuello.

Comencé a reír.

"Me haces cosquillas" entonces reí más fuerte.

"¿Te había dicho cuanto te amo Fernanda?"

"Creo que hoy no" solté besando su frente.

"Si es así, te amo, te amo te amo y ¿sabes algo? Podría gritarlo a todo el universo".

"Ven acércate, te diré un secreto".

Jean acerco su oído.

"Hay un hombre, que en verdad me trae a su voluntad y lo amo porque es el mejor de todo el universo; y me hace sentir especial, me da sorpresas increíbles pero creo que aún no sabe que si sólo lo tuviera a él, no necesitaría nada más".

"¿Ah sí?"

"Exactamente, lo amo completamente, su confianza, su caballerosidad, eso me vuelve loca, y si tuviera un deseo sería que nunca me alejara de él".

Me toma en brazos y me lleva hasta su enorme sofá, donde nuestras bocas buscaban encontrarse una y otra vez.

"Podría estar así todo el tiempo" dijo Jean junto a mis labios.

"Yo también Jean, pero podríamos dejarlo para más tarde, claro si no tienes más planes".

"Sin problemas, ¿Qué quieres hacer?"

"Pensaba que podríamos, ver alguna película o serie, comer algo y estar juntos, solo eso pido".

"Deseo concedido, ¿algo en mente para ver?"

"Bueno... quizás no te guste eh pero me gusta esta serie de..." una sonrisa se puso en mi rostro "vampiros".

"¿Vampiros? Te gustan estas series".

"Sí, ¿tienes alguna objeción?"

"Ninguna, solo que si quieres tomar hasta la última gota de mi sangre, me resistiré un poco".

Nuestras risas inundaron el departamento.

"Creo que podría hacerlo".

Pasamos el resto de la tarde viendo la serie que me encantaba, pedimos algo de comer y pasamos la noche juntos.

El lunes por la mañana, volví al gimnasio con las ganas de correr una maratón, mi teléfono había sonado todo el domingo con llamadas de Carmen y durante la semana anterior no había parado de mensajear, que por favor nos reuniéramos. Cuando salí del gimnasio con más energía, como si no hubiese trotado ocho kilómetros, le envío un mensaje diciendo que nos juntáramos en el Mokka en veinte minutos. Mientras caminaba hacia allá hice unas cuantas compras, puesto que sólo faltaban dos días para noche buena.

Fijo la mirada en una de las mesas y camino hasta ella.

"Carmen".

-Fernanda, gracias por venir, no sabes lo preocupada que estaba por ti.

-Estoy, bien, querías hablar conmigo así que empecemos.

-Bien, Fer en primer lugar si sabía de que todo era para ti.

-Pero tu sabias que estaba con Jean...

-Sí, y no sabes lo horrible que me he sentido, estaba al tanto del plan porque Felipe y Enrique me lo contaron pero no sabía que él se pondría de esa manera contigo.

-Aún estoy molesta con Felipe no debía tratarme así, yo jamás le he dado esperanzas a nadie y mas encima llego Jean, no sabes lo desesperante que fue tener a Felipe besándome de esa forma tan bruto.

-Mil perdones, cuando escuche tu respuesta salí disparada hasta el jardín y le dije a Enrique que te lo quitara, gracias a Dios llego Jean.

-Como caído del cielo, como un héroe dispuesto a rescatarme- entonces rió.

-Sabía que era alguien como él a quien necesitabas.

Mentalmente la corrijo, no es a alguien como él sino sólo a él.

-Bueno, sé que tú no hiciste eso con mala intención, así que si me prometes no volver a hacer ni siquiera algo parecido, todo perdonado.

La silla rechina en el piso, mientras se para y me da un ataque de brazos.

Dejo a Carmen en su casa y me voy a la oficina de Jean, he hecho un sobre y en su interior puse la tarjeta junto a una notita se lo dejaré en el escritorio es el plan que repaso en mi mente cuando llego y me detengo, lo veo a través del vidrio junto a otras personas.
Su rostro tiene un color casi rojo y todos sus músculos están tentados,  ya no se si es buena idea que este aquí,  de igual forma me acerco tal vez pueda calmarlo,  al llegar a la puerta esta de espaldas a mi pero puedo escuchar su voz.
-¡No quiero seguir hablando de ese maldito tema!
-Somos tus amigos Jean,  nos dijiste la última vez que no querías tener putas arrastradas por dinero cerca de ti, es lo que estamos haciendo,  ¿cuánto crees que se va a demorar tu querida Fernanda en darte alguna excusa para vaciar esa tarjeta y buscar más formas de obtener dinero?

No vacilo ni un instante más en entrar.

-Aquí esta la puta que vino a devolverte la tarjeta,  espero que se aseguren de ver el estado de cuenta para que noten con cuanto me quedé. -  Mi mirada se vuelve borrosa pero me mantengo firme - Un gusto conocer caballeros como ustedes.

Les sonrío y me apresuró al elevador antes de que la humillación acabe con mi fachada,  no se si Jean me sigue o grita o se queda solo allí,  no escucho ni noto nada más que mis latidos.

Sin Miedos (Unless The Love)Where stories live. Discover now