Capítulo 11

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Aaron POV

Las chicas estaban más enérgicas de lo normal, quizás porque hace tres semanas no hablábamos; aún no termino de creer que pasé tanto tiempo inconsciente, además aún me parece irreal que esta noche estuve a punto de besuquearme con Elliot. ¿No fue mi imaginación, verdad? Sí, seguro fue mi imaginación.

Los cuatro platicamos por horas hasta que llegó la media noche. Disimuladamente envié señas a los chicos de que me encontraba exhausto y estos parecieron recibirlas. Ya son las dos de la madrugada, las chicas se encuentran en su habitación durmiendo y Elliot, duerme en la cama contigua a la mía.

Ahora que soy consciente, ¿qué estoy haciendo despierto a esta hora? además de admirar el torso semidesnudo de Elliot... No tuve que preguntarme por mucho tiempo por qué estaba despierto, ya que el pitido y la jaqueca me dieron la respuesta.

*Muerte, muerte, deliciosa muerte*

¿Pueden ser más sádicas las voces en mi cabeza? Mejor no espero una respuesta de esto, llevo con ellas toda mi vida, sé cómo son. Pero lo que me sorprende es que esto tristemente no es un presagio, nadie va a morir, simplemente alguien ya murió, alguien que conozco, lo siento y eso me asusta.

Sólo ejercí esta habilidad una vez cuando tenía tan sólo once años. Mi especie lo llama "heraldo de muerte": es la atracción natural que sentimos por la muerte, permitiéndonos así encontrar cadáveres de personas; no es una escena muy linda, pero no podemos evitarlo, actuamos como títeres, perdemos el control sobre nuestro cuerpo y simplemente caminamos hasta encontrar el cuerpo.

¡Y aquí voy!, me levanto de la cama arrastrando mis pasos, observo a Elliot un momento, rogando para que se despierte y me ayude, me detenga; pero él sigue en su cama durmiendo plácidamente. Salgo hacia el pasillo de la habitación y las chicas tampoco lo nota, finalmente me resigno, igualmente no puedo hacer nada para detenerme, las voces en mi mente tienen el control de mi cuerpo.

Camino por las calles de mi pueblo, el cual se encuentra bajo tierra, por lo cual la oscuridad predomina, a excepción de unas antorchas que iluminan las calles.

Caminé quizás unos 20 minutos hasta llegar a una amplia plaza decorada con banderas que en su centro tenían una Media Luna, el símbolo que representa a mi pueblo. Frente a esta plaza se encontraba frente a un imponente edificio que supongo es el hogar del representante en el concejo de la oscuridad: Mason, un hombre lobo. ¡Genial! Lo que me faltaba, mi habilidad para encontrar cadáveres me terminará convirtiendo en un cadáver; seguro él me asesina en cuanto me vea. Los hombres lobos son los más despiadados y temidos de mi pueblo.

Cuando me acerqué un poco más, no podía creer lo que se encontraba frente a mis ojos, debían ser un centenar de banshees aproximadamente, y eso es un gran número de los míos; somos una especie poco común. Todas las banshees que estaban en la plaza estaban gritando, hacían un coro alrededor de un cuerpo que estaba sujeto a un pilar por unos clavos que atravesaban sus manos, pies y hadas, su cuerpo estaba horriblemente ensangrentado; la imagen era desgarradora y más sabiendo que esa persona se encontraba muerta por mi culpa, por nuestra culpa, por ayudarnos.

-Leonor...- susurré con lágrimas en mi rostro antes de iniciar a gritar junto a las banshees

El hada que nos ayudó y explicó qué somos ahora, La representante en el concejo de la luz se encontraba sin vida colgada como un animal frente a mí, y yo no podía hacer nada para ayudarla, simplemente estaba aquí, gritando.

Todas las banshees estábamos gritando tan fuerte que es casi imposible que todas las personas en mi pueblo puedan seguir durmiendo. No le encontraba sentido a eso, hasta que divisé a Mason, estaba en el balcón de su edificio dando órdenes en el aire, ¿se ha vuelto loco? ¿A quién le da órdenes?

Saga Elementos y Sombras I : Oscuridad CrecienteWhere stories live. Discover now