⚜️02: Amor a primera vista

7.8K 745 378
                                    

Yuichiro Ichinose pulverizó la carta con una llamarada que salió de sus dedos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Yuichiro Ichinose pulverizó la carta con una llamarada que salió de sus dedos.

Suspiró, felicitándose a sí mismo por haberla encontrado antes de que uno de los mensajeros se la fuera a entregar a su padre por enésima vez y estiró sus pies sobre su escritorio, ensuciando parcialmente la superficie con sus botas llenas de barro.

El espíritu de zorro se sirvió un poco más de jugo de naranja recién exprimido, llenando su copa de cristal hasta el tope y se lo tomó de golpe. Disfrutando de la bella tarde, luego de haberse deshecho de la invitación proveniente de Sanguinem con un inquietante mensaje, él abrió su libro y prosiguió leyendo sobre la dieta balanceada de los dragones.

Yuichiro, a la edad de ciento veinticinco años, pasó sus filudas garras sobre la siguiente hoja, tomando apuntes en una libreta con su otra mano para llevarlos al santuario en donde trabajaba arduamente. Silbaba, disfrutando del conocimiento adquirido y garabateó otro par de palabras por largos minutos.

—¡Yuichiro Ichinose!

Sus orejas se tensaron al escuchar su nombre, y sin necesidad de voltear, supo de inmediato que se trataba de sus progenitores, uno más molesto que él otro.

Las puertas de su habitación se abrieron de porrazo, chocando con la pared y mandando a volar todas sus hojas y objetos personales por los aires por la fuerte presión con la que aparecieron los reyes de Inari, sosteniendo una envoltura dorada que indicó de inmediato que los mensajeros de los vampiros habían enviado una décima copia durante su descuido.

La recamara del heredero era amplia, adornada de cristales de colores que hacían que los rayos del sol sean muy coloridos, estantes y enormes repisas llenas de libros de un solo tema: dragones. Un escritorio que contaba con todas las facilidades, una silla rustica de roble, alfombrados carísimos, una cama decorada con seda que caía de tubos de oro que la sostenían y un mueble de cristal con diversas bebidas.

Vestido con un traje rojo con patentes dorados, su padre preferido se acercó hasta él con ojos suplicantes, mientras que Guren tiró de su silla, mandándolo a caer de espaldas. Su cuerpo se deslizó por los peldaños de mármol hasta detenerse en la planta baja de su cuarto.

—¡Tienes que ir! —insistió Shinya, empujando la carta contra el rostro de su hijo, quien no dejaba de hacer un sinfín de muecas reprobatorias—. René y su esposo requieren de tu presencia y...

—Tanto como la de muchos otros, papá —gruñó Yuichiro, cruzándose de brazos sin la menor intención de ponerse de pie para continuar con aquella tonta discusión, sacándose el papel de la cara—. No lo haré.

Yuichiro muy bien sabía que tarde o temprano, la invitación que había estado ocultando llegaría hacia las manos de su familia.

La primera vez que llegó fue hace dos meses. Estaba esperando un reporte sobre la nueva especie de dragones que habían encontrado en otra nación, y de casualidad, terminó curioseando las cartas dedicadas a sus padres.

¿Quién se casó con Mikaela Hyakuya?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora