Capítulo 4

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El toque de queda inició hace media hora, me encuentro sentado tras unos contenedores de basura evitando que algún cazador de Mythis logre verme. Un aleteo se escucha cada vez más cerca, pero no era un ave, era algo mucho más grande, era Becca acercándose.

La chica dragón aterrizó frente a mí con sus alas extendidas, su piel un poco rojiza y ligeramente escamosa. Aunque su figura es semi-humana(a excepción de las alas y la cola) por no ser un Mythi pura, ya que su madre es humana.

-¡Finalmente llegas! ¿Y se supone que soy el impuntual?

-Deja de quejarte, no tenemos tiempo mis padres sospecharán si tardo mucho. ¿Estás listo? Sólo encamínate hacia el cementerio. Yo iré a los volcanes más cercanos.- después de decir eso, ella preparó sus alas para el vuelo y me observó impaciente para que yo tomara mi dirección.

-Ten cuidado, Becca, paso por ti en la mañana para ir al instituto.- Traté de ocultar mis nervios. Estábamos incumpliendo una orden directa del concejo, lo que menos quería era alterar los nervios de mi mejor amiga.

Ella no respondió, simplemente desplegó sus alas y se elevó. Por lo cual también decidí correr hacia el cementerio, siempre atento por si algún humano se encontraba cerca.

En la noche el cementerio era una vista perfecta, no había ningún humano o Mythi cerca, esta paz y tranquilidad que me otorgaba, recorría mi cuerpo, me sentía más fuerte; era el momento perfecto, debía dejar salir mi naturaleza Mythi: Simplemente cerré mis ojos y permití que las voces en mi cabeza hablaran más y más fuerte, esta vez quería que sus voces me comunicaran cada posible muerte, esta ocasión no me reprimiría; tomé aire, dejé que mi magia oscura se asentara en mi garganta para luego liberar todo en mis gritos. Cada vez se hacían más fuertes, aunque los humanos no lo escucharían a menos que yo quisiera que lo hicieran, los Mythis si lo harían, por eso debía hacer esto rápido aunque quería tomarme mi tiempo, esta sensación de libertad era exquisita.

No sé cuánto tiempo llevaba haciendo mi labor, pero fui interrumpido bruscamente cuando sentí una mano tomar mi camiseta y lanzarme contra una lápida. Me levanté tan pronto como pude, esperando defenderme contra algún cazador de Mythis que me había encontrado. Me llevé una gran sorpresa al hallar en su lugar a un ¿Ángel? ¿Qué hace otro Mythi acá? Peor que eso, ¿qué hace un asqueroso Mythi del pueblo de la luz en plena noche?

-Sabes, idiota, algunos intentamos dormir. O lo intentábamos hasta que tus horribles quejidos nos despertaron.- El ángel me miraba con enojo y asco.

-Y algunos intentamos salvar algunas vidas, así que mejor vuelve a tu nido, estúpida ave- Le dije mientras me levantaba del suelo y me daba vuelta dejándolo atrás.

-¿salvar vidas, realizando tu labor en contra de la ley? ¡Lo que buscas es que te asesinen, gritón!- me tomó del hombro y me giró bruscamente hacia él.- Por cierto, pequeño. Me gusta que me observen cuando hablo.-cuando él me giró eliminó gran parte del espacio que nos separaba, al levantar mi vista del suelo detallé

Su cabello era castaño oscuro; sus ojos eran hermosos, tenían un color avellana, que resaltaba su piel morena; sus brazos eran fuertes, todo su cuerpo lucía una musculatura que era más notoria gracias a la ceñida camiseta blanca que llevaba puesta; pero lo que más sobresalía en aquel chico, eran sus grandes alas de plumas blancas. Era realmente guapo (a pesar de ser un detestable Mythi de la Luz)

-¡Eh, Gritón!- dejé de pensar sobre la apariencia del ángel para poder continuar la conversación

-¿qué quieres?, ya terminé de realizar mi labor. Si no te importa, es hora de irme. Y mi nombre no es gritón.

-¿Los de la oscuridad son todos así de irritantes? Además de imprudentes, lo digo por la rebeldía contra el concejo.- Me observó un momento antes de continuar. -¿Cómo es tu nombre?

-Primero, no todos somos irritantes, además no soy imprudente, sólo intento ayudar. Me llamo Aaron, ahora déjame irme.- Le di un pequeño empujón para poder alejarme de él- Eres tan horrible como cada Mythi que está dispuesto a asesinar y permitir la muerte de los humanos por esta estúpida guerra.

-¿y acaso te crees mejor que nosotros por dar unos pocos gritos en este cementerio?, todo vuestro pueblo, los oscuros, son asesinos a sangre fría. ¿O me equivoco? ¿Tienes un pasado mejor?

En eso momento sentí como si algo estuviera entrando en mi mente, buscando algo. Soy un estúpido, debí recordarlo antes, los ángeles pueden entrar en la mente de los demás. ¿Quién se cree él para intentar ingresar sin permiso a la mía?,se llevará una sorpresa conmigo.

-¡Auch!- dijo mientras se arrodillaba por el dolor

No pude evitar reírme, ¿A caso este chico era tan novato siendo ángel, como yo siendo banshee?

-No puedes leer la mente de una Banshee, idiota. En mi mente hay demasiadas voces susurrando presagios. Espero que eso te enseñe a respetar la privacidad de los demás.

-Da igual- dijo secamente, mientras se incorporaba tras la jaqueca

-Correcto, no importa, en este momento yo me iré a casa para poder descansar, y tú te puedes ir donde sea, siendo responsable de la muerte de muchos.- lo observé con desprecio.- Adiós.

-Elliot.- dijo mientras sonreía.

-¿Qué?- pregunté sin saber a qué se refería

-Mi nombre, es Elliot. Yo no te había dicho mi nombre.

-Como sea, adiós- me di vuelta, y me alejé de él.

Al escuchar el batir de alas del ángel me alegré, no quería seguir allí con ese engreído Mythi de luz, el cual era muy guapo. No, no era guapo. Los del pueblo de luz no deben serlo, debo dejar de pensar en ese chico con hermosos ojos color avellana. debo librar mi mente de  Elliot. 

Saga Elementos y Sombras I : Oscuridad CrecienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora