Miranda's Unknown Secret (Draco Malfoy) EDITANDO

Slytherin

Me he despedido del profesor Kent antes de tan siquiera irme de la enfermería. El pobre hombre hasta se ha pasado para ver cómo estaba antes de irse. Me he sentido super apenada porque ahora que no me tiene porque dar clases de cosas normales como mates y ciencias se tiene que ir de Hogwarts y dejar aquí a su pequeña hija. Aunque antes de irse me ha entregado una funda con las dos espadas de esgrima, lo cual es una pasada y me hace sentir un poco ninja. 

Me siento un poco... potente e importante cuando camino por los pasillos de vuelta a la habitación para dejar las espadas mientras todo el mundo me mira cuando paso por su lado. 

Me consta que el rumor ha vuelto a extenderse y que ya todos saben que no soy muggle o algo así. 

- Contra todo pronostico la alumna Miranda Moon ha resultado ser una bruja- comenta el director del colegio con esa voz tan potente y autoritaria que sienten todos mis huesos que tiene.- Por ello en la noche de hoy el sombrero seleccionador le asignará una casa. 

¡Una casa! ¡Una sala común! ¡Adiós lepra social! 

Bajo por ultima vez del sitio al lado de Minerva y camino junto a ella hasta el penoso banquito de madera donde debo posar mi culo para que me pongan al sombrero parlante en la cabeza y me mande a una casa. 

¿Soy la unica a la que le da repelus que le pongan un sombrero que habla en la cabeza? En serio, tiene boca y no tiene ojos o cuerpo... es escalofriante.

- ¡Slytherin!- grita el sombrero super decidido. 

¡Pero será hijo de puta! ¡Sombrero de puta! ¡O lo que sea! ¡Otra vez vuelve a mí la lepra social! Por alguna extraña razón algunos de Slytherin sí que aplauden... otros mantiene la compostura y muestran su total desacuerdo. Por mi genial, porque me sigue importando una mierda lo que opinen. 

- Ahora toma tus maletas y ve a tu habitación. Aquí tienes tu varita- dice mi tía abuela mientras saca una varita de su capa. Parece el bolso de Mary Poppins- es de caoba y pelo de unicornio. 28 centímetros y elástica. Creo que te irá bien dado tu potencial. A Ollivander ni siquiera le ha hecho falta conocerte, con tan solo mencionar tu nombre... 

¡Unicornio! Vamos a ver... ¿quién de niña no ha soñado con tener un unicornio? (seguro que alguien en el mundo no, pero no pasa nada) Ahora tengo pelo de unicornio en un palo de madera con poderes mágicos. Si alguna vez le cuento eso a mis amigos van a decir que mi camello me he vendido mierda. 

No sé como me las arreglo, dada la cantidad de pasillos subterráneos que hay en este maldito lugar, pero resulta que logro llegar a mi habitación tras haber soltado la absurda contraseña "sangre pura" que son ¿Hitler? Venga hombre... eso de la sangre pura y tal y cual está ya obsoleto. ¿No podrían poner de contraseña "serpiente" o algo fácil? 

El caso es que llego a mi habitación y que dentro de ella me encuentro a otras dos chicas que no parecen muy dispuestas a gritar dentro de dos días a los cuatro vientos que quieren ser mis mejores amigas, ni entablar conversación si me permites decirlo. Más bien parecen del tipo... soy más puta que ninguna y te voy a hacer la vida imposible, así que me limito a mi zona de la habitación y me quedo ahí bien calladita. 

- Vaya, vaya. Parece que la escoria sube de categoría- oigo a una voz, que ya puedo reconocer, hablar desde la puerta. 

Al ver al tal Draco Malfoy mis dos compañeras de cuarto se largan de allí. Sin duda son unas zorras. 

- Se ve que mi ascenso te ha perturbado gravemente porque has tenido que venir hasta aquí incluso para comprobarlo- me burlo mientras me apoyo en una de las barras de madera de la cama. 

- ¿Has sido tan siquiera muggle alguna vez o era algún tipo de truco de tu tía?- pregunta apoyándose en el marco de la puerta. 

- Es mi tia abuela, para empezar. Y sí, era muggle hasta hoy. Pero supongo que te da igual así que... Adiós. 

- ¿Estás echándome?- pregunta ofendido. 

- ¿Estás ciego y además eres sordo? ¿O qué?- pregunto riéndome-. Sí, te estoy echando con todo el derecho del mundo. Este es mi cuarto y tú no estas invitado así que... Adiós de nuevo. 

Soltando un gruñido, Draco se aleja de la puerta mientras lo oigo pisotear el suelo. Cuando más lejos mejor.