Boda

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Durante el mes de julio me llega una carta con una lechuza. Analicemos la situación. Una carta + una lechuza. ¿Dónde quedan las palomas mensajeras? Pues sí, amigos... un pájaro me trae una carta. 

- ¿Qué es?- pregunta Minerva mientras estamos comiendo en el Gran Comedor. 

Abro el sobre y saco la pequeña tarjeta de color perla con intrincados dibujos en dorado. Parece muy elegante. Comienzo a leer las líneas y abro los ojos de par en par. 

- Es la invitación a una boda... ¡Me han invitado a una boda!- grito de alergia. Minerva frunce el ceño.- Es la primera boda a la que voy en mi vida...- explico. 

Como en mi familia solo éramos mis padres y yo... nunca he ido a una boda de un primo, tío... o alguna boda de esas a las que va la gente. En serio que nunca en la vida he estado en una boda. Las he visto de lejos celebrarse en la playa, pero nunca he estado invitada a alguna. 

- ¿Quién se casa?- pregunta Minerva tratando de tomar la invitación. Alejo la invitación de su alcance. 

- Uno de los hermanos de Ron y una chica llamada Fleur Delacour- respondo.- No conozco a ninguno... ¿por qué me han invitado?

- Puede que a todos os venga bien un poco de distracción- responde Minerva algo apenada. Lo cierto es que todo el asunto de la boda supone un agradecido añadido en mi rutina. Minerva me da camino libre para diseñar mi propio vestido por lo que aprovecho cada pequeño momento libre para crear nuevos bocetos. Todos los dibujos que hago son tan diferentes que no sé cual de ellos elegir. ¿Veis a lo que se refiere la gente cuando dicen que ser chica es difícil? Es porque hay demasiado donde elegir... 

Minerva me regala unos nuevos zapatos con tres tiras muy finas que los sujetan a mis pies y unos nuevos y precioso pendientes de cristales transparentes. 

El 1 de agosto llega antes de lo que pensaba y con él el día de la boda. Estoy totalmente frenética desde el mismo momento en el que me levanto. No dejo de andar de un lado para otro con el pijama puesto. Después de desayunar me lavo los dientes como dos veces. He esparcido todo el maquillaje que tengo por encima de la cama y no dejo de cambiarlo de un lado para el otro. El traje cuelga de la parte alta de la puerta para que no roce el suelo. 

Como ya soy una bruja experta... más o menos, voy a aparecerme en la boda. Sí, tranquis ya tengo mi licencia y todo ese rollo. Es muy guay, ¿verdad? Pues no, porque si la cago voy a estar en un buen lío. Un lío que incluye despartición de por medio. 

Es por la tarde cuando ya estoy lista. El pelo, para no cambiar las costumbres, me lo he dejado a un lado para así poder lucir al menos uno de los pendientes. El traje, otra vez para no cambiar las costumbres tiene un escote gigante. La tela rosa cae como un halo alrededor de mis piernas y esta vez llevo una raja en la pierna izquierda en vez de la derecha para sí poder lucir los zapatos. 

- ¿Estás lista?- pregunta mi tía abuela. 

- Sí- respondo mientras asiento con la cabeza. 

Me concentro en el lugar al que quiero ir. La Madriguera. Pienso en mi cabeza como ochocientas veces antes de sentir algo. Hace super poco que descubrí que así es como llaman a la casa de los Weasley. Pierdo el aliento en el proceso, como si mis pulmones se estuviesen plegando sobre sí mismos. Pero todo esto acaba cuando vuelvo a abrir los ojos y aparezco, nunca mejor dicho, en el lugar deseado... más o menos. Tengo que anda como cincuenta metros para llegar al lugar, y con estos tacones... 

Ya hay gente entrando en la carpa. De hecho la cola de gente está terminándose y temo llegar tarde.

- Putos zapatos de mierda- susurro para mi misma. Camino con la invitación en la mano hasta llegar a la entrada de la carpa, aunque me sorprendo al encontrar a Ron, Hermione y un chico con el pelo rizado y pelirrojo están hablando con otro chico que está de espaldas a mi. 

Miranda's Unknown Secret (Draco Malfoy) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora