"Ironias afiladas y una cacería"

Comenzar desde el principio
                                    

Su hermana empezó a saltar por las escaleras.
Lennox se acercó a encontrarla, y las dos hermanas se fundieron en un abrazo lloroso y tembloroso.
Lennox había roto a llorar sin mas remedio.

–¡Por fin, Lenn! ¡Por fin! –sollozo Gine.

Lennox sintió una punzada de culpabilidad en el pecho.
Con la muerte de sus padres Lennox se había vuelto una cobarde. Una egoísta.
Salio huyendo sin pensar en nadie mas en que ella misma. Dejo a la pobre Gine con tan solo doce años.

–Lo siento, Ginny. Lo siento tanto. –dijo Lennox.

Y lo sentía. Lo sentía de forma pura y absoluta.
La había abandonado. Se había limitado a escapar y se había olvidado de lo mas importante; Gine. La niña que nunca tendría un baile con su padre en su cumpleaños dieciséis.

Gine salio de su cuello, y frunció el ceño hacia ella.

–No lo sientas. –dijo ella con solemnidad. –Lo necesitabas, Lenn. Yo siempre lo entendí.

Un golpe de incredulidad azoto a Lennox.

Sin duda la había subestimado.
La pequeña Gine había comprendido todo lo que le ocurría a su hermana incluso antes que ella misma.

–Eres la mas inteligente de las niñas, Ginny.

Gine miro hacia Jace.

–No soy una niña, Lenn. –dijo mirándole.

Él sonrió divertido al sentir su mirada castaña.
El mensaje era claro.

«Jace, cariño, no escuches a Lennox. No soy una niña. »

Lennox alzó una ceja acusadora al notar su juguecito de miradas.

Jace se tensó al darse cuenta de la desaprobación de Lennox, y se aclaro la garganta.

–¿Un abrazo, Chica Ruda? –dijo aún incomodo.

Lennox vacilo un segundo, pero acabó rompiendo en una sonrisa.

Los poderosos ojos verdes de Jace se iluminaron y agarro a Lennox por la cintura.

–Dieciséis años, Jacie. –susurro Lennox en el oído de Jace. –Solo dieciséis. Lejos de su himen, ¿me he expresado con claridad?

Los hombros de Jace se estremecieron ante las palabras de su amiga.

–Tranquila. Lejos me quedare. –dijo con voz forzada.

Lennox se separó de su amigo.
Le dedico una sonrisa irónica y le dio un puñetazo en el hombro.

–Relajate, guapo. Solo era una broma. –murmuró ella.

Jace sonrió.

–Echaba de menos tus amenazas, nena. Son tan sexys y terroríficas.

Gine fulminó a Jace con la mirada.

Coqueteo fuera, picha brava. –pensó Gine.

Jace lució sorprendido cuando encontró la mirada significativa de Gine.
Una sonrisa burlona tiro de las esquinas de su boca.

–¡Oh, Lennox guapísima! –exclamo él poniendo un brazo en sus hombros. –¡Se te a echado en falta muchísimo!

Jace se acercó demasiado a Lennox.
La cara de Gine se puso roja de celos. La sonrisa de Jace se ensanchó todavía mas.

1. Locas Historias De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora