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- Llegamos a una habitación donde podrás, más bien podremos, jugar todo lo que queramos.

En lo único que pude pensar dejando el terror que me empezaba a carcomer por dentro, fue en un cuarto de juegos sexuales. Como en 50 Sombras de Grey, ¿Adam sabe que me gusta ese libro cierto? ¡Sí, sí lo sabe! Recordé una carta que me había enviado... Sobre hacer nuestra propia versión de 50 Sombras.

- ¿Recuerdas la primera carta que te envié? -Me dió una palmada en el trasero y me estremecí.

- Tal vez...

Estábamos en frente de una puerta, era simple como las otras.

- Primero te enseñaré otra habitación.

¿Qué?

Empezó a dar grandes pasos por otro pasillo largo.

- Llegamos cariño. -Me bajó de su hombro y me puso enfrente de él, yo mirando hacia la puerta.

Me tomó de los brazos por atrás después de abrir la puerta, la cual estaba con tres seguros exagerados. Ya abierta estaba todo oscuro.

- Y aquí, -Decía mientras me hacía caminar hacia en frente aún con él detrás- te puedes admirar. Todo esto estaba en mi departamento pero lo moví aquí, ya que aquí viviremos por el resto de nuestra vida.

- ¿A qué te refie...? -No logré terminar ya que encendió la luz y me sorprendí bastante por lo que mis ojos vieron.

¿Qué mierda es esto?

Miraba en frente de mí, a mi derecha, izquierda. Volteé hacia atrás por donde había entrado, la puerta estaba cerrada y Adam sólo me miraba sonriendo como el loco y enfermo que es. Mi boca se mantenía como una "O" ante todo lo que veía. Volteé hacia arriba, en el techo, había muchas más imágenes de mí haciendo cualquier cosa.

- ¿Qué te parece? La primera foto que te tomé es la única que no está aquí. La tengo en un lugar más especial. Ya que fue de la primera vez que te miré.

- ¿Desde entonces me vigilas? ¡Eres un estúpido! -Fui hasta donde él y lo golpeé en el pecho- Idiota, loco, maniático, acosador. -Lo golpeé al terminar cada palabra.

Adam me tomó de las muñecas tratando de controlarme.

No sé cómo hizo para que segundos después yo estuviera de espaldas a él mirando todas esas fotos de mí. Me tenía abrazada a él por detrás, tenía su barbilla en mi hombro derecho. Una lágrima se me escapó, aunque en estos momentos estaba más furiosa que triste.

- ¿Ya te admiraste lo suficiente cariño? -Susurró aún con su barbilla en mi hombro.

- Maldito acosador. -Susurré igual.

Él me dió un pequeño y cálido beso en el cuello que hizo que me estremeciera. Creo que lo notó ya que sentí su sonrisa aún en mi cuello.

- Déjame. -Solté, pero sonó más como un jadeo ya que estaba empezando a respirar agitadamente por la desesperación de soltarme.

- ¿Ya estás giminendo? -Rió- Pero si aún no empieza la diversión.

- ¡Ya quítate! -Traté de empujarlo hacia atrás con mi cuerpo.

- No tengo problema con que te pegues más a mí. Me empiezas a poner duro. -Mordió el lóbulo de mi oreja y me enojé más, él soltó una pequeña carcajada- Ya quiero ver lo que toda esa ropa esconde.

- Déjame ir por favor. -Solté en un suspiro, me cansé de empujarlo- No le diré a nadie. -Adam rió irónicamente.

- Acepto que estoy un poco loco, pero no como para dejarte ir _______. -Me tomó de la barbilla y me hizo girar la cara un poco hacia atrás- No soy tonto.

- No le diré a nadie, lo prometo. No diré que fuiste tú quien me secuestró.

- Estoy seguro que no lo harás. -¿Aceptó? ¿Me dejará libre?- Porque nunca saldrás de aquí.

Adam me tomó rápidamente del brazo y me hizo girar completamente hacia él, quedando cara a cara. Se agachó un poco y en cuanto menos pensé ya me había subido de nuevo a su hombro. Abrió la puerta de esta horrible habitación y salió conmigo en su hombro como costal de papas.

- ¿A... a dónde vamos? -Tragué fuerte saliva muerta en terror.

- Ahora sí nos vamos a divertir. -Dijo sin más y noté que íbamos de nuevo a la primera habitación que me enseñó y que no habíamos entrado.

Escuché un móvil sonar, obvio era el de él ya que el mio no tengo ni la menor idea de dónde pueda estar.

- Kendall. -Murmuró en voz muy baja.

Adam me llevó por otro pasillo, entramos a una habitación... mi habitación.

- Espérame aquí. -Me bajó de su hombro con cuidado y ya de pie di varios pasos hacia atrás.

Salió de la habitación y escuché como le puso el seguro por fuera.

Pasaron como veinte minutos hasta que él volvió. Entró y yo estaba sentada en el piso recargando mi espalda en un lado de la cama.

- Perdón por esa interrupción. ¿Ahora seguimos en lo que estábamos? -Alzó una ceja y sonrió con la boca cerrada.

- No. -Trataba de ser fuerte ante las insinuaciones sinvergüenzas que él hacía hacia mí.

- ¿Qué te parece si te quito la virginidad primero?

- No soy virgen. -Solté sin pensar. Abrí mis ojos mirándolo sorprendida por mí misma.

- ¿Qué... coños... -Decía cada palabra lentamente gruñendo, tenía el ceño fruncido- acabas... de... decir? -Se acercó a donde yo estaba quedando en frente de mí.

- Que no soy virgen. -Tragué saliva mirando hacia arriba donde él estaba, ya que yo seguía sentada en el piso.

Tal vez soy un poco tonta por decirle eso a un asesino que cree que soy suya... Pero se me escapó de la boca.

- ¿Quién es el idiota? -Dijo entre dientes- ¿Harding?

- ¿¡Qué!? -Pregunté atónita- ¡Claro que no! ¡Apenas si lo conozco! -Más bien conocí- ¡No soy una perra! -Me defendí, con palabras claro. Ya sé que con golpes no logro hacerle ni un pequeño moretón.

Adam me tomó de las muñecas poniéndome de pie frente a él.

- ¿Entonces quién?

- Fue hace mucho, cuando tenía 16 años. -Dije mirando la ventana, la cual estaba mi izquierda, evitando verlo a él- Creí que lo sabías todo de mí. Dijiste eso cuando me llamaste por móvil aquella vez. -Lo miré a los ojos esta vez- No me conoces como crees.

- Y tú mucho menos a mí. -Pareció enfadarse- Así que dime con quién perdiste la virginidad.

- ¿Por qué insistes en saberlo? Ya pasó mucho tiempo. Ni sé qué habrá sido de él.

- Tú sólo contestame. -Me pegó a su cuerpo. Sentía los latidos de su corazón, acelerados, como los míos.

- Su nombre es Stephen. -Bufé- ¿Contento? ¿Ahora puedes soltarme?

Adam me soltó. No creí que lo hiciera pero me alegro.

Nos quedamos por varios minutos así de pie sólo viéndonos.

Y pensar que todo esto empezó sólo por que me mudé en frente de su departamento.

Animals (Adam Levine) EDITANDOWhere stories live. Discover now