5 años después de la Batalla

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Draco Malfoy caminó de nuevo por el césped de uno de los patios de Hogwarts. Hacía ya cinco años desde la ultima vez que estuvo en el lugar. Hoy estaba aquí por un asunto mucho más diferente al de la ultima vez. Se había propuesto arreglar de alguna forma los asuntos pendientes que tenía o al menos tratar de ponerles fin para que dejaran de atormentar sus noches. 

Encontró a la directora McGonnagall en una de las clases. La mujer era más mayor, aunque suponía que se le notaba mucho menos que a él el paso del tiempo. 

- Draco Malfoy- dijo la directora McGonnagall.- ¿A qué debo esta visita? 

- ¿Dónde está?- preguntó Draco sin rodeos. No pretendía perder el tiempo en el colegio dado que tan solo había venido a buscar una cosa, o más bien, a una persona. 

- No está aquí- respondió McGonnagall. 

De pronto a Draco le llegaron un monton de recuerdos a su memoria. Había visto a escondidas muchas veces a Miranda. Escuchó la conversación que tuvo con Dumbledore sobre el espejo. La vio luchar con una espada contra su profesor y ganar. Vio a Miranda llegar a la sala común con una botella de champagne en la mano y actuar como si ser descubierta no fuese más que un mínimo riesgo a tener en cuenta. Esos habían sido recuerdos medianamente buenos, pero también los había malos. Ver como la chica se clavaba una espada a si misma era uno de los peores que normalmente lo asaltaba en cualquier momento, incluso cuando estaba en la mesa comiendo junto a sus padres. 

Pensar que la chica había sido capaz de llagar a ciertos extremos tan solo hacía que algo nuevo y doloroso despertase dentro de él. 

- No ha pedido un Encantamiento de la Memoria- dijo la directora.- Pero si lo hubiera pedido se lo habría dado...- aseguró severamente.

- ¿Por qué?-logró preguntar Draco. 

- Dijo que si borraba todo lo que había vivido, tanto las cosas buenas como las malas, volvería a ser de nuevo la misma Miranda Moon que era antes... y que las experiencias que le habían tocado vivir estaban ahí por algo- respondió Minerva. En realidad Draco quería saber por qué Minerva llegaría a borrar la memoria de sus sobrina nieta si ella lo pidiese, pero en el fondo él sabía que se la borraría porque estaba en su derecho de hacerlo. 

- ¿Dónde está?- volvió a preguntar Draco. Ahora sabía que no estaba muerta. Tan solo lo había dudado un segundo, pero Draco creía firmemente que ella sobreviviría de alguna forma. 

- Ahora vive en Oxford- respondió Minerva muy a su pesar.- Ha estado estudiando medicina en la Universidad de Oxford. Quiero que sepas por encima de todo que ahora Miranda vive una vida tranquila. Trabaja en un hospital privado como Jefa de Cardiología... 

Draco no necesitó más información. Ya sabía donde encontrarla y la encontraría. 

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Cuando la encontró se sorprendió al verla. Había cambiado. Seguía teniendo la misma altura y la misma figura delgada y estilizada de modelo... pero su pelo ahora estaba cortado a la altura de sus hombros. Sin duda seguía teniendo la misma cara dulce e inocente de siempre, aunque Draco sabía que de alguna forma ella ya no era tan inocente. No todos los chicos y chicas del mundo se habían visto envueltos en una guerra a los dieciocho años. 

Miranda estaba dentro de su casa. Un adosado típico ingles de dos plantas. Una de las ventanas del salón daba a la calle por lo que Draco podía observarla sin problemas. Se movía por la casa de forma muy natural y sencilla. 

Draco se quedo mirando embobado a Miranda cuando el teléfono comenzó a sonar. Trato de escuchar la conversación que se llevaba a cabo en el interior de la casa, pero suponía un esfuerzo sobrehumano. 

Minerva estaba preguntándole a su sobrina nieta si había pasado algo extraño en la vida de Miranda últimamente. Miranda tan solo frunció el ceño en respuesta. Ella no entendía a que venía esa pregunta, pero Draco sabía que Minerva se refería a él con... "algo extraño". 

- No, no ha pasado nada extraño- respondió Miranda mientras revisaba en sus manos  un pequeño montoncito de cartas. Tiro algunas de ella encima de la encimera de la cocina y comenzó a abrir una que parecía mucho más especial... como si alguien la hubiese escrito a mano.- Esta noche he quedado para cenar con Ginny y Harry- respondió Miranda. Draco levantó una ceja como normalmente hacía, tenía muchísima curiosidad por saber que tipo de relación tenía Miranda con ellos dos. 

Se escondió donde pudo cuando Miranda salió de su casa. Obviamente Miranda había crecido, pero no solo físicamente, también había evolucionado su estilo. Ahora parecía una persona más seria. Draco había conocido en Hogwarts a una chica que vestía vaqueros ajustados, botas y chalecos... todo eso le quedaba muy bien y era... sexy. Pero la persona que veía ahora, una mujer de 23 años era elegante en toda regla. Miranda se había superado a sí misma. Observó de cerca como Miranda camina por las calles de Oxford, Draco se puso algo celoso cuando se dio cuenta de que algunos hombres se quedaban mirando demasiado sus piernas, pero él no podía hacer nada...tan solo observar como una sombra. 

La "persecución" lo llevó hasta un elegante restaurante en el centro de Oxford. Ginny y Harry ya estaban esperando en el interior por lo que Draco no corría peligro de ser descubierto. Los tres mantuvieron una conversación muy animada durante algunas horas. Draco se sintió bien cuando vio a Miranda reír varias veces aunque solo pudo captar pequeños trozos de conversación. Ginny seguía formando parte de ese equipo de Quidditch y Harry seguía siendo Auror. Draco sabía estas cosas, como toda la maldita gente del mundo mágico, lo que a él le interesaba era enterarse de más cosas sobre Miranda. Pero cuando se enteró, no le gustó mucho lo que oyó. 

Por lo visto Miranda había estado en contacto por carta durante todos estos años con Viktor Krum, el jugador de Quidditch del equipo Búlgaro. También se enteró de que no solo habían estado mandando cartas, sino que Miranda también había pasado un verano entero en Bulgaria junto a él y que gracias a eso ella sabía algo de búlgaro, de lo que presumió enseñándole algunas frases a Ginny. 

Draco maldijo en un susurro. Tenía ganas de volver al colegio y decirle cuatro palabritas a la directora McGonnagall por no compartir esos detalles. Aunque la mujer había asegurado que desde que su sobrina nieta se fue de Hogwarts solo la veía en Navidades y que esto se debía a que Miranda no quería romper del todo el contacto con su nueva familia descubierta, por eso había elegido permanecer en Oxford antes de volver a mudarse a Australia. Draco ya sabía que Miranda no vivía en la antigua casa de sus padres, había estado buscándola allí... pero su casa estaba limpia y nadie vivía en ella. Tenía los muebles, pero todos estaban vacíos. Mientras estaba en Australia recordó que uno de los amigos de Miranda vivía unas casa más allá, por lo que fue a buscarlo. Pero el que alguna vez fue el mejor amigo de Miranda no había sabido nada de ella en años. 

Draco no captó el trozo de conversación en el que se mencionaba si Miranda y Viktor seguían juntos o no, lo cual le fastidió. Siguió a Miranda de nuevo hasta su casa, e incluso la vio acostarse antes de irse a un hotel y seguir pensando en como hacer lo que tenía en mente... 

A ver, tengo ganas de saber si esto es un poco... ¡PUAJ! En plan... muy ¿azucarado? No tengo ni idea de como podría describir esto desde el punto de alguien a quien no le gusta. Pero supongo que a los que no les guste siempre les queda la posibilidad de crear un final alternativo en sus mentes, ¿no? (O quedarse en el capitulo "Batalla de Hogwarts III ) y pensar que Miranda ha seguido viviendo una vida de lo más ordinaria. 







Miranda's Unknown Secret (Draco Malfoy) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora