⚜️07: Solo una caricia

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Aquella palabra se paseaba en su mente, una y otra vez: «Agradecer»

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Aquella palabra se paseaba en su mente, una y otra vez: «Agradecer». Por más que haya buscado su significado en varios diccionarios de editoriales diferentes, leído su concepto y los reportes que se habían realizado por profesores de renombre, Mikaela no agarraba la idea central que Yuichiro le mencionó.

Los párrafos se repetían aburridamente hasta que uno de los reglones llamó su atención. El título decía: «Satisfacción».

Mikaela depositó el libro sobre su regazo y soltó un profundo suspiro. Después de incontables horas en su despacho, logró encontrar semejante conexión, aunque no era del todo claro que, agradecerle a alguien fuese a brindarle aquel tipo de sentimiento.

¿La satisfacción era destinada para el que realizaba la acción de dar las gracias o para el recibidor? El término era mucho más confuso que la política y los números. Usualmente, el vampiro solo tenía que desatar una gran suma de dinero o perdonar la vida de insignificante persona para que le vengan a mover la cola con gratitud, y con eso bastaba. No tenía que retribuir.

Siempre ha sido así.

Antes de que la cabeza le fuese a explotar de tanto pensar en trivialidades, Mikaela les puso fin a sus lecciones sobre el amor y otros temas superfluos, y decidió darse un descanso.

Para su sorpresa, cuando levantó la mirada, ya había anochecido. Las estrellas iluminaban el firmamento y la luz de la luna atravesaba los grandes ventanales.

Mikaela se deslizó por el asiento de cuero y se incorporó para cerrar la ventana. No solo una molesta brisa estaba invadiendo su estudio; sino también, el fastidioso bullicio que provenía del jardín.

Las voces de aquellos ebrios pretendientes suyos, sus risas y gruñidos de cerdos. Mikaela extendió su cuerpo para tomar la manija de metal cuando se percató de una figura en particular: una enredada cabellera negra que vestía con ropa de pueblerino, orejas puntiagudas negras y una cola de zorro que se batía con extrema y enervante felicidad.

Y, detrás de todo el grupo, un joven de pequeña estatura con una armadura iba acompañándolos. Mikaela reconoció a la gran mayoría, inclusive al capitán Shinoa, aunque no recordaba aquella persona en particular que iba al lado de Yuichiro.

Un hombre musculoso de hombros anchos con la cabellera corta bañada en carmesí por la parte frontal y un castaño oscuro en la posterior reía como descocido.

El vampiro no entendía qué era lo que le molestaba de ese sujeto, pero, en definitiva, no hacía falta una minuciosa inspección, pues sus puntiagudas orejas lo delataban. ¿A quién engaña? Ello pasó a segundo plano al ver a Yuichiro junto a él, caminando tan cerca del uno al otro.

—Supongo que tendré que avisar a las sirvientas para que empiecen a servir los platos para la cena —murmuró su tutor al apoyarse contra el marco de la ventana, admirando a todos los príncipes que pasaban por el arco de flores para dirigirse al gran comedor—. ¿Quiere que dé la orden para que le traigan una vestimenta nueva o se siente cómodo así, su Alteza?

¿Quién se casó con Mikaela Hyakuya?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora