⚜️04: Un loco en el castillo

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Todo él era una obra de arte.

Yuichiro tuvo una erección.

Asustado por los obscenos pensamientos que invadieron su mente, Yuichiro se cubrió su sólida masculinidad y se impulsó para salir de ahí, ni bien se percató que Mikaela no lo estaba viendo. El zorro sonrió cuando notó que su plan saldría a la perfección, aunque no se esperaba que fuese a resbalar con uno de los jabones para mandarlo de vuelta a la bañera.

—¿Sabes que eres el peor depravado con el que he tenido que lidiar? —inquirió Mikaela en un tono aburrido, enjuagándose el resto de la espuma.

Luego Mikaela giro sobre su eje para darle el encuentro.

—Te metes a mi hogar, a mi balneario, me observas como todo un enfermo mental, tienes una asquerosa erección en mi presencia y no te disculpas —enumeró Mikaela.

—¡No sé de qué me estás hablando!

—¿A dónde vas? —Mikaela lo sujetó de la cola.

—¡Suéltame! —rugió Yuichiro, forcejeando—. ¡Me llevaron aquí a la fuerza! Ni tenía una puta idea que tú vendrías. ¡Créeme! Si lo hubiese sabido, hubiera preferido bañarme con los cerdos.

—No te soltaré hasta que te disculpes. —Mikaela apretujó el rabo con sus garras, y continuó—: Eres un descarado. Eres como toda esa sarta de idiotas, tratándose de acostar conmigo. Aunque tengo que darte crédito por haberte inventado tal excusa para verme desnudo. Casi creíble.

—¡Es porque lo es, arrogante vampiro! —escupió Yuichiro, empujándolo y lográndose zafar—. A mí no me interesa casarme contigo, ni mucho menos acostarme con alguien como tú.

Yuichiro nadó hacia los escalones, e indignado ante su descubrimiento, dijo:

—¿Por qué nadie me dijo que había peldaños aquí? Estuve saliendo y entrando por los bordes como todo un imbécil.

—No pude haberlo dicho mejor.

—Tarado... —murmuró Yuichiro.

El zorro levantó una bandeja para taparse su pene, y enroscó su cola para cubrir su trasero.

Al salir, Yuichiro se sacudió como un perro, empapando todo a su alrededor. Mikaela se quejó por el gesto, deseando que le dieran una buena golpiza por su impertinencia. Todavía no podía creer que sus padres hayan aceptado a ese animal pulgoso como uno de sus pretendientes. No poseía nada especial, aunque Yuichiro era admisible en el departamento de la belleza, pero para el resto, era un total fraude. No había nada en él que lo haga interesarse.

—¿Por qué no te casarías conmigo? —cuestionó Mikaela en voz alta.

Yuichiro se detuvo por una fracción, pero prosiguió colocándose la bata que había dejado Mikaela.

—Si es cierto que no quieres tener coito conmigo, dime por qué —insistió.

Yuichiro pensó en ignorar sus preguntas, pues goteaban narcisismo por donde se las viese. Mikaela había sido bendecido con una belleza sobrenatural; sin embargo, eso no lo hacía digno de su mano ni mucho de compartir el trono de Inari con él. El vampiro no era tan especial como lo habían descrito todos los nobles de su reino. Era detestable, egocéntrico y patético.

—Contéstame.

—¿Por qué habría de casarme o acostarme con alguien que no amo? Mi amor será verdadero y esposaré a quien me complemente. No tengo pensado estar con un ridículo vampiro que piensa que el mundo gira en torno a él. Y lamento decepcionarte, pero solo he venido por los libros de la biblioteca.

¿Quién se casó con Mikaela Hyakuya?Où les histoires vivent. Découvrez maintenant