Mi gran amor: Jeff the killer

25#

Gracias : )
Qué bueno que les haya gustado el capítulo anterior.
Gracias por comentar.

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Todos los días empezaron a ser iguales. Iba a la preparatoria, me golpeaban, regresaba a casa, atendía mis heridas, comía, me bañaba y dormía. Ahora esa era mi aburrida rutina.

No tengo la menor idea de cómo sucedió pero todos en la preparatoria se enteraron de lo que me pasó antes de venir a esta preparatoria, la muerte de mis padres, la de Randy, la desaparición de Jeff y Jane además de lo que ya todos sabían, la muerte de Bryan, la de mi hermana y la desaparición de Liu. Por la preparatoria se esparció que cualquier persona que era cercana a mí acababa muriendo o desapareciendo, cosa que no era del todo falso. Por lo que el único contacto que tenía con alguien era cuando me golpeaban.

Hubo un par de veces donde sobreviví de milagro a los golpes y muchas otras donde tuve que ir al hospital pero yo continué con esto por unos dos meses.

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Era una tarde como cualquier otra y a eso me refiero que regresaba toda golpeada a mi casa, hoy llegaba un poco más tarde de lo normal porque no pude moverme por unas horas luego de los golpes (los profesores ya no me ayudaban, si pasaban cerca mío se hacian los que no vieron nada). Ya eran las seis de la tarde y al ser invierno ya casi oscurecía.
Entré a mi vacía casa y fui directa al botiquín pero me había quedado sin vendas, desinfecté las heridas y salí de mi casa hacia la farmacia para conseguir vendas.
Regresaba de la farmacia cuando sentí que alguien me seguía. Por un momento creí que eran de la preparatoria que venían a golpearme nuevamente pero me equivoqué.

- Camina naturalmente, no trates de hacer nada.

Era un hombre que me amenazaba con un cuchillo por la espalda. Hice lo que me dijo, además casi nadie pasaba por estas calles, no tenía a nadie a quien pedir ayuda.
El hombre me llevó hasta una vieja fábrica abandonada, estaba llena de cajas y polvo. El hombre me pegó contra la pared, hizo que me volteara para estar frente a él, era más alto que yo y le ponía unos 30 años a lo mucho. Me puso el cuchillo en el cuello y me tapó la boca con la otra mano.

- Bien - dijo.

Lo notaba ligeramente nervioso aunque yo no sentía nada, no tenía miedo ni nada.

- No grites o te mataré ¿entendido?

El hombre se acercó más a mí, bajó su mano de mi boca a mi pecho y empezó a frotarse contra mí mientras con su mano masajeaba mi seno.

- Ja... jajaja... jajajajajjjjajaaaa... - empecé a reír.

El hombre me miró y apretó un poco el cuchillo contra mi cuello pero sin cortarme.

- ¿De qué te ries?
- ¿Crees... crees que... me importa morir? - le pregunté entre risas luego me detuve-. Pues te equivocas. Así que mátame de una buena vez.

Al decir eso me moví e hice que el cuchillo cortara ligeramente mi cuello dejando una larga pero superficial cortada.
Él alejó el cuchillo de mi cuello, también se apartó un poco de mí. Cogí su mano, la que tenía el cuchillo, con ambas manos e hice que apuntara a mi pecho, justo donde quedaba mi corazón.

- Aquí. Apuñalame justo aquí. No quiero volver a sentir nada.
- E... está loca - dijo el hombre.

Su brazo estaba temblando.

- Pst, qué inútil.

Le arrebaté el cuchillo y el hombre de inmediato retrocedió. Me hice una gran cortada en mi brazo y empezó a salir sangre. Sentí una extraña fuerza apoderarse de mí, una oscuridad rodeándome.

- Jaja... - reí - no siento nada, no duele.

Vi la sangre en el cuchillo y la lamí. Dulce pensé luego sonreí y vi al hombre.

- ¿No es hermoso este color rojo?
- Eh... - el hombre dio otro paso hacia atrás - ¡Loca!
- Sí, tal vez... - dije con una gran sonrisa.

Corrió tratando de alejarse de mí. Yo lo seguí, pateé en la parte detrás de sus rodillas y él cayó al suelo. El hombre se dio media vuelta y me miró aterrado, yo me senté sobre él impidiendo que se levantara.

- Dulces sueños.
- No... espera...

Apuñalé al hombre en el estómago incontables veces mientras me bañaba en sangre. Esto es divertido, muy divertido. Cuando me separé de él empecé a reír maniaticamente, luego le abrí desde el estómago hasta llegar a su garganta y con mi mano saqué su corazón.

- Hermoso, es hermoso, ahora ya no siente nada. Un frío y duro corazón. Te envidio...

Una extraña sensación se apoderó de mí y me tragué el corazón del hombre.

- Tu corazón bañado en lujuria es un delicioso manjar - me deleité y relamí mis labios.

Clavé el cuchillo en el cuerpo sin vida del hombre y luego me fui pero antes de salir de la fábrica miré al cuerpo sin vida y dije:

- Había olvidado lo que se sentía. Gracias por recordarmelo.