Muy escurridiza

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La tranquilidad dura tan solo hasta la noche justo antes de la cena y en la sala común Blaise vuelve a abordarme como si me estuviera cazando. 

- Eres un poco escurridiza- dice mientras se deja caer junto a mi en el sofá frente a la chimenea. 

No tengo ni la más minima idea de desde donde ha venido. Yo estaba aquí sentada, sola y de pronto, como caído del cielo, ha aparecido él. 

- Casi me das un ataque al corazón- digo mientras tomo una bocanada de aire y me llevo una mano al pecho, justo por encima de mi corazón. 

- Sabía que producía un gran efecto en las chicas, pero no tanto- dice Blaise satisfecho mientras me guiña un ojo, quizás tratando de seducirme. 

- No sé yo si "ataque al corazón" está en el top 10 de mi lista de reacciones deseables causadas por un chico- digo sarcásticamente. 

- No te preocupes Miranda, aun me quedan un montón de reacciones que te puedo provocar- dice regocijándose en su propia felicidad. 

¡Ja! Reacciones que aun te puedo provocar. ¡Sí! Estoy totalmente segura. Vomito, mareos, nauseas, más vomito, arcadas... todas esas están en la lista. 

- ¿Qué quieres?- pregunto secamente. 

- Lo que quieren todos los hombres- dice guiñándome un ojo de nuevo. 

- ¿Una cerveza y comida?- pregunto apelando a mi inocencia. Tal vez si juego en la liga de las niñas sensibles sin experiencia se vea abrumado y se aleje. 

- Cerca- dice mientras se mueve más cerca de mi. 

- Has dicho que es lo que todo hombre quiere, por lo que para tenerlo has de ser un hombre. Cosa que no eres- digo alejándome de él con brusquedad. 

- Eres de las difíciles, ¿no?- dice alargando su mano hasta tomar un mechón de mi pelo. Un escalofrío muy desagradable sube por mi espalda. 

Mi mente comienza a gritar: ¡huye!, pero mis piernas no reaccionan. Es como estar atrapada dentro de un cuerpo insensible. Un cuerpo muerto. Trato de tranquilizarme de nuevo. 

- No me toques el pelo- digo mientras aparto su mano lentamente. 

- Vamos a hacer una cosa. Dame un oportunidad y te demostraré que vale la pena estar conmigo- dice seriamente. Más que una opción lo hace sonar como una obligación. 

- Me lo pensaré- digo levantándome del sofá y tomando mi pequeña pila de libros. 

En realidad no tengo a donde ir, la cena será dentro de poco por lo que me quedo sentada en la cama de mi habitación y mirando la pared del frente. Alguien llama a la puerta, es algo extraño. Antes de decir nada pienso que podría ser Blaise que viene a dar por culo de nuevo, pero entonces sin pensar mi boca se abre. 

- Adelante. 

La puerta se abre como una tercera parte y para mi sorpresa y desgracia, dado quien entra, no es Blaise. 

- ¿En serio? ¿Todo el mundo ha decidido molestarme hoy o qué? ¿Os habéis puesto de acuerdo para jorobarme la tarde?- pregunto indignada mientras me levanto de la cama de un salto. 

- ¡Vaya recibimiento!- exclama Draco sarcasticamente.- Nunca en la vida me he sentido más acogido. 

Me dejo caer en el filo de la cama y me cruzo de brazos. Paso de decir que lo siento, porque no lo siento en absoluto. 

- Os he visto a ti y a Blaise hablando- comienza a decir.- Bueno, a Blaise hablando, acercandose... y a ti levantando una ceja como si el pobre estuviera delirando. 

- Créeme lo estaba- aseguro. 

- Tengo curiosidad, ¿de que estaba hablando exactamente?- pregunta levantando una ceja. 

- ¿De verdad has creído por un segundo que te lo voy a contar?- pregunto volviéndome a la levantar de la cama y acercándome a zancadas hacia él. Estoy furiosa.- ¿De verdad crees que nos vamos a sentar como si fuésemos amigos de toda la vida para comenzar a contarnos nuestros más oscuros y denigrantes secretos? Tú si que estás delirando, Draco. 

Draco traga fuertemente mientras sus ojos se clavan en los míos. 

- Entonces, estabas soñando- digo justo antes de retirar la mirada y dirigirme fuera de mi habitación dejándolo a él dentro.  




Miranda's Unknown Secret (Draco Malfoy) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora