⚜️A: Especial

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La carta debería llegar a la mañana siguiente, antes del mediodía. Si tenía mucha suerte, el mensajero real llegará a tiempo para informarles a mis padres de mi estadía en Sanguinem y cómo he estado durante estos largos y molestos días. De no ser así, tendré que soportar más correspondencias agresivas por parte de mis progenitores.

Desdoblé una de las cartas de mi padre, y su colonia invadió mi habitación. A continuación, una nota musical indicó que la grabación iniciaría con el mensaje mágico.

—Mi preciado bebé —dijo una voz muy paternal—, espero que estés comiendo tres veces al día y que te estés llevando bien con los demás nobles y príncipes. ¿Estás divirtiéndote? ¿Cómo está Shinoa? Mientras sigas ahí, ¿podrías ir a la capital a comprarme más té del que me mandaste la vez anterior? —Shinya hizo una pausa, y comenzó a sollozar—: Cariño, te extraño. No hagas nada tonto ni molestes a los reyes. Mucho menos al pequeño Mikaela. —Suspiró profundamente y logró tranquilizarse, y añadió—: Te amo mucho.

Una calidez me invadió al escuchar la voz de mi padre. Sus correspondencias siempre eran muy tiernas y me llenaban de ánimo. Estar tan lejos de casa es una de las cosas más difíciles que he hecho. Extrañaba mi alcoba, la comida, mis sirvientes y toda la gente de Inari al igual que mis dragones.

Un poco más calmado, tomé la otra tarjeta y la rasgué para escuchar su contenido.

—Oye, mocoso —comenzó la voz—. Sé que estás vivo y eso es lo que importa. Espero que ya hayas puesto en juego tu plan de meterte a los calzoncillos de Mikaela. Sabemos que se gustan, así que lánzatelo de una vez. —Guren empezó a reírse—. ¡Hasta tienes la bendición de sus padres! —La carcajada prosiguió hasta que alguien lo golpeó y lo mandó a callar—. ¡Shinya! ¡No hagas eso!

—Compórtate, cariño —suplicó Shinya.

—Como sea, Yuichiro, solo reviéntale el orto y ven a casa con el anillo de bodas puesto. ¡Si no lo haces, no vuelvas!

—Viejo maldito —resoplé, indignándome ante lo poco paternal que podía ser mientras que intentaba no ruborizarme por sus palabras—. ¡Qué rayos te vio mi papá! ¿Por qué no eligió a un hombre más decente? —Raspé mis dientes entre sí.

Me dispuse a cerrar la envoltura cuando noté que la grabación aún continuaba. Podía reconocer las voces de mis padres, pero no parecían estar hablando calmadamente. Parecían estar discutiendo y eso me alerto. El bullicio y sus agitadas palabras me mando a desdoblar toda la carta para escuchar mejor.

Mis pelos se pusieron de punta al igual que mis orejas y mi cola. Sentí que mi corazón se golpeaba con las costillas y todo mi cuerpo ardía en llamas.

—¡Mételo hasta el fondo, Guren! ¡Ábreme todo!

—¿Qué se dice, mi real zorrito?

—¡Por favor, su Alteza! ¡Córrete dentro! —chilló Shinya, soltando los gemidos más desesperados—. ¡Jálame el pelo con más fuerza!

Partí la carta en dos.

Ahora entiendo perfectamente qué cosa le había visto a mi padre, y estoy seguro de que no fue porque era un buen capitán cuando se enamoraron. ¡Por supuesto que no! Tenía que ser el sadomasoquismo. También comprendí el número de moretones que siempre traía por la mañana y por qué no se podía sentar por un par de días.

Tenía nauseas.

Asqueado por la innecesaria información de mis padres y sus actividades como dos tortolos enamorados, me levanté de la cama y marché al pequeño estante de libros que me traje de la biblioteca de Mikaela. Ese pomposo vampiro posee cientos de volúmenes de dragones que no habían sido tocados en décadas. Hasta de los más actuales, y al parecer, jamás los llegaron a revisar. Es un completo desperdicio.

¿Quién se casó con Mikaela Hyakuya?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora