22.En Desventaja

21 6 0
                                    


La puesta de sol desde el mar era bellísima, aspiro un par de veces el olor para que quedara por siempre en mi memoria.

De pronto pienso en mis padres ¿alguna vez se habían sentido así también?, ¿por qué entonces se habían separado?, aún rondaba en mi cabeza lo que papá había dicho sobre el amor.

Vuelvo a pensar en mi y Jean, mis sentimientos más fuertes eran hacia él, simplemente paso de ser un desconocido, a ser la persona más dulce, atenta y cariñosa de la vida y como hacía que me sintiera, diferente, se había abierto paso a través de todos mis escudos hasta llegar al corazón y no era la persona más creyente o con más experiencia, mis únicos ejemplos podrían haber sido Celeste junto a Gabriel, Magdalena y Gustavo.

Fijo el rumbo de los pensamientos en ellos, su relación había empezado hace años y los obstáculos que superaron.

"Desde aquí hay una vista privilegiada" dice Jean acercándose.

"Es muy hermoso, gracias por compartirlo conmigo".

"De nada Fernanda" se acerca a mi oído "Aunque no me refería al paisaje".

"Pues mi vista no está nada mal en verdad" entonces lo besó rápidamente.

"¿Estás lista para la cena?"

"Por supuesto".

"Vamos" tomo su mano.

Y si quieres cambiarte o ducharte hay una maleta con tus cosas en la habitación".

¿QUÉ?

"¿Cómo tienes mis cosas?"

"Le pedía Celeste que te empacara algo para nuestro viaje, ¿Te molestó?"

Siempre pensando en todo...

"Ni por un momento es sólo que estoy sorprendida, gracias por pensar en todo".

Voy directo a la habitación, la observo atentamente decido que en mi vocabulario no quedaban más palabras para expresar como era ese lugar, cortinas blanco nieve, paredes tapizadas con un color burdeo, la alfombra negra, un armario negro, un televisor gigante y finalmente una cama enorme totalmente blanca y con encajes; respiro profundo tomo la maleta y me dirijo al baño por una ducha y ropa cómoda. Una polera negra, de estas que quedan algo más arriba de la cadera, calzas y unas sandalias.

Jean me esperaba con la mesa lista, dos platos, dos copas y un champan.

"Tome asiento señorita, espero que disfrute de su pollo ahumado con naranjas asadas".

"Luce muy delicioso Jean, ¿Has cocinado tú?"

"Así es Bonita, tengo unas cuantas destrezas culinarias".

"No lo dudo, me encanta descubrir cosas nuevas sobre ti".

"A mí también, te parece si brindamos".

"Por supuesto".

"Bien, entonces brindaremos por ti, por ser la mujer más increíble del mundo, porque tengo la suerte de que estés conmigo en este momento y porque tienes mi corazón y puedes hacer lo que quieras con él".

Jean limpia con su pulgar una lágrima que corrió por mi mejilla. Ni cuenta me había dado que casi ya estaba por llorar. Tomo su mano mientras lo hacía.

Brindamos y comenzamos a comer, el pollo estaba realmente exquisito y junto las naranjas le daba un sabor que hacia vibrar mi paladar cuando terminamos, Jean se levanta y va por el postre, una torta de tres leches.

"Aquí esta para ti y para mi, si quieres más podemos comer" dice apuntando hacia la torta que había dejado a un lado de la mesa.

Que delicia y de pronto lo noto, me debato entre saborear mi torta favorita o a Jean.

"¿Fue Celeste cierto?"

"¿A qué te refieres Fernanda?"

"Ella te dijo sobre la torta".

"No, ¿por qué no te gusta?"

"Es mi favorita Jean, puedo comer montones de ella".

"Eso sí que es suerte, también me encanta, mi madre siempre me hacia una, aprendí la receta..."

"Y me preparaste una, ¿sabes me estas dejando atrás en todo esto?"

"¿A qué te refieres?"

"Tú estás haciendo cosas increíbles por mí en esta relación, me siento en desventaja. Creo que es momento de hacer más cosas por ti"
me acerco y limpio la crema pastelera de su mejilla "Como esto".

Acerco mis labios y lo beso casi con desesperación.

Sin Miedos (Unless The Love)Where stories live. Discover now