Capitulo 6

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BROOKLYN'S POV

Tres horas después salimos del hospital.

Me han diagnosticado un esguince, así que llevo una receta para calmantes, el pie vendado y la orden de hacer reposo absoluto por una semana. Subimos al auto, y volvemos a casa. Al llegar, los chicos me dejan en mi cama, con una camiseta puesta.

Se escucha el trajinar de ollas y platos en la cocina. Se han tomado tan a pecho el pedido de reposo que hoy almorzaremos en la habitación.

Un par de minutos después, aparecen con pollo al curry, que me encanta, y cada uno con un plato nos recostamos a ver una película. Es una de acción que eligieron ellos, y es malísima. No tiene un argumento sólido, sólo son tiros y muertos. Diez minutos después de comer, el sueño me vence.

*******

Me despierto al escuchar sus voces. Están discutiendo entre susurros, y me doy cuenta de que dicen mi nombre. A pesar de estar adormilada, sé que es algo que quiero oír, por lo que mantengo mis ojos cerrados y aparento seguir dormida.

-¿Cuándo le vamos a decir?- dice Matt.

-Yo no voy a decirle nada- responde Dom.

-Merece saberlo. Merece saber lo que sentimos...

-No- lo interrumpe Dominic-. No quiero pasar por esa situación. No quiero saber que no me ama y tampoco quiero se quede conmigo y perderte a ti.

-No me perderás. Eres mi amigo desde que tengo memoria. Pero si existe la menor chance de que ella te quiera, ¿no lo quieres saber?

Dominic suelta un suspiro, y luego dice:- Prefiero no hacerlo...

-¿Me vas a decir que no vale la pena que Brooklyn te rompa el corazón? Porque no te creo...

-Claro que vale la pena, pero no quiero que ella sufra.

-¿Que sufra...?- Matt parece desorientado.

-No le va a gustar elegir. No va a querer lastimarnos.- Dominic tiene razón, no me gustaría tener que hacerlo...

-Tienes razón, no lo había pensado desde su lado. ¿Qué haremos entonces?

-Haremos un trato: ninguno de los dos dirá nada, dejaremos que las cosas fluyan y eventualmente ella decida. Quizá hasta esté enamorada de alguien más o sea lesbiana.

-No creo que sea lesbiana; pero trato hecho.

Siento cómo un escalofrío me recorre la espalda. Afortunadamente, ellos deben pensar que tengo frío, porque siento otra manta deslizarse sobre mis hombros.

No puedo creer lo que acabo de escuchar. Probablemente sea una alucinación producida por los calmantes; toda la conversación fue invención de mi cerebro y nada de eso acaba de ocurrir. ¿O sí ocurrió?

Un rato después siento que los chicos abandonan el dormitorio, por lo que enciendo la luz y cojo un libro. Intento leerlo, en serio lo hago, pero cuarenta minutos después sigo leyendo y releyendo el mismo párrafo. No puedo concentrarme; sólo puedo pensar y seguir pensando en lo que acabo de oír.

Ni sé qué hora era cuando los chicos se despidieron de mí de camino al trabajo. Me dejaron comida en el refri, después de hacerme jurar y perjurar que los llamaré si sucede algo. Yo sólo deseo estar sola para salir de esta cama.

Me acerco lentamente a la cocina arrastrando los pies. Abro la heladera y saco huevos, manteca, limones. En la alacena busco azúcar y harina. Cocinar siempre me despeja, y hoy tengo especialmente ganas de lemon pie (tarta de crema de limón y merengue)... y de despejarme.

Bato los huevos con la manteca y el azúcar. Agrego ralladura de limón y harina, hasta que se forma una masa. La dejo en la heladera reservada. Para hacer el relleno, pongo azúcar, jugo de limón, manteca y huevos en una cacerola a fuego moderado, revolviendo de vez en cuando. Cuando está lista, cojo nuevamente la masa, la estiro sobre el molde y, luego de pincharla para que no se infle, la dejo en el horno unos quince minutos. Cuando se enfría, coloco encima el relleno de limón y enciendo la batidora para el merengue. Cuando está listo lo ubico haciendo picos sobre el postre con una manga. Luego a la heladera hasta que esté frío.

Mientras espero que se enfríe la tarta, me siento en el sofá, con el tobillo hinchado en alto sobre la mesa de café. Están dando una maratón de Los 100, por lo que me entretengo viendo a Clarke y Bellamy on the ground. Cuando me da hambre, reviso la heladera, hasta dar con los sándwiches que me han dejado Matt y Dom. Son de ternera y cebolla caramelizada, y están deliciosos. Varias horas después cojo la tarta y me la llevo al living. Cuando la estoy cortando, se abre la puerta: los chicos han vuelto.

¿Quién dijo que el amor es de a dos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora