Capitulo 3

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BROOKLYN'S POV

Matt me consiguió trabajo en el restaurante en el que trabajan ambos. En realidad estoy a prueba, pero es mejor que nada.

Por ahora estoy viviendo con los chicos, pero sólo hasta que pueda valerme por mí misma. Ellos son increíbles conmigo, súper amables y cariñosos. Pero he tenido que pedirles dinero para comprar algo de ropa y ha sido lo más vergonzante que he hecho en años.

*********

Esta es mi primera noche, por lo que me afano en quedar presentable para que Luccia, mi posible nueva jefe, tenga una buena primera impresión de mí.

Cuando todos estamos listos, subimos al auto de Dominic (Matt tiene una motocicleta) y nos dirigimos a trabajar.

El restaurante es moderno y original, con vinilos colgando de las paredes y las mesas y sillas pintadas de colores diversos. Al fondo del salón, sobre un pequeño escenario, descansa un piano de cola.

Muero por tocarlo... a partir de la muerte de mi abuela ya no pude pagar las lecciones que estuve tomando desde que llegué a Paris.

De vuelta a mi explicación sobre el trabajo.

Los uniformes constan de camisa a cuadros y jeans negros para los hombres y vestidos camiseros para las chicas. Los clientes también visten de manera informal. Puedo notar que mi cabello azul no desentona: una de las camareras tiene mechas verdes, varios clientes llevan piercings... Es realmente genial.

Los chicos trabajan en la cocina y yo estoy en la recepción, recibiendo a los clientes y escoltándolos hasta su mesa. Todos tenemos los mismos horarios así que es muy cómodo para organizarnos.

Las mesas se mantienen siempre ocupadas. Muchos grupos de jóvenes que vienen a cenar se quedan también a pasar el rato, beber algo y oír un poco de música. Los mayores se quedan menos tiempo, pero siempre hay nuevas parejas ocupando los lugares vacíos.

Bajo la filosofía del "finger food", los mozos reparten pizzas, hamburguesas, fajitas y tacos, entre otras cosas; todo regado de una estética gourmet de la que otros sitios de comida rápida carecen.

Luego de nuestro turno, puedo apreciar que además de la buena música, la comida es excepcional. Claro que tengo los chefs en casa, por lo que puedo disfrutar de estos platos exclusivamente y siempre que quiera.

Todos los trabajadores comen juntos al cerrar y noto que es una tradición de todas las noches. Consigo entablar conversación con varias de las chicas, entre ellas Mary, la camarera de mechas verdes. Es realmente maja...

El tiempo pasa volando entre risas y charlas pero el cansancio nos vence a todos. Nos despedimos del grupo y los tres nos dirigimos al auto para volver a casa.

*******

-Estoy agotada- gruño mientras dejo caer los tacones al suelo.- Ya había olvidado lo incómodo que es usar zapatos altos...

-Ven aquí- dice Dom y me sienta sobre sus piernas-. Te daré un masaje en la espalda y verás cómo te sientes mejor.

-Y yo- dice Matt sentándose frente a mí y tomando mis pies-, me encargaré de tus bellos y pequeños piecitos.

Me hace cosquillas por un segundo pero luego comienza a pellizcar el arco de mis pies mientras Dom masajea suavemente mis hombros. ¡Esto es el cielo! Me saqué la lotería con estos chicos...

-Ey Brooklyn,- dice Matt- ¿cómo es que no tienes novio?

-Bueno- digo un poco adormilada-, sólo hace un par de meses que me mudé a la ciudad, y además de ustedes, no conozco a nadie. Cuando iba al colegio, no tenía amigas. Yo era demasiado rara, con mi pelo azul y mi gusto por los libros y la música. Todas mis compañeras eran amantes de la moda y los esmaltes de uñas, y a mí jamás me interesó eso. Lo mismo con los chicos: todos querían salir con alguien popular y que no tuviera el cabello de pitufo...

-A mí me encanta tu cabello de pitufo- susurra Dominic sobre mi oído. No puedo evitar los escalofríos que recorren mi columna.

-A mí me encantan sus masajes, chicos. Esto es demasiado relajante; van a lograr que me duerma.

Continúan acariciándome por unos minutos más hasta que realmente tengo que hacer un gran esfuerzo para mantener los ojos abiertos.

-Duerme con nosotros esta noche- dice Matt repentinamente.

-¿Qué?- casi grito.

-No grites ¡Es una buena idea! Siempre se duerme mejor acompañado...

-No creo que sea correcto...- digo nerviosa.

-La verdad que sí lo es, además ¿quién se va a enterar?- dice Dom; al verme sopesándolo dice:- Tema zanjado; a la cama.

Él se levanta conmigo en brazos. Me lleva hasta su habitación y me deposita en la cama. Ambos se deshacen de su ropa y no puedo evitar babear mentalmente ante sus cuerpos trabajados. Al ver que yo sigo vestida, Matt me quita el vestido y las medias de can-can y pasa por mi cabeza una camiseta que le tiende Dominic.

Se acuestan uno a cada lado de mí, dejándome recostada en medio. Matt acaricia rítmicamente mi cabello y Dominic recuesta su cabeza en mi pecho, y así, lentamente, el sueño me vence...


¿Quién dijo que el amor es de a dos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora