Capítulo 01: Hallucinations

Start from the beginning
                                    

— Fue mi culpa, venía distraído. Lo siento, de nuevo... -dijo dedicándome una sonrisa.

Le sonreí.

Bajé la mirada hasta sus manos notando que una de ellas sostenía la cintilla de un estuche, lleve mi mirada hasta su hombro y vi una gran guitarra colgando de él.

— Lindos ojos.. -murmuró.

— Grac... ¡Dios, tu celular! -dije llevando mi mirada al suelo.

Me agaché para recogerlo a lo que él hizo lo mismo.

— ¿Se rompió? Porque te lo pago, ¡de verdad lo pago!

A quien quería engañar, como ya dije... Ni siquiera hipotecando mi casa me alcanzaría para pagar uno de esos.

— Tranquila, no se ha hecho daño -volvió a sonreír.

Asentí.

— No me has dicho tu nombre... ¿Sí tienes nombre, cierto? -dijo.

Llevé la mirada mi reloj de mano que anunciaba que faltaban dos minutos para el comienzo de la primera clase, y una suspensión era lo que menos necesitaba ahora mismo.

Al tener la oportunidad, lancé la banana a medio comer a un cesto.

— ¡Lo siento, pero ya debo irme! Se me hace tarde, ¡Un placer conocerte! ¡Adiós, y lo siento de nuevo! -dije y salí directo a la clase.

Cuando ya casi llegaba a mi clase me encontré a Cristina y a su hermano Samuel parados en la puerta de la sala de música.

— Hola... -digo al dar con ellos- Siento llegar tarde... Es que tropecé con.. ¡Bueno, ya estoy aquí!

— ¿Qué haces en pantuflas?

— Larga y complicada historia. ¿Que hacen ahí? ¡Vamos, ya hay que entrar a la clase! -exclamo arrastrándolos hacia los pasillos.

Corrimos hasta la clase de matemática a la que era la nuestra y Samuel había dado la vuelta en el pasillo anterior para dirigirse a la suya, la nuestra ya había empezado. Golpeamos la puerta para poder entrar y nos abrió una chica que no recuerdo su nombre en este momento.

— Adelante, tuvieron suerte de que Sampaio no haya llegado aún, o pasaban su noche de viernes castigados limpiando el garaje de su casa.

Entramos y cada una se dirigió a sus respectivos lugares y entro el Sr. Sampaio a dar su clase aburrida llena de números que nunca entendí.

Media hora de clases, yo necesito café y unos zapatos pues mis pies se estaban congelando horriblemente. Pasamos de Matemáticas a Filosofía, y yo tengo dificultades aún con el español, prefiero ir directamente y tomarlas en inglés, cosa que aquí no puedo hacer.

— Jari, ¿puedes venirte esta noche a dormir? Es que Samu ha quedado con amigos en casa y no quiero estar sola entre tantos hombres -se queja Cristina mientras patea las pequeñas piedras que se cruzan en su camino.

— ¿Y tus padres? -pregunté.

— Están en Turquía por temas laborales -responde.

— No lo sé Cris, no quiero dejar a la abuela sola y menos de noche. Además, prometí almorzar con ella hoy. 

— ¿Almorzar? ¿Tú?

La miré.

— Vamos J, por favor. Solo una noche -suplicó haciendo pucheros.

— Pero dejame llamarla cuando lleguemos. Y necesito unos zapatos.

— Lo que mande, señora.

Los ruidos molestos de la PC de Samuel se oían desde afuera, supuse que estría muy entretenido para notar que ya habíamos llegado.

— ¿No era que había quedado con amigos?

Le susurré a Cris.

— Si, quizás aún no han llegado.

— ¡Al fin llegan! -exclama Samu al vernos- Hay pizza en la cocina, ¿Quieren?

— ¿No era que venían tus amigotes? - le reprocha su hermana.

— Sí han venido -responde.

Dijo señalando el pasillo. Yo no vi a nadie.

Entonces el carilindo con pies de caballo pisador, entró en la sala.

— Yo solo veo a uno, ¡Hola Abraham! -canturrea mi amiga.

— Oye, sabes que siempre que digo "vienen amigos a casa" se trata de él, Tina.

— Me hubieses avisado. Hice venir a la pobre Jari para no estar sola entre mil hombres y tú solo te traes a uno. ¡Que perdida de tiempo! -exclama Cristina.

— ¿Yo soy una perdida de tiempo Cristina? -pregunto extrañada.

El tal Abraham, posó sus ojos en mí. Puedo jurar de que no de había percatado de mi presencia hasta que hablé.

— No J, tú no, que Samuel pierde el tiempo y no me avisa que solo vendría Abraham, si fuera así no te hubiese obligado a venir.

— ¡Oh! Que mal educado soy no les he presentado ... Abraham, ella es Jari, mejor amiga de la loca de mi hermana, es como una hermana más, Jari, el es Abraham más que mi amigo, es un hermano.

— Cuantos hermanos tienes tú, eh! -exclama Cris.

— Chocamos esta mañana. -comentó él.

— Si tan hermano tuyo dices que es, ¿Por qué no lo había visto antes?

— No sé, que raro. Bueno Abe, ella es Jari, antes de que preguntes por su español tan malo... no, ella no es de aquí, es una estadounidense aspirante a patriota. -explicó Samuel.

— Oh, ¿Adventurous yanki? -extendió su mano hacia mí.

— ¿Aficionado por los mariscos?

— Touché, ¿Cómo es que...?

— Mi abuelo era andaluz.

— It's a pleasure to meet you. -dijo.

— The pleasure is mine... -respondí.

— Lindas pantuflas.. -las señaló.

— Oh, Thanks..

— Bueno, nosotras subiremos... ¿Vamos, J? -dice Cris.

— En un rato subimos -comunica Samuel.

— ¿Qué fue eso? -preguntó Tina, al cerrar la puerta de su habitación.

— ¿Why? -me senté en el suelo.

— Eso de ahí abajo, con Abraham.

— ¿A presentation?, ¿Listening you?

— Sí, pero hubo como mucha confianza en el ambiente...

— Hallucinations.

— Ya, olvidalo...

Dio vueltas por la habitación, el sonido de sus mocasines resonaban en el dormitorio y el estruendo de sus dedos me ponía aún más nerviosa. Tartamudeó por un segundo, entonces ya lo vi venir. Sabía que esta invitación a dormir no venía sin doble intención.

— Sé que me oíste anoche y limpié tu váter, no te preocupes. También voy a digerir la banana del desayuno, sólo porque es viernes. 

Continuará...

LOUDER | RMWhere stories live. Discover now