⚜️12: Una buena oportunidad

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—Como quieras.

Mitsuba tomó la iniciativa, avanzando con la velocidad de un felino y se movió sigilosamente, recorriendo la rocosa estructura para analizar la mejor manera de plantarle otro golpe. Las aberturas que dejaban Mikaela eran precisas, pero un extraño sentimiento lo invadía cada vez que se aproximaba más a él. Mikaela podía estar escondiendo su potencial... Mitsuba había escuchado sobre los grandes halagos cuando se desató una guerra entre los vampiros y los ogros. Había sido una de sus primeras confrontaciones cuando invadieron territorio y él solo era un niño. Se dice que logró aniquilar alrededor de cien ogros.

Eso lo excitaba. Casarse con Mikaela sería esplendido.

—¿Tengo algo en la cara? —inquirió Mikaela—. Me estás mirando demasiado.

—Solo apreciaba tu belleza —contestó coquetamente, dando vueltas alrededor de él—. No me puedes culpar.

Mikaela refunfuñó ante el cumplido. No le gustaba que otras personas le dijeran cosas bonitas. Yuichiro era el único que podía hacerlo, el único que podía acelerar su corazón. Entretanto, de alguna manera, su mente se concentraba en el zorro.

«¿Cómo estará? ¿Habrá comido todas sus meriendas? ¿Seguirá estudiando? Tal vez debería ir a verlo en la tarde. No ha salido de la biblioteca desde hace un par de días», pensó Mikaela, desviando su mirada al público. Al escanear el escenario, unas peludas orejas le llamaron la atención. En medio, casi en la hilera de los últimos asientos en la parte superior, una figura estiraba su brazo para llamarle la atención.

—¿Yuichiro? —balbuceó Mikaela, parpadeando reiteradas veces—. ¡Yuichiro!

El semblante de Mikaela cambió por completo, y su sonrisa se esparció de oreja a oreja y sus mejillas se encendieron.

—¡Mikaela! —chilló Yuichiro desde lo alto—. ¡Ten cuidado!

Sin darle chance de reaccionar, un puñetazo tumbó al vampiro, mandándolo a volar por los aires. El cuerpo de Mikaela fue directo contra el bloque de cemento que protegía las tribunas. Pedazos restantes se desprendieron sobre el vampiro, quien cayó de rodillas.

Aturdido por el nefasto ataque, Mikaela se sacudió la cabeza, y sorpresivamente, eludió el arañazo de Mitsuba. Sintiéndose con más motivación para patearle el trasero, el vampiro lo cogió del cuello sin mayor esfuerzo y lo estampó contra la arena antes de que pudiese esconderse en la polvareda que había levantado.

Mikaela ya no tenía ganas de pelear, solo quería ver a Yuichiro... Lejos de Crowley para ser precisos.

—Estorbas —ladró Mikaela, volviéndolo a chancar sin misericordia cuando Mitsuba lo cogió del tobillo. Mikaela llevó su mano alrededor de su cuello y de un fuerte apretón, lo hizo dormitar.

—Esta pelea se ha terminado —anunció el sirviente, y tocó el platillo.

La victoria era de Mikaela.

Su serio semblante fue transformado en una dulce sonrisa, que mandó escalofríos a todos los presentes. Todos conocían la fuerza que tenía Mitsuba, y saber que fue derrotado de un simple movimiento de manos, los aterraba.

Mikaela ignoró sus miradas y caminó hasta el borde que dividía la arena de los asientos del público. Se impulsó, y sin esconder su felicidad, se aproximó a Yuichiro.

—¡Yuu! —pio Mikaela, empujando a Eusford, quien cargaba con dos tarros de licor. Eusford casi resbala por las gradas—. ¿Estás bien? No quisiste salir de tu habitación por tantas lunas.

—Solo fueron pocas noches —tartamudeó Yuichiro, pegándose al respaldar del asiento por la proximidad—. ¿Qué hay de ti? ¿No te duele el golpe? —Yuichiro llevó sus dedos a su mejilla.

¿Quién se casó con Mikaela Hyakuya?Where stories live. Discover now