Reiníciame [BTS Yaoi]

Capítulo 20: No te detengas

Sonreí y deposité un breve beso en sus labios. Mala idea. Comencé a sentir ganas de más inmediatamente. Con mucho pesar y fuerza de voluntad, separé nuestros labios y apoyé la barbilla en su pecho, dispuesto a solo escuchar... por ahora.

- Salíamos juntos.

"¿Eh? ¿Quiénes? ¿El pelirrosa era novio de Jimin? ¿Qué... qué es esto que siento? Ag... debe ser hambre, seguro."

- ¿Te dejó?

Negó con la cabeza.

- ¿Le dejaste tú?

Asintió y desvió la mirada a la televisión. Quizá era más cómodo para él hablar del tema sin mantener contacto visual, qué se yo.

- ¿Por qué le dejaste?

Noté como se tensaba. Mierda, debería dejar de preguntar.

- Me puso los cuernos -Tragué saliva y me acerqué a su rostro dispuesto a dejar el tema a un lado, pero antes de que pudiera decir nada prosiguió hablando.- Tres veces.

¿Tres veces? ¿En serio? ¿Una, dos y tres? ¿Cómo se podía perdonar tantas veces a una persona? Era increíble, Jimin debía de quererlo mucho... Mierda, ese sentimiento raro de nuevo. Debería comer algo.

- ¿Cómo pudo perdonarle tres veces?

- ¿Eh?

- Es lo que estás preguntándote, ¿no?

Ahora era él quien me miraba. Sonreía amargamente. Aparté al vista y dejé que el silencio se convirtiese en la respuesta a su pregunta.

- Pues no puedo responderte porque ni yo lo sé. Probablemente me vuelvo idiota cuando me enamoro.

- ¿E-estabas... enamorado?

- Supongo.

Nos quedamos varios minutos en silencio, observando la televisión sin prestarle demasiada atención. Me sentía mal por haber sacado el tema. Me sentía mal por Jimin, ese Suga era un idiota.

- ¿Te sigue gustando?

"¿Por qué mierdas he preguntado eso? Parezco uno de esos novios celosos de las películas. Qué asco. Soy idiota"

Jimin no pareció pensar lo mismo que yo, ya que aunque tardó varios segundos en responder, terminó mirándome con una leve sonrisa surcando su rostro. Me atrajo hacia él y besó suavemente. Una parte interna de mí gritó de alivio; llevaba bastante rato ansiando los labios del enano. Comenzaba a pensar que se echaba droga en ellos antes de verme, pues si no, me era imposible comprender esa adicción a ellos.

- Dijiste que no harías nada hasta que te lo contase y ya te lo he contado. - Comenzó a descender las manos que tenía en mi espalda, hasta mi trasero. Una vez ahí, lo acarició firmemente sobre la tela de los bóxers.- Ahora harás lo que yo diga, ¿sí?

Asentí levemente mirándole embobado. No era tan idiota o masoquista como para negarme, yo también me moría de ganas por pasar un buen rato. Desde el día en mi casa no habíamos vuelto a hacer nada, y tenía que reconocer que saciarme solo no era ni la mitad de bueno que las manos de Jimin.

Sonrió y depositó un beso en mis labios, al cual yo di intensidad, apegándome más a él e introduciendo mi lengua en la cavidad de su boca. Él hacía lo mismo mientras deslizaba una mano por debajo de mis bóxers y me agarraba el trasero con firmeza, acariciando metodicamente este y el interior de mis muslos. Cuando nos separamos sonrió y no tardó ni un segundo en cambiar las posiciones, colocándose sobre mí. Yo ya tenía mi respiración más acelerada de lo normal.