DEMONIC NIGHTMARE // Editando Libro 1

Capítulo 1: Suplícame

La noche estaba un tanto adormecida de personas, las luces citadinas querían darle la contra a lo que se llamaba descanso y las estrellas eran como pequeños espejos donde se reflejaba la esperanza.

...Aquella esperanza que Harry Styles aún mantenía viva.

Las estrellas tan infinitas como se mostraban en el cielo, eran como su nivel de fe que tenía por encontrar a su amada. Mantenía sus expectativas altas y a pesar de haber transcurrido tres años, sus ganas por tenerla son como las del primer día. Incluyendo la rabia, el dolor y sobre todo la sed de venganza.

Los dedos decorados con anillos, se doblaban reiteradas veces para formar un puño exasperado, los ojos que antes eran verdes como praderas de un bonito campo, se habían decolorado a un amarillo infernal que solo irradiaba maldad y pura desesperación buscando en las calles y ventanas algo que tenga ver con Leanne, pero no había nada, ni siquiera una sombra que se asemeje a ella.

Su cabello ya crecido chocaba contra su pálido rostro y, sus labios rosados como deliciosas cerezas, profesaban palabrotas macabras y crueles ante su desdicha.

Sus pasos resonaban un tanto silenciosos en el pavimento. Sus manos se habían resguarecido en sus bolsillos y sus labios formaban un pequeño puchero de donde salía el vaho coqueto que hechizaba a las jóvenes nocturnas de la ciudad. Doblaba las curvas con sumo cuidado, como si no quisiera que alguien lo vea, miraba los postes de luz, donde se regocijaba y engreía su belleza abismal, le encantaba mostrar el trabajo que sus amigos habían hecho con sus ojos...sus amarillos ojos.

Para Harry el color amarillo demostraba fiereza y poder, llamaba la atención de cualquiera como el oro llama al minero, junto a su estatura y contextura física, era fácil llamar a cualquier jovenzuela para que lo mime, era inevitable para el ser oscuro satisfacer sus necesidades que deseaba manifestarlas en forma carnal y por supuesto, después, podía saciarse con exquisitos rituales que consistían en arrebatarles su vida con un poco de sangre para mantener joven y hermoso a su súbdito.

Sus labios rosados resaltaban aún mejor ante la luz blanca, Harry miraba a algún lado para que ese perfil sea rescatado, él posaba como si miles de fotógrafos lo estuvieran adulando, movía su cabeza como si unas manos estuvieran acariciando sus gélidas mejillas y él estuviera en busca de permanencia por sentir su calor. Cerraba los ojos e imaginaba que Leanne paseaba sus manos por su pecho como ella solía hacerlo, simplemente porque quería un peluche de las ferias que aparecían constantemente en Green Moon.

—¿Qué debo hacer Señor? —Habló entre dientes, aun mirando el poste como si aquel ser inanimado hubiera tomado forma del ser espectral a la que Harry estaba sometido—. ¿Paciencia, dices? —, susurró como un niño inocente—. ¿Cuánto más debo esperar? La necesito...la necesitas—. Susurró protegiendo de oídos ajenos aquél secreto. Las voces hablaban en su cabeza, para él eran las más sabias y permisivas, eran las verdaderas voces que profesaban su meta, la de llegar a la vida eterna, sin cambios físicos.

Su deseo de ser inmortal lo había absorbido de cualquier duda o cualquier temor, él estaba tan confiado en el poder que tenia que no le interesaba en lo absoluto tener que matar a todo el mundo con tal de ser el único que demuestre la verdadera eternidad.

El paseo vago con preguntas y deseos lo llevaron como siempre a su asquerosa guarida: un Motel de quinta categoría; donde los chillidos de las cálidas acompañantes eran su canción de cuna y uno que otro sacrificio en los lugares más recónditos de esa ciudad tan ajetreada eran una peculiar terapia ante la frustración de no conseguir lo que deseaba. Amaba con morbo las voces suplicantes por una segunda oportunidad, disfrutaba observar los ojos dejando de mostrar ese brillo, y se regocijaba por escuchar un suspiro arrebatado junto a la vida de sus víctimas, señalando el poder que él tenía sobre los demás.