Capítulo 5

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Cuando desperté esta mañana creí que hoy sería un día común, como todos los de mi vida. ¡Qué iluso fui! ¿Cómo pude creer que el concejo no tomaría represalias contra mi acto de rebeldía?

Hoy ha sido un completo caos desde que los Mythis ingresaron a mi habitación para llevarme a mi juicio por "traición" a mi especie, pero lo peor de todo fue ver a mi madre entregándome a ellos, verla cumplir ciegamente las órdenes de estos y observarme con cara de repulsión.

Cuando llegamos a la sede del concejo, me escoltaron hasta una habitación oscura, me ataron con una soga impregnada con azufre a una silla, el azufre, la única cosa en el planeta capaz de anular los poderes de cualquier Mythi. Los hombres me dejaron aquí, solo.

Ya han pasado quizás dos horas desde que estoy encerrado en este lugar hasta finalmente escucho pasos que vienen del pasillo y el chillido de una puerta metálica abriéndose.

Alguien encendió las luces dejándome casi ciego al instante, mis ojos tardaron unos minutos para adaptarse a la luz, y cuando pude ver con claridad, deseé no poder hacerlo. Frente a mí se encontraba Becca atada a otra silla, y junto a ella estaban una chica aparentaba 17 años, la misma edad que teníamos Becca y yo, el otro chico aparentaba unos 21 años y me resultaba familiar, aunque no levantaba su rostro por lo cual no podía saber quién era. En la habitación también se encontraba un hombre mayor el cual nos observaba con desprecio, era Agron, el líder Mythi que tanto detesto.

-Los jóvenes siempre son revoltosos, eso lo sé - dijo Agron dirigiéndose a nosotros cuatro - ¿pero traicionar a su propia especie por salvar a esos asquerosos humanos? Eso supera mi comprensión. Sus pueblos estarán avergonzados de ustedes. Tú –le acarició la mejilla a mi amiga- Rebecca Miller, perteneciente a los dragones del pueblo del fuego.- se acercó a otra chica que seguía y jugó con su cabello. – Tú, Sarah Parks, parte de las sirenas del pueblo del agua.- soltó su cabello y se movió frente al chico que me resultaba conocido. Tú definitivamente me decepcionas más que el resto, no pensé que tendría un corrupto en mi propio pueblo- tomó aire- Elliot Hunter, miembro de los ángeles del pueblo de la luz.- después de decir esto se acercó a mí y casi me asesina con su mirada.- Realmente de tu pueblo me lo esperaba.- me tomó de mi cuello con tanta fuerza que me lastimaba- Aaron Smith, Un banshee del asquerosos pueblo de la oscuridad.

-¡Suéltame idiota! Me haces daño.- Le respondí con furia a Agron

-¡Cállate traidor! Nadie te ha dado el derecho para dirigirme la palabra.-gritó acercándose a mi rostro.- Ahora se quedarán aquí hasta la hora de su juicio.- nos dijo a los cuatro mientras él salía de la habitación con una sonrisa arrogante.

Todos nos quedamos en silencio tras la salida de Agron, nadie se atrevía a mirar a ninguno. Yo estaba inmerso en mis pensamientos, recordando todo lo dicho por el horrible líder, fue así como recordé algo en lo cual no me había fijado. Él nombró a Elliot, un ángel del pueblo de la luz, ¿Podría ser el guapo chico de anoche? No, el no ayudaría a los humanos, lucía muy arrogante cuando lo conocí, además no es tan guapo....

Aun así quería descubrir si era él, por una extraña razón quería que fuera él, quisiera verlo, eso creo. Así que levanté mi mirada hacia el chico que seguía mirando hacia el suelo.

-¿Elli...Elliot?-susurré sintiendo que me quedaba sin aire por los nervios

El chico de cabello castaño levantó su vista del suelo y me miró, sus hermosos ojos color avellana me examinaban. Elliot veía cansado y un poco triste, nunca imaginé que él ayudaría a los humanos, es demasiado irritante para creerlo, pero allí estaba, esperando su juicio junto a nosotros por ayudar a los humanos también.

-Aaron- artículo las palabras despacio, dejando que se escaparan suavemente por sus labios.

-¿tú qué...- Me interrumpió el ruido de una explosión.

Los cuatro nos giramos en buscando la fuente del ruido, y la encontramos junto a los escombros de la puerta se encontraba una mujer mayor son sus alas extendidas, era un hada, pero no cualquier hada, era Leonor, un miembro del concejo. El hada se acercó corriendo a nosotros y e inició a desatarnos mientras hablaba.

-Deben salir de aquí, tenemos poco tiempo- hablaba agitadamente mientras liberaba a Sarah y luego a Becca

-¿por qué nos ayudas?- dijo sorprendida la sirena.

-No tenemos mucho tiempo así que seré breve- tomó aire- ustedes los seis desobedecieron las órdenes y realizaron sus labores, cada uno perteneciente a un pueblo, cada uno salvando un elemento de su salvación. Ahora, ustedes son los elementales, el resultado de una magia antigua que los vinculó a cada uno con su elemento. Si alguno de ustedes muere, su elemento muere con él. Pronto descubrirán algunos cambios en sus habilidades naturales, serán capaces de manejar a gusto su propio elemento. Es mucho para procesar, lo sé – nos miró con cara de tristeza- lo siento.

Todos estábamos atónitos, ¿nos dijo que ahora somos algo llamado "los elementales" y que podemos manejar nuestro elemento, en mi caso la oscuridad? Debe estar loca

-Vale, gracias por ayudarme, pero yo no quiero escuchar más locuras- Dijo Becca con su típica sonrisa.

-No son locuras, revisad vuestro talón. Descubriréis una marca, tú, chica de fuego encontrarás una llama tatuada allí.

Becca levantó un poco su pantalón para poder observar, y era verdad, allí estaba la marca. Todos mirábamos atónitos esa escena.

-Deben huir ahora, como dije antes, son 6, ahora sólo están ustedes cuatro, deben buscar a los dos restantes y encontrarlos antes que el concejo, ellos no son lo que aparentan...-su rostro demostraba decepción- Ahora vayan, yo intentaré retrasarlos. Y por favor cuiden de ustedes.

-¿qué? ¿Esperas que huyamos y nos pongamos en marcha en busca de dos chicos por qué tú lo dices?- dije sobresaltado

-¡No me importa si lo harán!-dijo furiosa el hada- ¡lo único que necesito es que sobrevivan, niños!

Todos estábamos asustados al ver al hada tan enojada.

Al final decidimos no discutir más, ella nos salvó, y si nos quedábamos allí posiblemente moriríamos cuando bajaran los guardias del concejo.

Leonor nos guió a través del edificio hasta llegar a la azotea. El hada se despidió de nosotros con tristeza, posiblemente la asesinen por ayudarnos tras hacerla confesar todo lo que sabe de nosotros.

Estábamos solos en la azotea, nadie hablaba, sólo nos mirábamos con confusión, el sonido de pasos nos asustó más, el ángel y el dragón extendieron sus alas. Sarah y yo lo supimos al instante, escaparíamos volando de aquí. Yo me encaminé rumbo a Becca suponiendo que ella sería quien me iba cargar y llevarme volando con ella. Pero una mano me tomó del brazo, al girarme vi a Elliot, a pesar de estar sudando y cansado como el resto de nosotros, él se veía guapo como siempre.

-Tú vas conmigo, gritón- dijo a mi oído Elliot cuando me acercó a su pecho. Y en un segundo estábamos surcando el cielo junto a Becca quien llevaba en brazos a Sarah, así como el ángel me llevaba a mí en sus fuertes brazos.



Nota del autor: 

Hola chicos, el siguiente capítulo será narrado por Elliot, y en multimedia encontrarán una imagen de un actor que imagino para representar nuestro Ángel. 

Si tienen alguna duda, no olviden escribirme y con gusto responderé a su inquietud. 

Saga Elementos y Sombras I : Oscuridad CrecienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora