Dotes de espionaje

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Las dos burras, perdón, compañeras de cuarto ya están roncando como dos camioneros obesos. Las dos tienen las bocas abiertas de par en par, casi como de la medida de un tren... ojalá les entre un bicho o algo. No hombre, no. Es broma. 

Me levanto lentamente tratando de hacer el menor ruido posible, después deslizo las sábanas a un lado y dejo caer las piernas por el borde de mi cama. Me levanto y bajo la mirada para observar mi pijama. Es de verano y ademas de raso color rosa claro. No es el atuendo que yo elijiría para un espía, pero... seguro que con la capa se disimula. A demás mi intención es que no me pillen. 

Me coloco la capa sobre el pijama y salgo de la habitación. Justo cuando estoy en la sala común me doy cuenta de que no llevo zapatos, pero para no perder tiempo, y después de soltar una retahíla de tacos, decido olvidarme de ellos. Estoy fuera ya. Camino por los pasillos, según tengo entendido la cocina está junto a la casa de Hufflepuff, más o menos por el corredor de la cocina. 

Ya puedo imaginarme a todos esos chicos escapándose por las noches para robar unas cuantas chuches, como yo voy a hacer. 

Escabullirme por la noche para coger comida de la cocina era algo que hacia habitualmente en mi casa. Así que, ¿por qué perder la costumbre? 

Estar en este colegio encerrada hace que me sienta como un animal enjaulado. ¡Vamos, hombre! Nadie quiere pasarse hasta los fines de semana en un colegio. Seguramente ni los niños magos. 

No he preguntado a nadie sobre donde está, por lo que estoy lleno un poco a ciegas. Sinceramente creo que deberían de entregarle a cada alumno un mapa muy detallado sobre esta mierda de laberinto. 

Lo primero que hago es ir hasta la primera planta. Por supuesto tengo que esperar hasta que las escaleras se pongan como quiero que lo hagan, lo cual lleva un rato. Para cuando esto caminando por los pasillos y si me orientación no me falla muy cerca de la parte que coincide con el techo del gran comedor... escucho una conversación. 

Rapidamente corro hacia uno de los lados del pasillo y clavo mi espalda a la pared. Tengo que ocultarme si quiero no ser la siguiente en la lista negra de Santa para las navidades. 

La respiración se queda atrapada en mi garganta mientras oigo las voces que hablan desde el baño de la primera planta. No parecen dos persona mayores y creo que reconozco ciertamente una de las voces. 

Arrastro la espalda por la pared lateralmente hasta estar justo pegada al marco de la puerta. 

- Es que tu no lo entiendes. 

Esa es una voz que conozco mejor de lo que me gustaría. Draco. Tan fría y punzante como siempre... pero hay algo más, hay dolor también. Desesperación y miedo. 

La siguiente voz que habla es la de una chica. Una voz un poco chillona para mi gusto pero de todas formas sigue siendo la de una chica. 

Una. Chica. 

Eso hace que un extraño peso se asiente sobre mi estomago. Niego con la cabeza salvajemente y con ganas de abofetearme la cara por lo estúpida que soy. Soy Miranda Moon una estúpida que está confundiendo odio con amor en estos momentos. Yo lo odio, el me odia. ¿Hay acaso mejor relación que esa? 

Me retiro de la pared y camino lejos del lugar. Sigo buscando la cocina pero está vez bajo al sótano, no sé por qué pero tengo ese presentimiento. Efectivamente la cocina se encuentra en estos pasillos. Más allá de la puerta hay un montón de barriles, pero dado que no me apetece tomar vino, paso de ellos y me adentro en la cocina. Afortunadamente está completamente vacía aunque algo así como un gran fuego crepita en una chimenea. 

De verdad que no me imagino quien hace la comida tan rica en este oscura y medieval cocina. En serio, ¿dónde están las cocinas de gas y los grandes frigoríficos? 

De la forma más sigilosa que sé me muevo por la cocina, trato de abrir todos y cada uno de los armarios para poder encontrar algún que otro manjar. Soy recompensada cuando encuentro una pequeña caja de metal llena de bombones de chocolate y caramelo.  Después en otra de las alacenas encuentro una pequeña de champagne, lo cual es algo así como un regalo caído del cielo. 

¿Bombones y champagne? Parece que hoy tengo una cita conmigo misma. 

¡Soy la mejor ladrona de bombones y champagne que jamás ha conocido este maldito colegio!

Bombones y champagne. Lo siento, es que me encanta. 







Miranda's Unknown Secret (Draco Malfoy) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora